Las facilitas: La Feria

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Sr. López

El primo Danielito, como ya sabe usted, tenía (tiene) cociente de inteligencia de caracol de jardín. La Primaria la hizo en 10 años, para que le calcule. Ya en Secundaria sus papás le encargaron a Pepe, el más impresentable primo que tenerse pueda, pero inteligentísimo, que lo preparara para su quinto (!) examen extraordinario de álgebra, pero álgebra muy elemental. Y lo volvió a reprobar diciendo: -Es que Pepe me preparó para preguntas difíciles, me hicieron de las facilitas y de esas no sé -¡ah, bueno!
Al pensar en la desfachatez con que algunos políticos con poder, cometen grandes pifias sin ningún sentido de responsabilidad por las consecuencias de sus torpezas, conviene no dejarse dominar por la inútil ira.
Es mejor reflexionar a condición de no ilusionarse con que eso pueda resolver ni atenuar los daños que sufrimos gracias a sus estupideces. No hay medicina preventiva contra los malos gobiernos o cuando no son malos, para sus cándidas metidas de pata cuyo desenlace nunca pagan, cosa siempre a cargo y cuenta de la gente común (si acaso, sufren descrédito, pero lo atribuyen a sus enemigos y ya, tan frescos).
A lo largo de la historia se han visto desviaciones de los poderosos del buen criterio y la sensatez, de poner los pelos de punta. Si duda, nada más recapacite en qué estaría pensando Napoleón Bonaparte, que de tonto no tenía un pelo, cuando decidió invadir Rusia sin tomar en cuenta su inmenso tamaño y su invencible invierno. O pregúntese dónde tenían la cabeza los del gabinete imperial del Japón cuando en 1941 les pareció muy buena idea atacar a los EUA, y ya ve en qué paró la cosa: dos bombas atómicas y la firma del Tratado de Cooperación y Seguridad Mutua, que a la fecha mantiene a ese tan orgulloso país, en condición de protectorado yanqui (es el tratado de mayor duración en la historia, el tío Sam no se anda con pudores a la hora de cobrar afrentas).
Por supuesto viene a la memoria aquella vieja frase de la Grecia antigua, la grande, la clásica, la de esos inmensos pensadores: “A quien los dioses quieren destruir, primero lo vuelven loco” (no, no es de Eurípides, eso dicen los que saben que nadie busca la cita… bueno, este menda sí busca).
Asombra la sabiduría de los griegos de ese entonces porque se inventaron la diosa Hybris, que representaba la insolencia la falta de moderación, la desmesura, el traspasar los límites de la moderación y la prudencia, rompiendo con el orden natural del cosmos y del orden social; para los griegos de esos ayeres, era la máxima transgresión (no tenían el concepto de pecado, eso es ocurrencia de los judíos); pero los griegos eran muy vivos y crearon el opuesto a Hybris, la diosa Némesis, la diosa de la justa venganza que castigaba a los desobedientes en general y con temido rigor a los que incurrían en desmesuras desde el poder. Otro día con tiempo.
Como es fácil entender, no se recomienda hablar a nuestros políticos al uso, a los de este nuestro México lindo y querido, de diosas griegas. No entenderían nada (no saben nada), y si entendieran les daría risa. Tal vez por eso -o vaya usted a saber por qué-, a dos muy reconocidos psicólogos sociales de los EUA, David Dunning y Justin Kruger, les dio por estudiar la incompetencia, hasta llegar al concepto ahora conocido como el ‘efecto Dunning-Kruger’, consistente a brocha gorda, en el vicio del conocimiento que lleva a personas con poca competencia para alguna materia, a la arrogancia de sentirse superiores, sin consciencia de su real incapacidad (al mismo tiempo que los muy competentes suelen dudar de sus habilidades, cosas de los seres humanos que facilitos, no somos).
Dicen don Dunning y don Kruger, que los que tienen esa condición de incompetencia, aparte de ser incapaces de reconocerla, no son conscientes de hasta qué punto son incompetentes y no reconocen la competencia de otras personas; y llegaron a la conclusión de que entre mayor era la incompetencia del sujeto, menos consciente es de ella. Y encima, que es un “sesgo cognitivo, una forma de pensar y juzgar erróneamente”. ¡Zaz!
Para medir esa condición de incompetentes, parece ser que el mejor método, es dejarlos autoevaluarse y comparar con los resultados que obtienen en la realidad. Y ya.
Como no es difícil, usted ya imagina para donde va esto: el tiempo hará que luzcan en todo su esplendor los resultados de este primer piso del gobierno de la 4T. No discuta, espere y después, tampoco alegue, que el país estará reconstruyendo lo demolido.
Si piensa que este junta palabras exagera, nada más recuerde al Ingeniero Petrolero Nacional que reside en Palacio, cuando explicó que sacar petróleo no tenía ciencia, pues es hacer un agujero y ya (véalo en https://www.youtube.com/watch?v=xRjST8pTlbU; a uno no le crea nada). Y también dijo que Pemex era tan rentable que no necesitaba grandes inversiones (de enero de 2019 a junio del año pasado, el gobierno de López Obrador ya le había invertido a Pemex en dinero transferido en efectivo más reducciones de impuestos, 1 billón 320 mil millones de pesos 1’’320,000’000,000.00: para que le duela… ni le duele ni lo ve, ¡qué esperanzas!).
Él mismo declaró, el 25 de junio de 2019, muy en su papel de Solón tropical: “No crean que tiene mucha ciencia el gobernar (…)”. Bueno, gobernar así, al Estilo Macuspana, no tiene ciencia, en eso tiene razón.
Como sea, en su mañanera de ayer tuvo el detalle de hacernos saber que en su iniciativa de reforma al Poder Judicial le gustaría que se elija a jueces sin experiencia. Tal cual:
“Se nos fue en la iniciativa de que tienen que tener cinco años de experiencia los que puedan participar como jueces, magistrados y ministros, yo he estado en contra de eso y sin embargo se nos pasó”.
Después explicó que los abogados se van pudriendo con el tiempo y agregó que tampoco le parecen los cursos especiales para capacitar a los futuros jueces, y se preguntó: “¿Qué…? ¿Es muy compleja la impartición de justicia?”.
Pobre hombre, pobre México. Que nos echen las facilitas.

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