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En el marco de la presentación del libro Qué pensás que estoy leyendo, 20 cuentos comitecos, de Enrique Robles Solís, el coordinador de los Diálogos por la Transformación, Juan Carlos Gómez Aranda, aseguró que la Nueva ERA será propicia para impulsar el programa cultural más ambicioso que jamás existió en Chiapas para promover, rescatar y difundir la obra de los creadores chiapanecos, con el impulso del Gobernador electo, Eduardo Ramírez.
Acompañando al maestro Alfredo Palacios Espinosa, Gómez Aranda indicó que Eduardo Ramírez ha acreditado su orgullo por el legado histórico de los más de dos mil años de brillo de la cultura de Chiapas, por lo que por convicción dará impulso al programa más ambicioso que ha existido en la entidad, inspirado en el movimiento por la Chiapanequidad, que reconoce y revalora nuestras raíces ancestrales.
Resaltó lo publicado hace unos días por el Gobernador electo, de “que Chiapas concentra una riqueza que merece ser puesta ante los ojos del mundo, no solo bajo el propósito de divulgar y generar beneficios para el pueblo derivados de nuestros bienes naturales, arqueológicos, históricos y culturales, sino como el apalancamiento que necesitamos para proyectarnos, con la conciencia abierta y en unidad, para lograr la paz y el bienestar que el pueblo de Chiapas merece y demanda. El primer paso es que el mismo pueblo de Chiapas se mire a sí mismo como el gran legatario de las civilizaciones prehispánicas, pero también como el único pueblo que por decisión propia y como resultado de una consulta popular, decidió federarse a México hace 200 años”.
COMITECOS DE TALENTO
Con relación al autor del libro presentado en el Centro Cultural Rosario Castellanos de Comitán, lo describió como “un distinguido comiteco por los cuatro costados, que demuestra su talento para contar las historias de su pueblo con gracia y salero. Buen humor es su divisa, donde desde el título de su libro pone a los lectores en sintonía con el lenguaje comiteco: “íngrimo con mi alma” o “solo bravo estás contento”.
Además, destacó que Robles Solís pertenece a la estirpe de Armando Alfonzo, Lolita Albores y Óscar Bonifaz, quienes encabezan la triada de paisanos que han hecho del habla popular su herramienta de comunicación. Pero Enrique y estos entrañables autores no están solos, dijo Gómez Aranda, pues comparten el mismo muro de honor de la constelación de autores comitecos y de otros confines que escriben o escribieron sobre la centenaria Balún Canán:
Rosario Castellanos, Jaime Sabines, Flavio Guillén, Fedro Guillén, Carlos Navarrete, Carlos y Gudrun Lenkersdorf, Edgar Robledo Santiago, Jaime Rodas, María Antonieta Alvarado, Antonio Argüello Mora, Gustavo Álvarez Figueroa, Luis A. Armendáriz, Efraín Albores, Marirrós Bonifaz, María Antonieta Carboney, Mario Escobar, José Luis González Córdova, Octavio Gordillo y Ortiz, Héctor Castellanos Rovelo, Marco Tulio Guillén, Amín Guillén, Jorge Melgar Durán, Alejandro Molinari, Mari Trini Pulido, Leticia Román, Omar Ruiz Gordillo, Jorge Ruiz Mandujano, Luis Armando Suárez, José Gustavo Trujillo y otros intelectuales que, con su obra, cantan, elogian a esta tierra y difunden sus valores.
La magia de Enrique -remató Gómez Aranda- y de sus antecesores es la capacidad de transferir el lenguaje oral a la palabra escrita sin perder ritmo y provocando en los lectores el eco de esas conversaciones que son el pan de cada día de los comitecos. A diferencia de escritores cuyas historias surgen de su imaginación, los cuentos de Enrique tienen como piedra angular anécdotas y personajes de carne y hueso que podemos identificar entre líneas. A estas historias les pone el acento, algunos quiebres, complementa con vivencias o alguna otra historia oral comiteca y cierra de manera trágica o con final de sonrisa o carcajada.