Sr. López
Tía Tacha (Anastasia), pasaba sola Navidad, Año Nuevo y sus cumpleaños, y sola se quedaba en las mesas de bodas y bautizos; en la familia (la materno toluqueña), nadie le dirigía la palabra; su marido desapareció sin avisar; sus cinco hijos, también (se los repartieron los tíos); el cura se la saltaba a la hora de dar la comunión; y sus vecinos le pagaban al señor de la basura para que vaciara el tambo en la puerta de su casa (tres veces por semana). Y todo por peleonera y por su manía de hablar siempre mal de todo mundo, todo el tiempo. La abuela Virgen, la de los siete embarazos, que era un alma de Dios, decía: -¡Pobre Tacha!, va directo al infierno -¡áchis!
Parece mentira que para los medios informativos, sea noticia que el Presidente esté atacando y tratando de desacreditar a Xóchitl Gálvez. O lo hacen a propósito para con la excusa de informar de la presidencial catilinaria del día, darle promoción gratuita a la señora. Son capaces.
Sí, sorprendería que los sorprendiera. Ya desde junio del 2018, Gabriel Zaid, dijo en Letras Libres, que es “(…) un artista del insulto, del desprecio, de la descalificación”. Y enlistó 113 majaderías y barbajanadas que suele usar.
Ya en La Silla, sintiendo el reconfortante calorcillo que da la Banda Presidencial, con la tranquilidad de hablar desde el Salón Tesorería de su casa (antes, Palacio Nacional), se soltó el pelo, amplió sus alcances y se dio a la tarea de descalificar no a personas sino a sectores.
A la fecha les ha cantado la bronca a médicos, periodistas, prensa nacional, prensa internacional, artistas, poetas y la UNAM. De los intelectuales que no coinciden con sus ideas, dijo que son “puro intelectual orgánico, alcahuete del antiguo régimen de corrupción, de injusticias, de privilegios”.
A los científicos los tiene en remojo y tal vez para que viera que sus palabras no caen en el vacío, la FGR persiguió a 31 del Conacyt, acusándolos de delincuencia organizada, operaciones con recursos de procedencia ilícita y peculado; encima, solicitó al Juez que se les diera hospedaje en un penal de máxima seguridad; dos veces los jueces determinaron que no había delito que perseguir, la FGR anunció que seguirá intentándolo (por lo visto, la política de abrazos está reservada para ciudadanos de otros ramos profesionales).
Nadie escapa a su detector de enemigos ficticios y ha denostado a madres de niños con cáncer, feministas, laboratorios médicos, sector energético y a los deudos de las víctimas del derrumbe de la Línea 12 del metro (“al carajo” los mandó, se ha usted de acordar); no le ahorra adjetivos a ambientalistas, defensores de los derechos humanos, consultoras, agencias calificadoras internacionales, organizaciones no gubernamentales, marchistas, manifestantes… y los legisladores que votan contra sus iniciativas son “traidores a la patria”.
En la larga lista presidencial de descalificaciones, están los partidos políticos opositores y no se salvan Suprema Corte, INE, INAI, COFECE, Sistema Nacional Anticorrupción (“simulaban que se combatía la corrupción”), Consejo Nacional para prevenir la Discriminación (Conapred), Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), ni el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE). ¡Ah! y a la jerarquía católica les dice que son “hipócritas, guardaron silencio en sexenios anteriores”… ha de ser, qué bueno que avisa.
Así, insultando, insultando y opinando, opinando de todo y de todos, parece que hizo confianza y se animó a criticar cosas de la vida interna de otros países; ahora por sus dichos, Perú está trompudo con México, igual que Argentina, Bolivia, Colombia, España y Panamá, cuyo presidente, Laurentino Cortizo, exigió respeto a López Obrador el 4 de febrero de 2022 (el gobierno de Austria no se incomodó, les pareció simpático lo del penacho de Moctezuma, que ni era de él y sí es de ellos).
Como parece que al Presidente no le gusta dejar las cosas a medias, tal vez repasando quién le faltaba insultar, se le fue encima a la clase media… ¡a la clase media!, por aspiracionista, egoísta e individualista, sin que ninguno de sus cercanos haya tenido oportunidad ni posibilidad de rogarle por el amor de Dios que no dijera semejante cosa, porque son nada más el 42% de los hogares nacionales, según el Inegi… y algo han de pesar a la hora de votar, algo.
Y regresamos a doña Xóchitl. Puede ser que el Presidente haya estado confiando en que los impresentables partidos políticos opositores, iban a poner de candidato a la presidencia a alguno de los de ellos y que eso no iba a significare ningún problema electoral, porque los opositores pierden solos y en todo caso, eso aumentaría la abstención, lo que con su voto duro, bien aceitado ($) y movilizado el mero día ($$), le hacía más fácil ganar las elecciones…. ¿sí?, pues ¡no!
Dijo que desde hace un mes, sus gargantas profundas (espías), le informaron que iban a montar a Xóchitl, que él ya lo sabía y no puede haberlo sabido porque ni ella lo sabía. Está descolocado. Su estrategia de traer a groserías a medio México y polarizarlo, lejos de inducir una actitud general de abatimiento y resignación en la permanencia de su movimiento en el poder, resultó al revés: la gente ha reaccionado muy favorablemente a la posible candidatura de Xóchitl porque la señora tiene una imagen pública que no saben combatir ni el Presidente ni los suyos: es exitosa por mérito propio, honrada a carta cabal, no es de ningún partido y con su estilo desparpajado conecta con la gente.
El otro factor que no tomó en cuenta el Presidente en que la raza anotaba a quienes declara sus enemigos pero también, a quienes llama sus amigos: dictadores como Díaz Canel de Cuba, Daniel Ortega de Nicaragua; Evo Morales, Pedro Castillo, ¡Trump! y personajes como Félix Salgado Macedonio, alimaña de la parte más fétida del albañal.
Así, las elecciones de 2024 serán elecciones, esto es, sin ganador predeterminado y si la gente sale a votar, no hay trampa que valga. Lástima, ahí para la otra.