CIRO CASTILLO
Eso que se vivió el miércoles pasado por la tarde al Poniente de Tuxtla Gutiérrez en el Fraccionamiento La Gloria, se llama miedo.
Sabíamos que tarde o temprano pasaría algo así y pasó. Por supuesto que nadie lo desea, pero pasó.
Fue algo para lo que nadie estaba preparado. Ni los cuerpos de seguridad, ni los reporteros (no acostumbrados a ese tipo de noticias), ni la población, ni los usuarios de redes sociales, en las que se expandieron videos e imágenes, pero también una serie de especulaciones y noticias falsas.
Nos sucedió como el texto de aquella canción que interpretaba el recién fallecido, José Manuel Zamacona: nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido.
Por años nos hemos quejado de la inseguridad en Chiapas, pero no había punto de comparación con estados como Baja California, Tamaulipas, Chihuahua y en años recientes, Guanajuato. Ahora ya sabemos lo que significa tener miedo…
NO NOS ACOSTUMBREMOS
Como sociedad estamos atados de manos ante este tipo de acontecimientos violentos.
Como medios, lo único que podemos hacer es informar lo más apegados a la realidad, porque tampoco somos expertos ni tenemos los hilos de los acontecimientos.
Que si fue un enfrentamiento entre dos carteles. Que si fueron cinco muertos o seis. Que si hubo más heridos o detenidos.
Que si la autoridad municipal y estatal no hizo lo suficiente. Que si es la FGR la que debe atraer el caso. Que dónde estaba la Guardia Nacional, organismo creado supuestamente para mejorar los indicadores de seguridad. Que dónde estaba la Sedena.
Todas son especulaciones, supuestos, dichos, rumores, comentarios, incertidumbre, la incertidumbre que genera el miedo.
Que si el mismo día de los hechos la ciudad lució desierta en la noche. Por su puesto, faltaba más. Quizá es una señal de que el episodio violento caló para que no nos acostumbremos a vivir con miedo…
AGOREROS
No faltan los agoreros del mal, los que intentan ver moros con tranchetes en cada hecho que sucede.
No faltan los que hablan de una descomposición en Chiapas, un estado que siempre ha vivido sumido en una serie de problemáticas que pasan por la pobreza.
Es inevitable, somos la entrada a México o la salida de Centroamérica, como lo queramos ver.
Ojalá que haya un reforzamiento de la seguridad en todos los frentes del estado.
Pero también, ojalá que no caigamos en la especulación fácil que no nos llevará a nada; solo a sembrar más miedo…
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