Ciro Castillo
No hubo sorpresas porque así lo había decidido hace muchos meses Andrés Manuel López Obrador: Claudia Sheinbaum ganó la contienda interna del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), al que se sumaron el Verde y el PT.
Dice el fundador de la autollamada Cuarta Transformación que no inclinó la balanza, pero en realidad sí, porque fue a la primera “corcholata” que destapó y a la que nunca dejó sola, ni dejará.
La defendió en todo y nunca dejó de “placearla”. Se encargó de mandar la señal, entre los suyos, que son millones, de que era la indicada para recibir el “bastón de mando”, cuya entrega estaba anunciada para este mismo jueves.
Ahora bien, como Marcelo Ebrard Casaubon que se reveló y ensució la “fiesta guinda”, nadie puede decirse engañado porque todos saben cuál es la forma de pensar de quien vive en Palacio Nacional. La manera en que llevaría las riendas de la nación mexicana las dijo en muchas ocasiones desde que era aspirante.
No sabemos en el fondo cuáles son las razones reales por la que el oriundo de Tabasco prefirió a Claudia Sheinbaum Pardo en lugar de a su leal compañero de batallas Marcelo o su hermano, Adán, sin embargo, respecto al porqué decidió por la hoy convertida en coordinadora de los comités de defensa de la 4T y virtual candidata presidencial de la coalición Morena, PVEM y PT, podemos hacer algunas conjeturas:
Primera, el tabasqueño ha dicho en repetidas ocasiones que él prefiere la lealtad, incluso por encima de la capacidad. Y ella, no es que no sea capaz, pero siempre le ha sido leal, a tal grado de que hay críticas en su contra respecto a que se trata de una copia.
Segunda, además de establecer una forma de gobernar y lograr lo que él considera es la Cuarta Transformación de México, López Obrador quiere pasar a la historia como el mandatario que dio paso a la primera mujer presidenta del país. Y eso ya lo aseguró.
Tercera, es ella quien le garantiza que seguirá al pie de la letra las “recomendaciones” que él haga detrás de las cortinas del teatro que, dice, bajará y se irá a su finca en Palenque, Chiapas, cosa que muchos dudamos.
Cuarta, seguramente Claudia Sheinbaum aplicará su sello de gobernar, como lo hizo en Ciudad de México, sin embargo, es quien más garantiza una continuidad de lo que AMLO considera que sirve a la República Mexicana. Marcelo, Adán, Fernández Noroña, Ricardo Monreal y Manuel Velasco, en caso de que hubiesen sido ellos, darían un cambio radical a las políticas obradoristas, a pesar de que juren lealtad al nacido en Tepetitán.
Quinta, Claudia, menos que nadie, se meterá a escudriñar en aquellas cosas que se pudieran haber hecho mal en el sexenio de López Obrador, quien, como cualquier gobernante intenta, está buscando cuidarse las espaldas.
En fin, que, en la interna de Morena no hubo sorpresas, pero tampoco, nadie se puede decir engañado…
Futuro del Carnal
El miércoles a eso de las dos de la tarde, Marcelo Ebrard se jugaba todo su futuro político.
Tenía un rostro como de esas personas que dicen: es ahora o nunca, ya no tengo nada más qué perder.
Empezó pidiendo, en una plática con medios de comunicación y sin preguntas de por medio, que se repusiera el proceso interno de Morena, aunque él sabía que era imposible porque se trató de encuestas y no de una votación.
Le subió de tono a sus dichos, cuando, presuntamente, una de sus coordinadoras, Malú Mícher, fue impedida para entrar al “búnker” donde se llevaría a cabo el conteo final de las opiniones recabadas por cinco encuestadoras.
Acusó de cobardes al dirigente nacional de Morena, Mario Delgado y al presidente del Comité Ejecutivo Nacional, Alfonso Durazo, quien en sus tiempos libres gobierna Sonora.
Más tarde accedió a una serie de entrevistas con medios de comunicación en las que no ocultaba su enfado, aunque tampoco se atrevió a aceptar una ruptura (aunque lo era) con Morena y López Obrador.
Al concluir la jornada, Marcelo Ebrard tiene un pie fuera del “morenismo” y la decisión se concretará en los próximos días.
Él puede ser un candidato independiente y habrá qué ver a quién le resta votos, parafraseó AMLO en la mañanera del jueves, como dándole el último empujoncito para que se valla, incluso, a Movimiento Ciudadano, donde aún buscan candidato…
Aderezos
-Aunque hablaremos con más profundidad en las próximas entregas, tras la dimisión de Zoé Robledo y ahora la asunción de Claudia Sheinbaum, crece la idea de que quien podría pasar de ser aspirante a gobernador por Morena es el alcalde tuxtleco, Carlos Morales. Queda claro que la política es de coyunturas y de momentos…
-La salida más sencilla para Morena en Chiapas sería postular a Eduardo Ramírez Aguilar, por todo el camino andado de parte de El Jaguar y por toda la estructura que ha construido. Ganarían de calle con un candidato de ese tamaño…
-Empieza a sonar que Adán Augusto iría a la dirigencia nacional de Morena. Hay que comenzar a pensar en las implicaciones que eso tendría para la repartición del pastel, llámese senadurías, diputaciones federales, locales y gubernaturas…
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