Esperanza: La Feria

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Sr. López

Le conté hace tiempo del pavoroso caso de la tía de este su texto servidor, que se casó tres veces y quedó con fama de tontita en la familia… porque las tres, lo hizo con el mismo señor. Sí, era tonta. Él también.
Un sector no despreciable de los adultos en México, de plano no se resigna ni acepta la desmesurada derrota que en los comicios del domingo, nos propinó la 4T, Morena, López Obrador… ¡ah!, sí, y Claudia Sheinbaum.
Era difícil suponer que la gente, la mayoría de la gente, votaría como votó, por la continuación de lo mismo, a la vista de las pifias y atrocidades de esta administración.
Pifias, por todas las acciones de este gobierno, todas fracasos, todas a un costo económico de proporciones colosales (y por favor, que no presuman el alza al salario mínimo, que no lo paga el gobierno y al que lo cobra sigue sin alcanzarle); pifias por la enorme corrupción que cobija; pifias por el cúmulo de promesas incumplidas. Y tantas cosas más.
Atrocidades por el desmesurado crecimiento de la delincuencia organizada; por el número de homicidios dolosos, casi 200 mil; por las 300 mil muertes evitables que no se evitaron en la pandemia; por miles de niños con cáncer que murieron y siguen muriendo sin medicamentos, entre sufrimientos atroces; por el abandono al sector salud, sin abasto; por las mujeres sin refugio, dejadas a su suerte. Y tantas cosas más.
Y así, ganaron las elecciones no como prueba de que su proyecto de país, es lo que ansía la gente, sino que a la gente, a esa mayoría, en primer lugar, le importan un pito pifias y atrocidades y en segundo lugar, le interesa tener un gobierno-papá que les dé su dinerito y les diga lo que quieren oír aunque sean mentiras, total.
Pruebe usted a preguntar a cualquier tenochca simplex promedio, qué es la división de poderes, cuántos poderes hay y cuántos niveles de gobierno. Pregunte, pregunte usted, qué son los órganos constitucionales autónomos. Para ratificar su pesimismo, pregunte a ese ciudadano de banqueta, cómo se integra la Cámara de Senadores, qué son los legisladores plurinominales, cuántos senadores y diputados hay en el Congreso de la Unión. Y para conseguirse unas agruras que vuelvan loco a su gastroenterólogo, pregunte usted cuántos estados tiene el país (… no, no son 32). Y esa es la gente que decide el destino del país, la que decidió el camino que hemos de seguir el próximo sexenio (y en un descuidito, varios más).
También vale reflexionar en el decepcionante papel de los partidos de oposición que algunas explicaciones nos deben. Su fracaso es el de México. Ni el dinero de las campañas querían soltar. Como sea, es agua derramada y al vaso no vuelve. Ya sucedió.
Y para mitigar el asombro por los resultados de estos comicios, viene a cuento recordar el informe del Pew Research Center, de marzo pasado, en el que se consignan resultados de su encuesta, ‘Democracia participativa’.
Según el Pew (no son citas textuales), entre 24 países encuestados, México, seguido de Kenia, es el país del mundo donde más ha crecido el apoyo a la autocracia, al régimen de un líder fuerte que tome todas las decisiones, que entre 2017 y 2023, pasó del 27% al 50%.
Según el Pew, en buena parte de esos 24 países hay una creciente insatisfacción con la democracia; la percepción es que a los funcionarios democráticamente electos no les importa lo que piensan los ciudadanos y están desconectados de lo que pasa en sus naciones. En promedio los que piensan así, son el 74%, pero en México, son el 78% frente a un escuálido 20% que dice que sí les importa.
Explica el Pew entre las razones por las que la gente apoya la autocracia, que las personas con menos ingresos aceptan con mayor facilidad la idea de un líder fuerte cuyo poder no esté bajo supervisión; y que la mayoría de quienes tienen menor educación consideran que un sistema autocrático es una buena forma de gobierno. Como diría el clásico: como anillo al dedo nos viene.
También, la muy seria y poderosa revista británica The Economist, en febrero de 2022, en su Índice de Democracia 2021, entre 67 países, ubicó a México en la categoría de “regímenes híbridos”, un escalón antes de “regímenes autoritarios”, en el que ya se observan prácticas con rasgos autoritarios.
Régimen híbrido significa que el país tiene rasgos que impiden seguir considerándolo una democracia deficiente (rango que tenía México en los últimos años), pero que aún no es una autocracia, como son China, Libia, Afganistán, Venezuela y Cuba. Pero así, el gobierno de México quedó al mismo nivel que los de Bangladesh, Ecuador, Paraguay, Senegal, Túnez y Ucrania.
Señala The Economist: “El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, continuó sus esfuerzos por concentrar poder en la rama ejecutiva. En agosto, López Obrador dijo que buscaría una reforma total de las autoridades electorales del país, al considerar que están parcializadas contra su gobierno, y dijo que están al servicio de la antidemocracia”. Lo dijo.
Agrega la revista que nuestro todavía Presidente “incrementó sus ataques contra los medios (de comunicación) y se ha vuelto cada vez más intolerante con sus críticos, incluyendo aliados. Los elevados niveles de la violencia de los cárteles tuvieron un impacto en las elecciones de medio término en junio (de 2021) y representaron riesgos crecientes para la democracia mexicana”.
Así que ni tan sorprendente el resultado de las elecciones pasadas. Así somos. Así piensa un número alarmante de mexicanos. Poco trabajo le cuesta al gobierno, a este gobierno, empujar su proyecto y prolongarlo seis años más.
Muy bien, pero seamos régimen híbrido, democracia deficiente o gobierno autoritario, México es desde el 2021, el principal socio comercial de los EUA, por encima de China, Canadá y la Unión Europea. Y como es bien sabido, al tío Sam nada le importa si somos o no una democracia de presumir o una birria, al vecino le importan solo sus intereses y sería contra ellos que México se fuera al abismo. Triste, pero esa es nuestra esperanza.

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