Mentira: La Feria

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Sr. López

Se lo conté hace mucho. Tía Martina dejó a su esposo el mismo día que le confesó sus infidelidades (estaba el tío muy grave, creía morirse), pero no lo dejó por eso sino porque, según ella dijo: -Es un majadero, yo sabía que me engañaba, no era mucho pedir que me mintiera -bueno, ella se entendía (y no se murió el tío).

A ver… imagine a un tenochca simplex que todos los días se desmañana para ir a trabajar y que todas las quincenas no le alcanza el sueldo (46.6 millones que ganan hasta tres salarios mínimos, según Inegi); o piense en otro que trabaja y no recibe ingresos… sí, hay de esos, son casi 2 millones 700 mil; o en los 13 millones que trabajan por su cuenta (del ‘viene-viene’, al que vende chicles en parques y jardines, o traga lumbre en los cruceros; hasta los profesionistas que ganan muy bien, sí, también hay).

Ahora imagine a esos gallardos integrantes de la raza de bronce (unos, la mayoría, con la panza pegada al espinazo y otros, muy atentos al precio del oro), todos, muy preocupados por el reparto de plurinominales en el Congreso; atribulados por la asignación de curules por ‘cociente natural y resto mayor’ (es en serio). Trate de adivinar las acaloradas conversaciones que tienen los matrimonios (en voz baja, ya están dormidos sus hijitos), acerca de la importancia de mantener vigentes los órganos constitucionales autónomos, muy airados por las reformas constitucionales en puerta, en materia educativa; de acceso a la información pública y protección de datos personales; de medición de la pobreza y los programas sociales; y en materia energética y de competencia económica; para ni mencionar la del Poder Judicial y la del INE, que ya vendrán, ya lo verá, es cosa de tiempo, no coma ansias.

Sí, señor, a nosotros los del peladaje nada del interés común nos pasa desapercibido y nuestros afanes son los de la nación, que lo personal es secundario y como sea se arregla completar para la renta, estirar el gasto en el mercado o conseguir las medicinas de la abuela. La patria es primero… no es cierto.

Claro que no es cierto, la gente, ni se fija en sus gobernantes (en México, uno no sabe cómo sean en otras latitudes), contra lo que se pudiera pensar viendo grandes marchas que no dejan de ser un porcentaje menor de la ciudadanía; a pesar de columnas de opinión y artículos en que se analizan y critican las decisiones y omisiones de nuestros funcionarios; cuantimenos se fija nadie (casi nadie, no exageremos), en el desempeño de nuestros abnegados legisladores.

A nadie parece importarle nada y no es por una epidemia de irresponsabilidad, sino porque la gente tiene que resolver su vida cotidiana, faltaba más. A lo más a que llegamos como sociedad es ir a votar, aunque casi el 40% no se tome la molestia pensando tal vez con razón, que da lo mismo, que ya votaron dos sexenios por el PAN, regresaron al PRI y así como que un gran cambio, una mejoría como para darse nalgadas de gusto… pues no; básicamente todo siguió igual: los de arriba tan campantes y los de abajo bogando contra corriente, igual que ahora con Morena con la única gran diferencia de que esta parodia de administración de lo público, reparte dinero en efectivo aunque la deuda nacional aumente sin freno, en serio:

La deuda pública este gobierno la incrementó hasta llegar al 48.6% (como porcentaje del Producto Interno Bruto, PIB); con Peña Nieto fue el 43.6%; con Calderón, el 35.6%; con Fox, 28.2%; con Zedillo, por ahí del 25%… el mayor endeudamiento de los últimos 30 años, se dice fácil.

Y por el lado del crecimiento del PIB, este gobierno transformador, sí transformó la economía nacional, tanto, que dice la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), de la ONU, en su “Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2023”, que “en los seis años de gobierno de López Obrador (2019-2024) México será el país de menor crecimiento del PIB en América Latina, después de Argentina”. ¡Vamos por el segundo piso!

Sí, con este adalid de los pobres somos más pobres y el crecimiento anual promedio del PIB, gracias a su sabia conducción desde el atril de las mañaneras, será del 0.7% (por año, no se distraiga), el más bajo desde Miguel de la Madrid, según la Cepal. Con el innombrable Salinas de Gortari, el PIB creció un promedio anual del 3.98% (que Cristian Castro le cante la de “vuélveme a querer”, sí, nadie sabe el bien que tiene hasta que lo ve perdido… ya que nos perdone). Por el lado del empleo, tampoco hay buenas noticias, se crearon 1.8 millones de empleos formales en el sexenio cuatrotero y en el de Peña Nieto, casi el doble, 3.5 millones. Y la inversión extranjera durante este idílico gobierno ronda los 164 mil millones de dólares (mdd), también debajo de don Peña Peñita Pena con casi 180 mil mdd.

Así las cosas, doña Sheinbaum insiste: vamos a continuar con su legado… no va a haber marcha atrás… no va a haber traiciones… es el mejor presidente de México. ¡Úchale!

Pero, pero momentito. Doña Sheinbaum también sabe mentir. Nada más recuerde que en el segundo debate, frente a cámaras y micrófonos en cadena nacional, soltó muy tranquila: la deuda no ha aumentado realmente… hay más empleo histórico… inversión extranjera directa en el máximo histórico… no ha habido aumento en el precio de la gasolina (señora, la Magna pasó de $18 por litro a $24)… no hay inflación (es la más alta en 16 años y en alimentos la más alta en 24 años).

Y esto es un alivio enorme. Doña Sheinbaum sabe mentir. Esperemos que su admiración irrefrenable por López Obrador sea fingida. Que tenga muy claro que le hereda un barril de pólvora con la mecha encendida. Que el país naufraga (sin exagerar), en una inseguridad pública ya insostenible. Que los nombramientos de gabinete legal y ampliado que le ha impuesto, estén en el lomo de un venado. Y que perciba con objetividad que el gobierno de los EUA nos tiene en remojo, a la espera de su actuar.

Sí señora, es nuestra esperanza. Que su amor sea fingido… qué más da, la vida es una mentira.

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