Mal de malas y empeorando: La Feria

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SR. LÓPEZ

Hace mucho le conté de la prima Carlota, ¡esa!, la de piernitas chorro de leche, cuerpo de manguera y cara de promotora del celibato. También le comenté que era la adoración de tío Daniel, su papá, adinerado ferretero que cada año compraba todos los boletos que emitía el colegio de la niña, para elegir a la Reina de la Primavera, consiguiendo que encabezara todos los desfiles del plantel. Luego, cuando cumplió 15 la nena, le hizo una fiesta como de boda de postín, considerando la dificultad de que fuera a contraer nupcias (como fue)… bueno, ni novio tuvo, nunca, ni uno. Pero eso sí, ella en su recámara tenía (tiene), todas sus fotos vestida de Reina. ¡Ajúa!

Encuestas van, encuestas vienen. Que sube, que baja la popularidad del Presidente… y no acaba uno de saber de qué le serviría a México que Andrés Manuel López Obrador fuera más querido que el Chavo del 8, aunque, ya en serio, siempre es mejor que la gente lleve en su corazón al Jefe del Ejecutivo, como su ‘detente’ patrio… ¡para el dolor de cabeza y de vientre!, ¡para la caspa y la tos!, ¡para el mal sabor de boca y de amores!… ¡llévelo!, ¡llévelo!

En los primeros meses de su gobierno (es un decir) el Presidente rondaba el asombroso 81% de aprobación (promedio de encuestas, Oráculus, febrero de 2019, que coincide casi exactamente con la encuesta realizada por De Las Heras Demotecnia); para este 15 de septiembre pasado, ya anda en el 52.8% de popularidad (según #AMLOTrackingPoll de Consulta Mitofsky para El Economista). Eso prueba la verdad universal de que después de hasta arriba… todo es de bajada: el precio del éxito, ni modo.

Otra manera de tratar de saber cómo va la cosa es revisar al revés: la impopularidad o desaprobación. Al comenzar su periodo, lo rechazaba el 14% (dijo en su momento De Las Heras Demotecnia), y al 15 de septiembre, le cae en la mera puntita del hígado al 47% (según dijo Consulta Mitofsky)… y que suba la impopularidad el 33%, es mucho.

Peeero, en nuestra risueña patria no son muy de fiar las encuestas, no por culpa de los que las realizan (ese que se rio, ¡se me sale!), sino porque el tenochca simplex promedio no siente ninguna inquietud si miente al responder, no nos tomamos en serio las encuestas, no confiamos en ellas y hacemos bien: no somos sajones-protestantes, que si mienten no duermen por los remordimientos; acá nos molestan solo las mentiras mal dichas, que nos cachen, pues.

Y pensando, pensando en cómo tener una idea cercana a la realidad sobre la popularidad y capacidad de convocatoria de nuestro Transformador Nacional, el Espíritu Santo iluminó la sesera de este menda:

El número de firmas de apoyo a la Consulta Popular -sobre quemar en leña verde a los expresidentes-, y la venta de cachitos de la Lotería: ¡Eureka!… 

Si de verdad nuestro Presidente trae en la bolsa al 52.8% de nosotros los orgullosos integrantes del patriótico peladaje, se podría aplicar ese porcentaje al Padrón Electoral (90 millones 995 mil 885 ciudadanos mayores de edad, en pleno goce de nuestros derechos cívicos, ¡sí, señor!), lo que viene a ser la bonita cantidad de 48 millones 45 mil 827 ciudadanos que aprueban al señor Presidente, lo quieren, confían en él y están listos a brincar en cuanto diga ¡rana!

Bueno, pues boletos para la rifa del avión que no se rifó, se vendieron cuatro millones 79 mil cachitos (palabra presidencial), los demás boletos que jugaron en el sorteo, los compró el Presidente con dinero del erario y los repartió porque es generosote (algún día alguien nos dirá qué partida del Presupuesto de Egresos está destinada a jugársela en la Lotería, sería un detallazo).

Y para solicitar la Consulta Popular de linchamiento legalito de expresidentes, firmaron solamente  800 mil furibundos ciudadanos ansiosos de hacer justicia punitiva (dicho por el mismísimo Presidente en su gustado programa mañanero de variedades del 14 de septiembre)… otra cosa es que en 36 horas, mágicamente Morena consiguió el millón de firmas faltantes a pesar de lo cual, el Ejecutivo prefirió mandar su solicitud personal, no fuera a resultar que el millón de firmas de copete sean balines.

(Una interrupción, pide un atrevido lector: -No es por nada, pero imagínese usted señor tecladista, que la rifa del avión la hubiera organizado el PRI en sus buenos tiempos… hubieran vendido TODOS los boletos y habrían rifado el avión, nada de medias tintas… se lo hubiera sacado un compadre del Presidente y habría rumores, rumores… -y sí, para hacer travesuras hay que tener no solo bien dura la cara sino bien abastecida la alforja de mañas, ¡qué tiempos aquellos! Y de las firmas solicitando la Consulta… hubiera habido masas en calles, avenidas y plazas públicas, clamando por la Consulta y filas interminables de firmantes, aunque la prensa crítica diría que era sospechoso que los formados, todos, tuvieran el pelo cortado a rape, con aire militar. Cuando teniendo todo el poder ni un par de numeritos de carpa le salen, nomás piense cómo están manejando los asuntos nacionales, poquito más complicados).

Como sea, los números no mienten: la capacidad de convocatoria del Presidente quedó en el 4.48% (por compra de cachitos), y en el 0.88% de firmas para la Consulta. En el mejor caso, ¡4.48!, en el peor, menos del uno por ciento y su ‘aprobación’ del 52.8%, que la guarde donde no le den el aire ni el Sol.

Queda el recurso de seguir sembrando odio para tratar de cachar seguidores. Bueno, que le siga, nada más que eso no es de resultados seguros, ya ve usted que del odio al amor hay un paso y como vamos ya hay algunos que empiezan a extrañar a los malos.

Igual, ya pasado el trago gordo de la rifa y quemado el cartucho de azuzar a la gente contra esos horripilantes personajes -que él pensó provocaría un torrente de aprobación a su favor-, se pregunta uno: ¿qué sigue?, sí, qué sigue, con qué piensa mantener entretenido a un país de casi 91 millones de electores, para que en 2021 se olvide que él y su gobierno, están mal de malas y empeorando.

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