El patrón

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LA FERIA/Sr. López

Tía Mariquita hacía los mejores antojitos del territorio nacional y de eso vivía con una fondita de barrio bajo, en que hacía cola la gente. Una vez contó muy contenta que una clienta que llegaba en Cadillac con chofer y siempre pedía para llevar, le había propuesto asociarse para poner un restaurante a todo trapo en la parte comercial de Guadalajara; ¿qué les parece?, remató muy sonriente. Tío Carlos, un viejo ranchero que hizo su capital agarrándose a trompadas con la vida, le dijo: -Vas a ganar más, está bien, pero vas a ser su criada, tú decides -y eso pasó, ni modo.

En 21 días, sin contar este lunes, otra vez estaremos con el alma en un hilo, gracias al Trump. El 2 de abril termina lo que él calificó el viernes pasado como “un pequeño respiro durante este corto período de tiempo”, y realmente dijo “les di un pequeño respiro”. No hay dudas: él decide… México traga.

Tratar con un tipo como Trump, es difícil. No es cosa de tener experiencia o habilidades políticas, para lidiar con alguien así. La cosa es que Trump es un hampón y los maleantes no son de fiar. Dos ejemplos:

Putin es el humano más desconfiado sobre la faz de la Tierra; de profesión espía (agente de la KGB), sin escrúpulo ético ni moral para salirse con la suya (incluidos asesinatos), metió en cintura a los oligarcas rusos, se impuso a todo el muy experto aparato político de su país, se hizo del poder y ahora lo llaman “el nuevo zar”.

Trump coquetea con él, lo elogia, le propone terminar la guerra con Ucrania, le dice que se quede con los territorios invadidos y que él impide que Ucrania se incorpore a la alianza militar de los 32 países miembros y 15 “socios globales”, que constituyen la OTAN -Organización del Tratado del Atlántico Norte-, que asegura la defensa por parte de todos los países que lo forman, a cualquiera de sus integrantes si es atacado. El Putin casi sonreía (es un tipo duro).

Luego del agarrón de Trump con el presidente de Ucrania, Zelensky, la suspensión de apoyo militar y de información de inteligencia a Ucrania, al que acusó de haber iniciado la guerra, borrando con un salivazo que Rusia invadió a ese país, Putin ahora sí sonreía, de oreja a oreja.

¿Sí?, pues no, el viernes, Trump escribió en su red social: “Basado en el hecho de que Rusia está absolutamente machacando a Ucrania en el campo de batalla en este mismo momento, estoy considerando seriamente aplicar sanciones financieras a gran escala y aranceles a Rusia (…)”. Putin sufre, pide un traductor al español y que lo comuniquen con la señora del segundo piso, la nuestra, preguntándose: ‘¿kak eto delayut meksikantsy?’, (¿cómo le hacen los mexicanos?, se lo traduzco para que no batalle… de nada).

Así es el Trump. Habla, habla sin parar y como le viene en gana, pero no se manda solo y como está acostumbrado a echarse para atrás, sin miedo al ridículo, a la hora de que el inmenso poder real tras de su sillón en el Salón Oval, le truena la boca, se desdice.

En este caso la inmensa industria bélico-militar yanqui que está feliz de la vida vendiendo por primera vez, misiles de largo alcance para instalarlos en Alemania -apuntando a Rusia-, y el muy poderoso aparato de inteligencia de EEUU (sobre el que no, NO, tiene autoridad Trump ni ningún Presidente), se oponen a semejante maridaje del Trump con Putin, porque es una inmensa tontera hacer tratos con un sátrapa marrullero como Putin, que ponen en peligro a la OTAN entera y complican el difícil equilibrio con China que ya advirtió: “No traten de crear caos en Asia”. Y el Trump con sus babosadas. Pero, ya lo pusieron en orden los que sí constituyen el poder real en EEUU.

El segundo ejemplo es el caso del primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, que está en guerra contra Gaza, territorio dominado por Hamás, la organización terrorista que en octubre del 2023, atacó a Israel por sorpresa, mató a unos 1,400 y tomó 251 rehenes. Sin adjetivar los sucesos, Israel no ha dejado piedra sobre piedra en Gaza; ya murieron unos 70 mil gazatíes y hay cerca de 2 millones de desplazados (casi toda la población de Gaza).

Bueno, pues el Trump se reunió con Netanyahu y en pocas palabras, dijo que lo apoya a morir, que todos los habitantes de Gaza deben evacuar el territorio y que ya vacío, los EEUU se lo quedan en propiedad para desarrollar la “Riviera de Oriente Medio”, un ‘resort’ turístico con hoteles, casinos y lo que sea que deje dinero (cártel de Sinaloa, atentos). Si no fuera una salvajada tan burda, peligrosa y grave, el mundo se hubiera carcajeado. Pero, no, se preocupó mucho.

Y ahora, resulta que el viernes se supo que en secreto, a espaldas de Netanyahu, el Trump tiene negociaciones con Hamás. El Primer Ministro de Israel ya puso el grito en el cielo, y el Trump le dijo que no se preocupe, que no le está dando dinero a los terroristas (para él, todo es dinero).

Este patinazo del Trump va contra los intereses de siempre de los EEUU. Ya se va a enterar el patán de la Casa Blanca, que la comunidad judía en EEUU, es la más numerosa del mundo, solo después de Israel mismo… y de su poderío económico. Va a recular, no lo dude, pero el asunto es dejar claro que el copetón Mr. Clairol, no tiene palabra.

Todo esto a cuento de que el viernes le preguntaron a doña Sheinbaum, si Trump le había pedido entregar a algún político mexicano que ande enredado con el narco; contestó: “No, que tenga conocimiento” (¡áchis!, ¿habrá cosas de las que no se entera?).

El reportero preguntó qué haría si se lo pide; dijo: “Pues son decisiones que se toman, pero no por el gobierno, sino por un fiscal o por un caso en particular” (señora, sí son decisiones del gobierno y los fiscales son parte del gobierno).

Y solita se puso el saco: “¿Quién está detenido?, García Luna. Todo lo que han querido levantar desde hace tiempo que el narcopresidente, la narcocandidata, el narco, no tiene ningún sustento, ninguno, absolutamente ninguno”.

Qué triste verla obligada a creer en uno que no es de fiar, porque a fin de cuentas es el patrón.

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