Sr. López
Tía Emilia, ya sabe usted, era una señora de pelo en pecho, brava como un Miura, a la que ninguno de sus doce hijos varones temía, porque a pesar de gritarles cosas que hubieran encanecido al más templado sargento, no se las cumplía porque no eran malos sino traviesos, solo que siendo doce… ya se imaginará. Pero había una situación de excepción que ponía en alerta máxima a los doce: que no hablara; sí, si estaba callada era señal de peligro. Para que tenga una idea: una vez, después de una semana de no abrir la boca, tres de sus nenes fueron a dar al cuartel de la zona militar donde el General era su compadre y se los regresó al año, con la Preparatoria terminada los tres, aunque no habían terminado Secundaria y domesticados como perritos de circo.
Seguro usted está enterado sobre la bomba que pudiera estallar en Palacio Nacional, de darse curso en la Fiscalía General de la República a la denuncia del ahora preso licenciado Juan Collado, en contra del exconsejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer, de quien el Presidente, cuando el 3 de septiembre de 2021 anunció su renuncia al importantísimo cargo, dijo.
“Quiero dar a conocer que el licenciado Julio Scherer Ibarra, consejero Jurídico del Ejecutivo federal, ha decidido dejar el cargo y encargo, porque va a reincorporarse como abogado. Julio es como mi hermano; nos ha ayudado mucho. Él es parte del proceso de transformación”.
Eso dijo nuestro Presidente… como su hermano… le ayudó muchísimo… es parte de proceso de transformación (se solicita información). Y de salida le echó el brazo a los hombros. ¡Padre!
Publica la prensa de circulación nacional, que el tal Collado denunció por extorsión, asociación delictuosa, lavado de dinero y tráfico de influencias, a Scherer, a otros tres abogados, que afirma fueron socios de Scherer en un despacho de abogados, y a un operador financiero. Los detalles de las maromas que se les atribuyen no tienen importancia y debe anticiparse desde luego que nada es verdad jurídica hasta que no lo diga un Juez. Mientras, todos inocentes, también Collado.
Así las cosas, un abogado con tanta experiencia y clientela del más alto nivel, como es el Collado, difícilmente iba a empeorar su situación buscándose un enemigo de semejante talla, porque ser ‘hermano’ del Presidente y gente de todas sus confianzas, no es moco de pavo. Si don Collado le entró a eso será porque considera que puede probarlo (le sobra oficio) y algo recibirá a cambio… su libertad por ejemplo.
Uno como lector de prensa pone en remojo muchos asuntos que al paso de los días (a veces en horas), se desinflan o resultan falsedades, pero este lo validó el mismísimo Presidente de la república, para cuando menos saber que sí existe la denuncia en contra de su ‘hermano’. Ayer en su gustado programa matutino de variedades, un reportero preguntó al Presidente si iba a interceder a favor de Scherer y respondió:
“Es que depende de los elementos que haya, no se puede acusar sin pruebas, y en todos estos asuntos hay intereses políticos, ayer lo mencionaba, Salinas de Gortari, Collado, me consta no hablo al tanteo, de que tienen relación. Puse el ejemplo de que cuando Salinas recomienda a Ahumada en Cuba, el abogado que defiende a Ahumada es Collado, y luego sale en ocho columnas y es un tema de Reforma y qué es el Reforma, además de boletín del conservadurismo y un pasquín inmundo que se dedica a atacarnos sin fundamento, además de eso, pues es defensor del salinismo como política. Entonces, hay que tener cuidado. (…) Para nadie que cometa un delito, no hay impunidad (…) Entonces cero impunidad, cero corrupción, por eso no pueden ni podrán los adversarios porque son muy corruptos, no tienen autoridad moral, y se han dedicado a robar y a saquear”.
Sin torcer las palabras presidenciales, de su cándida lectura, queda claro: está defendiendo a su ‘hermano’, a capa y espada: “en todos estos asuntos hay intereses políticos”, o sea, ni prestar atención, es cosa política; aparte, la relación de Collado con Salinas de Gortari como argumento que descalifica la denuncia, que Collado defendió a Ahumada como contratuerca; y como claro acto fallido un plural por decir lo menos, extraño: dijo que el diario reforma es un “pasquín inmundo que se dedica a atacarnos sin fundamento”… ¿atacarnos?… o sea, lo de Collado para él es un ataque a Andrés Manuel López Obrador… bueno, ya otro día aclarará el Presidente el sentido de su dicho, esperemos.
Y su agregado de que “para nadie que cometa un delito, no hay impunidad (…) cero impunidad, cerro corrupción”, seguido de “no pueden ni podrán los adversarios”, es como anticipar el resultado del asunto: no pueden ni podrán. Está bueno. Y por cierto: la ley no se fija en las prendas morales del denunciante que puede ser el Mochaorejas o la Mataviejitas, pero si pone en conocimiento de la autoridad algo constitutivo de delito, se investiga, se juzga y si hay culpables se les imponen penas. No se entiende el afán presidencial de descalificar a medios de comunicación o denunciantes, como si eso exculpara a nadie.
Como sea, la FGR ya abrió carpeta de investigación y la presentó al Juez, excluyendo a don Scherer. Era de esperarse, aunque esa maniobrita no lo exculpe de nada. Y encima, el rumor insistente de que Alonso Ancira ya estudia con abogados de México y los EUA… denunciar a don Scherer por lo mismo.
Si sucediera lo peor para don Scherer, el Presidente lo dejará a su suerte y eso lo saben otros que trabajan para él. Eso en política es fatal, porque todos sus colaboradores empezarán a jugar para su santo y hacia el final de su gobierno habrá estampida.
Y resuenan las palabras del propio Presidente: “El Presidente de México se entera de todo y no hay un negocio jugoso que se haga sin el visto bueno del Presidente (28 de septiembre de 2019)” y luego, el 11 de marzo del año pasado: “Si hay corrupción no se puede resolver nunca el problema, porque es mentira que el Presidente no sepa”. ¡Ah, el valor del silencio!