Sr. López
La abuela Elena contaba anécdotas de un tío suyo, Cleto, casi todas hilarantes y algunas increíbles como aquella de que fue al rancho de un vecino a pedirle casarse con una de sus hijas y cuando el señor le preguntó cuál, le dijo que cualquiera, la que aceptara, que igual iba a tener hijos, acabar gorda y repetir la historia de todos. ¡Vaya!
Seguramente ha visto el acto en el que un señor mantiene girando platos sobre la punta de unas varas plantadas en el suelo, que mueve con habilidad para que no se caiga ni un plato. Más o menos así es gobernar este país… nada más que en el piso hay muchos platos rotos.
Doña Sheinbaum tendrá que atender simultáneamente varios asuntos graves, como salud, educación y economía, por mencionar unos, sin mencionar los muy complejos asuntos de política nacional y la guerra interna del partido en el poder.
Sin embargo, de entre todos esos problemas hay uno peor que cualquier otro, uno que es un verdadero manojo de cartuchos de dinamita, todos con la mecha encendida: el crimen organizado, la inseguridad pública que nos acogota.
Doña Sheinbaum parece muy confiada en resolver este colosal problema aplicando cuatro estrategias: 1. Apoyar a los jóvenes para que no se involucren en la delincuencia; 2. Mejorar las condiciones laborales de la policía, su formación y evaluación; 3. Implementar estrategias de inteligencia focalizadas en delitos de alto impacto y regiones específicas; y 4. Establecer una coordinación efectiva entre la policía y la fiscalía. Dicho por ella.
Para empezar, “los jóvenes” que se incorporan al crimen organizado, lo hacen por dinero, por estatus y por su infancia infame, que los lleva a pensar, sentir y comportarse conforme a las afecciones que padecen. Son en su mayoría asociales psicópatas de conducta patológicamente alterada que no reaccionarán positivamente a becas, canchas deportivas ni plantando árboles. Solo saber que sus delitos no serán impunes, saber que serán perseguidos y que se les aplicará la ley, los llevaría a contenerse. Y es el Estado el que tiene la obligación de aplicar la ley con rigor, rigor legal. Lo demás son discursitos guangos, evasivas. Estos últimos seis años “atendiendo las causas”, lo prueban.
Lo de mejorar las policías es indispensable pero tendrá que empezar de casi cero… pensándolo bien, de cero. No todas pero sí la mayoría de las policías estatales están de dar pena y las municipales de dar vergüenza. Esto se debe hacer con sentido de urgencia y cataratas de dinero. Por cierto, a ver cómo arma un cuerpo policial federal porque con la Guardia Nacional que ni cuente, esa es de los militares que están a sus órdenes, pero no a las del Batman García Harfuch. Y de conseguir la coordinación entre fiscalías y policía… bueno, primero que lo ponga en la ley (hoy son autónomas), luego que tenga policía y al final, que se las ingenie para que las fiscalías de todo el país se comporten y obedezcan.
Doña Sheinbaum insiste en que el modelo de seguridad que aplicó en la CdMx cuando fue jefa de gobierno, fue exitoso y que es el camino para arreglar la inseguridad pública nacional. Sí fue exitoso aunque no tanto como ella dice, pero igual, no se puede replicar en el plano nacional por varias razones: el territorio es enorme y muy complicado en amplias regiones; lo de ahora en el país, es paramilitarismo criminal (no las bandas modelo Tepito, señora); y la CdMx tiene muchos recursos, dinero, aparte de 3.9 policías por cada mil habitantes, mientras en el resto del país son 0.9 policías por cada mil habitantes. No son ganas de contradecir a la señora, pero no es por ahí, no es así.
Ya doña Sheinbaum se va a enterar que no era cuento lo que declaró en marzo del 2021 el general Glen VanHerck, jefe del Comando Norte de Estados Unidos, luego de comparecer ante el Comité de Servicios Armados del Senado: “(…) las organizaciones criminales trasnacionales están operando con frecuencia en áreas ingobernables, en el 30 a 35 por ciento de México”.
Eso era en 2021, ahora es mucho peor. Según AC Consultores de Alberto Capella (que sí le sabe a estas cosas), el Cartel Jalisco opera en 28 entidades del país; el Cartel de Sinaloa, en 24 entidades; el Cartel del Golfo, en 10 estados. Estiman que en el 60% de los municipios los delincuentes han sentado sus reales y que en el 81% del territorio nacional hay presencia del crimen organizado, con las más de 175 bandas existentes. Ya ni le comento que los de Jalisco y Sinaloa, tienen operaciones en más de 60 países.
¿Y eso se combate con las estrategias de doña Sheinbaum y becas para muchachos?…
La señora, el próximo martes, será Presidenta de México. Y aparte de tener que ingeniárselas para tomar las riendas del mando, muy a pesar del que ya se va, y de atender todos los problemas que le competen, deberá decidir si va a ser Presidenta del pedazo de país que la delincuencia organizada le deje, aparentando que gobierna en todo el territorio, lo que no es tan difícil: se hacen giras, se llevan acarreados que aplauden, se dicen discursos, se inauguran obras y se regresa a Palacio Nacional a esperar tan fresca que pasen sus seis años y el que venga atrás que arree.
Un sexenio no alcanza para restablecer del todo las condiciones de seguridad pública en toda la nación, cierto, pero sí alcanza para detener el avance del crimen organizado y replegarlo, lo que implica desenmascarar y presentar ante la ley a sus cómplices empresarios, banqueros, políticos y funcionarios públicos (de muy arriba, de arribotota). Sin ellos esto hubiera sido imposible y sin perseguirlos, es imposible recuperar la seguridad.
Está en manos de doña Sheinbaum poner manos a la obra sabiendo que a grandes males, grandes remedios, sin consideraciones ni apego a sus filias políticas, donde y con quien tope, con el apoyo muy entusiasta de los EEUU. Eso o como su mentor, dejar pasar su periodo distrayendo a la gente con tonterías como el pleito con España, con el objetivo final de llegar al final y repetir la sabida historia.