Sr. López
No les he contado de cómo nació el primo Mauricio. Tía Emilia -de las toluqueñas-, era medalla de oro en cuidar las apariencias. Así le hizo fama de honorable a su marido, un exitoso abogado, escándalo de la Asociación Internacional de Crápulas, Conexos y Similares. Y ella se hizo fama de dama cristiana dedicada a obras pías, todas las tardes domingos incluidos… peeero, su hija, la prima Lita (Emilia, Emilita, Lita), desde su primer bostezo hormonal dio prueba de que iba a dar mucha lata (y dio). La tía cubría las travesuras de su nena y en pago, su hijita le guardaba un secreto: nada de tardes en obras de caridad, jugaba, jugaba fuerte y en eso tiraba los dinerales que le sacaba a su marido.
Pero, tanto va el cántaro al pozo, que la Lita salió con su domingo siete. Eran los años 50’s del siglo pasado y la tía como balazo, inventó que ella estaba embarazada y su esposo aceptó la mascarada. Inventaron que Lita se iba a estudiar a Inglaterra (la mandaron a Puebla); inventaron que la tía se iba con ella a “instalarla”; inventaron que había estado a punto de perder al bebé; inventaron que se quedaba allá porque le prohibieron viajar; inventaron, inventaron, inventaron tanto, que nadie les creía nada. Y así nació Mauricio, hijo de su abuela. Y todo Toluca siempre supo la verdad (y ahora usted; no lo ande contando).
Es oficial, este 2 de julio, será inaugurada la refinería de Dos Bocas, bautizada Olmeca, en el municipio Paraíso, en Tabasco. Las oficinas y la jardinería están terminadas, lo demás, no. El Presidente aceptó que en seis u ocho meses, iniciará operaciones; los que conocen la obra aseguran que si acaso, eso será posible a finales del año próximo. Pelillos a la mar.Hay dimes y diretes sobre el costo de la obra. Oficialmente iba a costar 8 mil millones de dólares (md); las empresas que concursaron la obra calcularon que andaría en 12 mil md. Se declaró desierta la licitación y el Presidente ordenó a la Secretaría de Energía y Pemex, que ejecutaran la obra. Bueno, el jueves pasado el Presidente aceptó que su costo anda entre 11 mil y 12 mil md, y agregó: “el aumento está dentro del rango”. No, no señor presidente, un incremento de entre el 37.5% y el 50% no “está dentro del rango”, a menos que se refiera al rango de negligencia al presupuestar una obra sin tener el proyecto ejecutivo completo. Y eso de los 12 mil md… a ver luego cuánto costó.
Así y todo, es lo de menos. Lo de más y que no se debe olvidar, es que el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), brazo tecnológico de Pemex, desde 2008 informó que NO era recomendable construir una refinería en Paraíso, Tabasco.
Ese año el IMP elaboró el Análisis de Prefactibilidad Ambiental y Socioeconómica de Diferentes sitios para la Localización del Proyecto de Ampliación de Capacidad de Proceso del Sistema Nacional de Refinación (SNR). Evaluó siete sitios: Lázaro Cárdenas, Michoacán; Manzanillo, Colima; Minatitlán y Tuxpan, Veracruz; Paraíso, Tabasco; Salina Cruz, Oaxaca; y Tula de Allende, Hidalgo. Dos Bocas fue el peor calificado por tener las mayores limitantes para el desarrollo de una refinería, en materia ambiental, social y de infraestructura.¿Sí?, pues once años después, en mayo de 2019, el gobierno anunció ‘urbi et orbi’ que el IMP sí aprobaba Dos Bocas… y sí, pero lo que no dijo fue que solo aprobó que cumplía con el artículo 50 de la Ley de Hidrocarburos, por contar con especificaciones técnicas y tecnologías; y el 51, por los equipos de proceso especificados y el mismo proceso, de acuerdo con la normatividad nacional e internacional aplicable; y que cumplía en el proyecto, con las normas de Semarnat sobre emisiones.
Pero el IMP no avaló la ubicación ya desechada años antes ni que sí tenía viabilidad técnica ni financiera. Por cierto, el director del IMP renunció en enero de 2019, la “aprobación” salió en mayo, como dijimos arribita y en septiembre de 2020, el IMP dejó la supervisión de la obra. Detallitos.
Tampoco se debe olvidar que en abril de 2019, el Instituto Mexicano para la Competitividad, informó haber realizado el estudio sobre la viabilidad financiera de Dos Bocas analizando 30 mil (sí, treinta mil) posibles ‘escenarios’ financieros, usando los mismos lineamientos establecidos por la Secretaría de Hacienda, para evaluar la viabilidad financiera de los proyectos de inversión. Resultado: la refinería de Dos Bocas tiene un 2% de posibilidades de tener éxito. En buen castilla: no es viable. Solo un loco invertiría con ese vaticinio.
Hasta aquí todo es información oficial o pública, con responsables de la misma. Hay otras cosas que debemos dejar en remojo por no estar confirmadas, por ejemplo, lo que escribió Mario Maldonado en su columna de El Universal del 6 de abril de este año: que Pemex Transformación Industrial informó al gobierno que el presupuesto de Dos Bocas aumentó a cerca de 14 mil millones de dólares y que (cito): “hay cientos de miles de millones de pesos desviados o sin rastro de a dónde fueron a parar; (que) en la construcción de la refinería hay muchas empresas relacionadas a la familia de Nahle (la secretaria de Energía, Rocío Nahle), y otras acusadas de corrupción, incluidas las relacionadas con el director de la obra, Leonardo Cornejo Serrano, involucrado en el escándalo de Odebrecht”.
Aparte, en Pemex, entre contratistas y proveedores, hay gente de esa que siempre piensa mal y dice (bajito), que José Luis Peña Peña, esposo de Rocío Nahle, influye (mucho) en el otorgamiento los contratos de obra y que se incuba un escandalazo de corrupción, sobrecostos y zarandajas similares.Uno no sabe y es mejor suponer que Dos Bocas se construye cuidando cada peso, sin que nadie toque ni malgaste un centavo. Ok. Pero sigue siendo inviable financieramente y por su ubicación.
El proyecto va al fracaso y no le importa a los especialistas en doblar los lomos diciendo ¡sí, Señor!, le pase lo que le pase al país, gozando envilecerse al lamer el presidencial trasero, exclamando, ¡guácala… qué rico!