Dios se lo pague: La Feria

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SR. LÓPEZ

Tío Ernesto llegó a su casa y encontró muy atareada a tía Marga, su esposa, preparando una fiesta. Extrañado preguntó de qué se trataba y la tía le dijo que no sabía, que su compadre le había dicho. Montó en cólera tío Neto: ¡En esta casa mando yo! (años 40’s del siglo pasado), y tía Marga, le dijo: -Bueno, sí, pero tu compadre paga la renta –le ayudó con los preparativos.

Pasado mañana, se levanta a buena hora, se arregla (si no tiene inconveniente para ello, siendo domingo), se desayuna y se VA A VOTAR. Ojalá aparte, convenza de hacer lo mismo a cuantos pueda.

Ojalá también, algún día en México sea muy mal vistosocialmente no acudir a las urnas, pero mientras, tal vez convendría que el Congreso de la Unión, con fundamento en el artículo 36, fracción III de la Constitución, que señala la obligación ciudadana de votar en elecciones y consultas populares, emitiera una Ley General de Cumplimiento de Obligaciones Cívicas, que incluyera la entrega forzosa a cada votante, de su comprobante de que acudió a las urnas, a fin de poder sancionar al abstencionista, con multa ytrabajo comunitario, aparte de implantar en un artículo transitorio, la Promoción Especial Nacional Electoral (no llamarla por sus siglas), para implantar durante el plazo que se considere conveniente (se proponen 100 años), un impuesto especial a la pereza cívica. Soñar no cuesta nada.

En fin. El lunes próximo el país seguirá aquí, el mismo país, los mismos problemas, el mismo gobierno, las mismas excusas, las mismas necedades y el avión presidencial sin vender. Por cierto: ojalá nos toque ver otra tanda del sainete ‘¡Voto, por voto, casilla por casilla!’, sin plantones ni bloqueos, porque perjudican a mucha gente, pero sí airados reclamos de “¡fraude!”, porque eso significaría que la ciudadanía le puso contrapeso al poder presidencial, que no se le desea por maldad, sino todo lo contrario, para que gobierne mejor. Veremos.

Mientras, repasemos en qué va el patriótico reclamo del Presidente al tío Sam. Le recuerdo que el 7 de mayo pasado, en la madrugadora correspondiente, señaló que los EUA a través de la USAID (la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, por sus siglas en inglés), entregan financiamiento a grupos “opositores y golpistas”, refiriéndose a ONG’s como Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), y Artículo 19, organización con presencia en todo el mundo, dedicada a cuidar la libertad de expresión y el acceso a la información; pero, para el Presidente, son opositores políticos y “golpistas”, vaya usted a saber por qué, pero anunció que ese mismo día se entregaría una nota diplomática a los EUA (que en relaciones internacionales es una queja, un reclamo). La entregaron.

Explicó el Presidente que el financiamiento de la USAID viola nuestra Constitución y que es un acto de intervencionismo… bueno, que alguien le avise que la USAID también financia al gobierno de la 4T, solo en 2019 le entregó 443.9 millones de dólares. ¡Qué pena con las visitas!

Luego, el 28 de mayo, el Presidente elevó el tono y reiteró su llamado al gobierno de los EUA de retirar el financiamiento a organizaciones opositoras “pues nosotros no vamos a Estados Unidos a hacer política partidista”… no, pues no vamos.

No es moco de pavo, es una acusación directa de nuestro Presidente al gobierno de los EUA que según él, conspira contra nuestro gobierno. ¡Y retiemble en sus centros!

Para el 31 de mayo, el Presidente se quejó de que el gobierno de los EUA no tomó en serio su petición de no financiar a organizaciones políticas opositoras a su gobierno. Y antes, el 13 de mayo, dijo “(…) queremos que nos responda el Gobierno de Estados Unidos si le van a seguir pagando, si le van a seguir entregando dinero a esta organización que es opositora abiertamente (…)”. Bueno, ayer jueves ya le respondieron: Sí. Punto.

Y salió contraproducente andarles reclamando porque el gobierno del presidente Biden emitió ayer también, un memorándum en el que ordena  “apoyar y fortalecer la capacidad de la sociedad civil, los medios de comunicación y otros agentes de supervisión y rendición de cuentas para realizar investigaciones y análisis sobre las tendencias de la corrupción, promover medidas preventivas, investigar y descubrir la corrupción, exigir responsabilidades a los líderes e informar y apoyar la rendición de cuentas del gobierno”.

Aclara más adelante: “Cuando los líderes roban a los ciudadanos de sus naciones o los oligarcas desobedecen el estado de derecho, el crecimiento económico se desacelera, la desigualdad aumenta y la confianza en el gobierno se desploma”. Mmm… ¿serán puyas?

Nomás por recochineo, el presidente Biden ordenó a las agencias federales de su gobierno a hacer de la lucha contra la corrupción una prioridad y solicitó que en 200 días se presente un informe con “recomendaciones sobre cómo Estados Unidos puede usar mejor sus recursos y asociarse con otros países para combatirla”.

Ante eso hay dos posturas posibles: clamar al Cielo contra el intervencionismo del imperio yanqui que asume el papel de policía mundial sin derecho ninguno; o informarse:

México ratificó el 20 de julio de 2004, su adhesión a la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción. La Convención fue aprobada por la Asamblea General de la ONU el 31 de octubre de 2003 y compromete a los Estados Parte (México esuno) a adoptar medidas preventivas, de combate y de sanción a una serie de actos de corrupción en los ámbitos público y privado. Ya no es tan injerencista la cosa.

Claro, nosotros esas cosas las firmamos y las olvidamos, el tío Sam, no, porque según declaró don Biden el jueves: “La corrupción es un riesgo para nuestra seguridad nacional y debemos reconocerlo como tal”.

Como sea, ya contestó el tío Sam… ¿ahora qué?… nuestra postura es muy incómoda, pidiéndole que no sea díscolo con las vacunas y poniendo la mano para recibirle limosnas que no necesitamos. Es muy difícil verse digno después de decir: Dios se lo pague.

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