Sr. López
Tía Ernesta (en serio), era la hermana mayor de la abuela Elena, quien contaba de ella que a los 16 de edad, de lo guapa, le sacaba resina a los postes de telégrafos, y que la cortejaban cinco hermanos, garrudos donceles de no mala pinta, hijos de un ranchero vecino, rico viudo cincuentón. Decía la abuela que todo Autlán soltó la carcajada cuando la Ernesta mandó a volar a los cinco y se casó con su papá, explicando en su casa que el señor no era panzón y los hijos, luego, quién sabe; que no era malo y los hijos, nunca se sabe… ¡ah! y que le iba a durar menos. Y sí, enviudó joven y heredó muy campante con tres hijos. No se volvió a casar. Era simpática.
Ya estamos en plenas campañas para las elecciones de miles cargos públicos, el próximo 2 de junio. Las de las dos candidatas a la presidencia de la república, son las más interesantes (señor Álvarez absténgase, por pudor).
No vale la pena comentar los mítines de arranque. Si los vio, no hace falta y si no, será que no le interesa. Destaca el aroma de nostalgia setentera (de tiempos del priismo imperial), del acto de doña Sheinbaum en el Zócalo de la CdMx, con -bajita la mano-, 90 mil asistentes gentilmente transportados (acarreados) por el gobierno. De a dos mil pesos por piocha (incluye transportación, refrigerio y pago por su amable cooperación), más sonido, renta de sanitarios, templete, etc., el evento de la señora nos salió en unos 190 millones de pesos, de nuestro dinero, como marcan los cánones del Manual del Mapache Moreno. Total.
Tampoco llama la atención que doña Sheinbaum haya dado inicio a su sedante discurso, reconociendo los logros de su líder y elector, el presidente López Obrador. Nobleza obliga. Ni que haya prometido que habrá continuidad y que “vamos a seguir con la transformación” (¿vamos?, Quimosabi). Allá ella.
El tenochca estándar de mítines está hasta el copete. Son más llamativos los debates entre candidatos. En esta ocasión debatirán las candidatas a la presidencia (don Álvarez, usted, calladito), los domingos 7 y 28 de abril y el 19 de mayo, a las 20:00 horas.
Sin intención torcida, este menda sugiere a doña Xóchitl, algunas preguntas para su debate con doña Sheinbaum, solo con ánimo de que no se les caiga el ‘raiting’.
Se propone que antes que nada, le pregunte si ella considera que su autoridad moral y política están por encima de la ley y si piensa que es un cuento que la ley es la ley (digo, para calibrar qué entiende doña Sheinbaum por “continuidad”).
Otras preguntas pueden ser, si seguirá visitando Badiraguato, dando abrazos a la delincuencia y reduciendo el presupuesto en Orden Público y Seguridad Interior (va en un 30% menos). También, si en caso de ser Presidenta visitaría y saludaría de mano a papás o mamás de capos de la delincuencia organizada. Ya en esas, que le pregunte si seguirá sin recibir a mamás de niños con cáncer y madres buscadoras. ¡Continuidad!
También puede ser bueno que le pregunte si seguirá riéndose de las masacres y diciendo que los homicidios van bajando como en este gobierno cuya Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, informa que del 1 de diciembre de 2018 al 29 de febrero de 2024, son ya 180,609 homicidios dolosos (más o menos 30% arriba de Peña Nieto; el doble que Calderón; más del triple que Fox).
No debe dejar de lado doña Xóchitl, lo relativo a la salud pública; por ejemplo, que le pregunte si ella, en caso de ser Presidenta, seguirá reduciendo el presupuesto al sector salud que hoy es del 2.9% del PIB (según la OCDE somos uno de los países con menor gasto en salud, abajo de Perú que gasta el 4.3% de su PIB).
¡Ah!, muy importante: para cuándo promete un sistema de salud como el de Dinamarca y si recomendará el uso de estampitas religiosas contra enfermedades contagiosas. También si seguirá con el desabasto de medicinas (la megafarmacia que ni la mencione, sería rudeza innecesaria).
Que doña Xóchitl le pregunte a la candidata de Palacio, si piensa mantener cerrados los refugios de mujeres maltratadas y las estancias infantiles. Y que le recuerde que si de continuidad estamos hablando, no olvide que sobre esas estancias para niñitos, su Faro y Guía, declaró el 1 de marzo de 2019: “En cosas de este tipo no voy a cambiar, no voy a ceder. Tengo que ser estricto” (329,000 menores eran cuidados en esas estancias).
Si se acomoda, por no dejar, que le pregunte si seguirá manteniendo a los 22 mil siervos del Presidente (es curiosidad del tecladista, si quiere, que no se lo diga).
Sí es importante que pregunte a doña Sheinbaum, cuándo empezará a refinar Dos Bocas, cuándo se termina el Tren Maya y hasta cuánto dinero piensa tirar a la basura sosteniendo el AIFA y Mexicana de Aviación. ¡Ah!, y si piensa seguir escondiendo cuánto costaron por ser de seguridad nacional el despilfarro.
Que no se le pase a doña Xóchitl, el tenochca en quiebra tiene interés en saber si con ella en La Silla, seguirá creciendo la economía menos del 1% anual, aumentando la deuda pública y regalando petróleo a Cuba.
Si ella, si se aloja en Palacio, seguirá intentando desaparecer al INE y los órganos autónomos, la Suprema Corte y ordenando a los legisladores no cambiar una coma a sus iniciativas. Si continuará poniendo militares en tareas civiles. Si seguirá mandando golpear migrantes. Si invitará a dictadores a celebrar el 16 de septiembre.
Si investigará el fraude a Segalmex y la posible corrupción de familiares y amigos de altos funcionarios de este gobierno (ya sabe quiénes). Si auditará la nómina de la pensión a adultos mayores (hay 600 mil fantasmas, unos 21 mil 600 millones por año).
Como preguntas misceláneas: si insistirá en que España y el Papa se disculpen; y que Austria nos regrese el penacho de Moctezuma. Si en su hipotético gobierno, tendrá la culpa de todo Calderón. Si también recibirá dinero en sobres y maletas (la 4T debe seguir). Si informará de las causas de la caída del tramo de la Línea 12 del Metro y preguntando cuánto gana Loret.
Y con eso, sabremos por quién no votar.