Más muertos

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LA FERIA/ Sr. López

Hace mucho le conté del vecino de la tía Amelia (la de los 12 hijos varones), señor elegante, todo él buena educación, que la reconvino por las palabras de alto octano con que regañaba a sus hijos y por el uso pedagógico que daba a la tranca del zaguán: -Señora, disculpe la intromisión, pero así no se educa a los hijos, más moscas atrapa la miel, señora… si me permite -y la tía, señaló la puerta: -Pase, pase usted, ayúdeme con mis muchachos –entró el señor y al poco salió rodando, saco roto, camisa rasgada, corbata ahogándolo, boca sangrando, que medio sentándose en la banqueta, gritó: -¡Rómpales la madre, señora, rómpales la madre! -rigurosamente verídico.

Ayer no se firmó el acuerdo de paz para la Franja de Gaza. Se firmó un acuerdo para “garantizar” la tregua firmada la noche del 8 de octubre entre Hamás e Israel, cuando acordaron la primera fase del plan de paz, que entró en vigor el viernes 10.

Esta guerra empezó por el artero atentado de los terroristas de Hamás a Israel en octubre de 2023 a lo que Israel respondió con una guerra de tierra arrasada y exterminio, son los bombardeos más destructivos desde la Segunda Guerra Mundial.

Los de Hamás mataron unas 1,800 personas, hirieron 14,300, secuestraron a 251 y cinco se reportaron desaparecidos; la evacuación fue de 200 mil israelitas.

Israel mató a 67,211 de gazatíes, hirió 169,961, con 14,400 desaparecidos y el desplazamiento de cerca de dos millones. El mundo entero (la parte decente), califica lo que hizo Israel, como genocidio. Sí es… pero los de Hamás, no son hermanitas de la caridad.

El Trump se empeñó en conseguir la paz en la Franja. Está bien aunque haya sido para ‘amacizar’ el Nobel de la Paz (que no le dieron, lero, lero).

Da lo mismo, ayer en Egipto, con 30 jefes de Estado como testigos, firmaron Egipto, Turquía, Catar y por supuesto, el Trump, sin, SIN, la presencia de nadie representando a Israel ni a Hamás.

Como sea, ya entran cientos de camiones con ayuda humanitaria a la población civil de Gaza que Israel estaba matando de hambre. Eso no se hace. Pero, todo hay que decirlo, los de Hamás cometen atrocidades contra la población civil inerme. Eso tampoco se hace.

Antes, el ignorante Trump, en plan del rey del barrio, se dio una vueltecita por Jerusalén (haciendo esperar largas horas a los jefes de estado que estaban en Egipto para la firma), para decirle al parlamento de Israel (el ‘Knéset’, la asamblea): “terminó la larga y dolorosa pesadilla”. Le aplaudieron. ‘Tá bueno. Lo que no sabe el Trump es que entre israelíes y palestinos, con y sin acuerdos, en tiempos recientes, se han agarrado a balazos y bombazos en 2008, 2009, 2012, 2014, 2021 y 2022… ¿de veras terminó la pesadilla?

Palestina no olvida la Catástrofe (la ‘Nakba’), de la guerra de Israel en 1948, que desintegró la sociedad palestina: se les expropiaron hogares y tierras, se destruyeron más de 500 poblaciones, se expulsó de su propio país a 700 mil palestinos y se les negó (y niega), su derecho a regresar: a la fecha viven hacinados en campamentos de refugiados 5.4 millones de palestinos. No, no se olvida tan fácil. Y el genocidio indescriptible con la demolición de ciudades enteras de este conflicto reciente, tampoco será olvidado.

El burdo Trump, saboreando el momento, después de la firma, no pudo mantener cerrada su bocaza y declaró: “(…) nadie podía creer que estuviéramos aquí, certificando y terminando todo, y todos estuvieran contentos. Nunca antes había visto tanta felicidad (…)”; y refiriéndose al acuerdo, dijo: “(…) Fue el más grande de todos y francamente, pensé que probablemente sería el más difícil y quizás en muchos sentidos lo fue, pero teníamos mucho talento”.

Superándose a sí mismo en su capacidad de exhibir su ignorancia y barbarie, agregó: “Han hecho falta tres mil años para llegar a este punto, ¿pueden creerlo?”

¡Ay, don Trump!… hace tres mil años estaba el rey David poniéndose de acuerdo con los reyes Saúl y Salomón para unificar Israel, lo que consiguió pero nada más duró 75 años porque diez de las tribus de Israel, se separaron cuando murió Salomón y no les cuadró su heredero (para que vea lo facilito que es lograr acuerdos por esos rumbos).

Este acuerdo que dice el Trump, es “el más grande”, sigue después de un rosario de acuerdos y tratados, del siglo XX para acá, casi todos fallidos: Plan de Alón, 1967. Plan Rogers, 1969. Conferencia de Ginebra, 1973. Acuerdos de Camp David, 1978. Tratado de paz egipcio-israelí, 1979. Conferencia de Madrid, 1991. Acuerdos de Oslo, 1993. Tratado de paz israelí-jordano, 1994. Cumbre de Camp David, 2000. Acuerdos de Abraham, 2020. Y ayer, el alto al fuego en Gaza.

Este lío es un nudo gordiano y no hay espada alejandrina que lo corte. Todo lo enredó la Pérfida Albión, el Reino Unido, cuando tenía el mandato sobre Palestina y sacó su Declaración Balfour en 1917 (del canciller británico, Arthur J. Balfour), anunciando su apoyo al establecimiento de un hogar nacional para el pueblo judío, en Palestina, declaración de la que el Balfour dijo (memorando confidencial de 1919, ya desclasificado): “no nos proponemos siquiera pasar por la formalidad de consultar los deseos de los actuales habitantes del país… (el sionismo tiene) una importancia mucho más profunda que los deseos y prejuicios de los 700 mil árabes que ahora habitan esa antigua tierra”. Lindo el tipejo. Luego vino la ONU a terminar de amarrar las navajas en 1947, al arrancar parte de su territorio a Palestina, para Israel.

Ya nadie tiene la razón. Todos han hecho barbaridades al vecino. La posible solución sería YA aceptar que Palestina es también un país, un Estado nación. Y quién sabe.

Y toda esta maroma para ni mencionar la última tragedia en México por las inundaciones, confirmación de la inutilidad del gobierno cuatrotero de la señora del segundo piso. Pobre país. Las autocracias que se respetan dan resultados y mitigan tragedias, estos no; estos todo creen arreglarlo con discurso y babas, y suman muertos, cada vez más muertos.

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