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Luego de que la Secretaría de Salud federal confirmara recientemente dos casos de rabia humana en el país, en los estados de Oaxaca y Nayarit, respectivamente, en Chiapas se toman las medidas preventivas necesarias para mantenerse libre de la presencia de esta enfermedad, aseguró el secretario del ramo a nivel estatal, doctor Pepe Cruz.
Al respecto, señaló que desde 2003 no se presentan casos de rabia humana en la entidad chiapaneca, pero ante la confirmación reciente de casos a nivel nacional, es necesario reforzar las acciones de prevención y control para reducir riesgos a la salud.
De esta manera, dijo, se ha instruido a los 10 distritos de salud de la entidad para que eleven la cobertura de vacunación antirrábica canina y felina; den seguimiento a todas las agresiones de animales domésticos (perros y gatos), murciélagos y/o animales silvestres; brinden atención oportuna a todos los contactos de rabia paralítica bovina; y garanticen la profilaxis antirrábica humana en caso de requerirlo.
RECOMENDACIONES PARA EVITAR CONTAGIOS Y CASOS
En cuanto a las recomendaciones dirigidas a la población, mencionó las siguientes: vacunar a perros y gatos a partir del primer mes de edad; en la medida de lo posible, mantener a las mascotas dentro de la vivienda para evitar tengan contacto con animales silvestres; no tener animales silvestres en cautiverio; y en caso de cualquier agresión por animal doméstico, silvestre o murciélago, acudir a la unidad de salud más cercana.
La rabia es una enfermedad que está presente en todo el mundo, se estima que existen 11 variantes del virus y nueve de ellos circulan en México. Cualquier mamífero de sangre caliente puede contraerla, pero los más susceptibles de transmitirla son los animales de compañía: perros y gatos; los animales silvestres: murciélagos, zorros, zorrillos, coyotes, linces y monos; y de ganado: vacas, cabras y caballos. Los roedores (ratones, ratas y ardillas) pueden contraerla, pero no transmitirla al ser humano.
Los signos y síntomas de rabia en humanos son: dolor y/o entumecimiento en el sitio de la herida, malestar general, fiebre, dolor de cabeza, debilidad muscular, ansiedad, confusión, agitación, salivación excesiva, dificultad para ingerir líquidos; incapacidad para soportar la luz y corrientes de aire, alucinaciones e insomnio.