Mal arreglo: La Feria

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Sr. López
Este menda, ya grandecito, preguntó a la abuela Elena, la de Autlán, cómo era posible que tío N pudiera tolerar que fuera “tan suelta” su esposa, tía X (sin nombres, es asunto penoso). Y la abuela, que nunca tuvo pelos en la lengua, atajó: -No es “suelta”, es una güila redomada pero lo mantiene y él con tal de no trabajar… tú no los trates -¡vaya arreglo!

Hay quienes se relamen los bigotes porque dentro de once días, termina el sexenio del arrimado en Palacio Nacional, antes Casas Nuevas de Cortés, Palacio Virreinal, Palacio Imperial, hoy, residencia de su majestad Andrés Manuel I (y esperemos, último, porque lo de Andy II va en serio).

Esos optimistas piensan que ya siendo expresidente, estará en riesgo cierto de que desde los EEUU, le pongan una corretiza como para que el redentor patrio, rumbo a Cuba, rebase al Speedy González (¡ándale!, ¡ándale!).

Lamenta su texto servidor decirles que no… bueno, que puede que no. Depende de que doña Sheinbaum desista en lo de esfumar los órganos constitucionales autónomos, que son los que importan a los EEUU, porque deben proteger a sus inversionistas en México e impedir que se violen los términos del T-MEC (y que cualquier pelagatos se burle de ellos, porque así nos ven, no se crea lo de los “amigous”, para el imperio somos unos pelagatos). Y lo del Poder Judicial les importa un reverendo y serenado cacahuate, sus empresas litigan en su país y arbitran en instancias internacionales y lo que pase acá a nosotros los del peladaje, como acá lo cocinamos que acá nos lo traguemos. Ni modo que suden nuestras calenturas.

En ese caso, si doña Sheinbaum lleva la fiesta en paz con el tío Sam, los robustos expedientes en manos de varias fiscalías de los EEUU, relacionados con este gobierno y la delincuencia organizada, seguirán cerrados, pero si trepada en el pedestal macuspano del ‘soberanismo’ chancla pata de gallo, que de verdad se cree por encima de los compromisos firmados y ratificados por nuestro país, doña Sheinbaum ordena a los legisladores suyos de ella que aprueben la desaparición de esos órganos y los decreta (igual que la reforma al Poder Judicial, con fondo musical no del himno nacional, cómo cree, sino de ‘El rey’, ese que con dinero y sin dinero hace siempre lo que quiere), entonces sí nos revientan la economía y a la actual chusma política, sin miramientos, le descompondrán el extremo inferior de sus sistemas digestivos (la mera salidita).

Pero si la que ya será Presidenta de México, deja en paz ese asunto, el callado (je je… es broma), residente en Palenque podrá disfrutar a plenitud de su mal ganado retiro después se transformar a México (hasta dejarlo irreconocible, verdad de Dios).

Nunca rendirá cuentas y nadie le podrá cobrar ninguno de sus fiascos y barbaridades como su millón cien mil muertos, SUS muertos, y no exagera el tecladista: casi 200 mil homicidios; 626 mil muertes en exceso por el Covid 19, estimados por la Organización Mundial de la Salud de la ONU -no los 325 mil que arrojan las cifras oficiales-; más -ojo, mucho ojo-, 200 mil muertos adicionales registrados como “neumonía atípica”, “infarto” o “influenza”, el mero mole de este gobierno, mentir, siempre mentir; y sume 50 mil “desaparecidos”; 13,140 niños con cáncer, uno cada cuatro horas, según la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer, AMAC; más 21,469 feminicidios. La suma es millón 110 mil 609 muertes que debieron ser menos, muchas menos, sin “abrazos”, con tapabocas, con vacunación oportuna, con medicamentos, con acciones policiacas, no con “presencia” militar, inútil “presencia”.

Ningún Presidente de México ha propiciado tantas muertes, para que calcule usted el horror de esto que se ha normalizado por la catarata de cifras, tome en cuenta que en la que llamamos Revolución Mexicana, según estudio de Robert McCaa de la Universidad de Minnesota, hubo un millón 400 mil muertos (contando los 460 mil por la epidemia de influenza de esos ayeres)… sí, pero eso fue en una guerra civil que duró más de diez años. Ahora, en este sexenio idílico de transformación nacional, de humanismo tropical, un millón 110 mil 609 muertes, así de esperpéntico fue este gobierno.

Cuantimenos nadie le reclamará la deuda pública que él, el que alardea de no haber endeudado a México, la aumentó 6.6 billones de pesos, en números absolutos, más que cualquier otro Presidente (la recibió en 11.2 billones de pesos, la deja en 17.8 billones de pesos, la creció el 59%… 58.92% por si es usted el preciso). Nos endeudó para hacer sus inútiles magnas obras (que no ha terminado, ninguna), para dilapidar en la larguísima campaña presidencial y en una corrupción como jamás conocimos (recuerde siempre que en la nómina de la pensión a los viejos, tienen un millón más que los censados: tres mil millones mensuales que alguien se embolsa).

Y los desastres misceláneos que los busque otro: salud y educación pública, por ejemplo, pero eso sí: ¡es un honor!

Todo esto y más, lo sabe muy bien la ya inminente Presidenta de México, de eso no tenga duda. Quien le entregará el poder el 1 de octubre, sabe que ella sabe. Por eso la desconfianza. López Obrador es más desconfiado que un judío en Berlín, vecino de Hitler; por eso el control que conservará de Morena, con la señorita Alcalde y Andy su hijito vigilándola (se repite lo de la desconfianza enfermiza del señor con micrófono); por eso sus incondicionales en la Cámara de Diputados y Senadores, antes Poder Legislativo, hoy Poder Leguleyo; por eso su necedad en destruir el Poder Judicial, para hacerlo Poder Jorobado; por eso sus impresentables de gobernadores en 24 entidades.

Y por eso también los expedientes de doña Sheinbaum (Segundos Pisos; Colegio Rébsamen, Línea 12), que tiene a buen resguardo, no se vaya a ofrecer. Por eso, doña Sheinbaum lo respeta, lo admira y lo quiere mucho, por todo eso.

Pero lo más probable es que ya con el poder, la señora, que es muy inteligente y de carácter muy fuerte (malo), buscará deshacerse de tan mal arreglo.

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