EDG INFO
El Joyonaqué, cuyo nombre en lengua zoque significa «flor costurada», es una tradición artesanal de gran valor cultural en Chiapas. Conocido también como ramillete de flores, esta ofrenda floral ha sido declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de México, pues representa una manifestación de la identidad y cosmovisión del pueblo zoque.
Su elaboración es un proceso minucioso que realizan los maestros ramilleteros, quienes seleccionan flores y hojas consideradas sagradas en su entorno, como la hoja de palenque, la flor de mayo, la hoja de mango y buganvilias, flor de mayo, entre otras. Cada ramillete puede tomar entre cuatro y seis horas de trabajo, en las que se ensartan y cosen cuidadosamente las plantas con hilo y aguja o moldes metálicos.
Aunque antiguamente solo los hombres podían participar en la confección del Joyonaqué, en la actualidad las mujeres y jóvenes han comenzado a integrarse en esta práctica, especialmente en comunidades como Tuxtla Gutiérrez.

Uno de los momentos más representativos del Carnaval de San Fernando es la elaboración de estos ramilletes en honor a Jesús de la Buena Esperanza. Antes de iniciar el trabajo floral, se lleva a cabo una ceremonia íntima de veneración. Los ramilletes, que pueden representar figuras como palomas, soles, lunas o cálices, forman parte de los festejos previos al carnaval y se combinan con los ensayos de danzas tradicionales que se realizan el sábado anterior.
El Joyonaqué es más que un adorno floral; es una expresión de fe, identidad y continuidad cultural, un arte efímero que fortalece el legado del pueblo zoque en Chiapas, las comunidades que lo realizan son Tuxtla Gutiérrez, San Fernando, Ocuilapa, Ocozocoautla, Venustiano Carranza, San Fernando, Suchiapa, Chiapa de Corzo, Copainalá e Ixtapa, aunque también existen otras culturas que la han apropiado.

(Con información de Noé Farrera)