Sr. López
Tía Rosita, ya se lo conté, murió lúcida y sana de punta a rabo, a la edad de 117 años, aunque el abuelo Armando decía: “Rosa se quita años”. Como sea, la quería todo mundo, era un dulce, siempre afable, siempre cariñosa y siempre soltera. Por eso fue mayúscula la sorpresa aquella vez en una cena de Navidad, en que interrumpió a Beatriz, una de las tías chismosas, gritándole de lado a lado de la larga mesa: -¡Cierra el hocico, Beatriz! –y los presentes, todos, quedaron congelados, con los ojos como platos y la boca abierta. La tía Rosita siguió con su bacalao (a la vizcaína), y tía Beatriz fingió (o tuvo) un patatús y al volver en sí decía que no se acordaba de nada… lista.
Los empleados del Poder Judicial de la Federación continúan hasta hoy su paro nacional y marcharon el domingo pasado por todas las capitales del país, protestando por la extinción de sus fideicomisos, en curso de ser ratificada en la Cámara de Senadores, después de su aprobación en la de Diputados. El Poder Judicial jamás había hecho algo así y el Presidente se debe haber llevado una sorpresa, pues es proverbial la corrección y compostura de ese Poder del que no se esperaba una reacción tan firme y aguerrida. Claro que el Presidente tuvo tiempo para reponerse y en su mañanera de ayer, tan fresco, declaró:
“La mayoría de los trabajadores de la Corte, del Poder Judicial, simpatizan con nosotros, por eso no asistieron a las manifestaciones, porque nos tienen confianza (…) son puntos de vista distintos, afortunadamente muchos no participaron en la manifestación, nos creyeron sobre todo los trabajadores de que a ellos no se les va a afectar en nada, que es a la cúpula, a los de arriba, básicamente”.
Algo tenía que decir pero sería un buen detalle de alguno de sus cercanos aconsejarle no confundir los hechos, la realidad, con “puntos de vista”. Si alguien le da un pisotón en un callo al vecino, no es el “punto vista” del vecino quejarse del pisotón y llamar pisotón al pisotón, pues es pisotón. Los puntos de vista se refieren a cómo se considera un hecho, sin variarlo: “perdone usted el pisotón, fue sin querer, me iba a caer y no vi su pie”… pero no le dice: “no le di un pisotón a usted sino a su superior jerárquico”. Faltaba más. Si le interesa lo de los puntos de vista, léase el ‘Tractatus Logico Philosophicus’ de Ludwig Wittgenstein (con riesgo de desnucarse de aburrimiento, queda advertido).
Como sea, no veremos al Presidente dar marcha atrás. Esperará a que la Suprema Corte tenga que intervenir y sin caer en ser juez y parte, defendiendo los derechos de los ciudadanos que recurran a ella en defensa de sus derechos adquiridos, diga lo que tiene que decir: esos fideicomisos son legales, se administran legalmente, legalmente pertenecen a los trabajadores del PJF y no procede su extinción. Y escucharemos al Presidente continuar con su discurso descalificando a los ministros. Muy a su gusto porque de lo que se trata es de mantener la atención de la opinión pública en asuntos que nos distraigan a los gallardos integrantes del peladaje.
Tan es así, que poca -si no es que ninguna atención-, recibieron el año pasado los acuerdos que se alcanzaron en la Mesa 2 de la Asamblea de la Segunda Convención Nacional Morenista. Como lo lee: Mo-re-nis-ta. Y esos son problemas, no la extinción ilegal de unos fideicomisos que no va a poder extinguir.
Claro que tales acuerdos son problemas al interior de Morena y parecería que no nos deben importar a los ajenos, pero a la vista de las elecciones del 2024, alguna relevancia tienen. Si quiere leerlos busque https://morenademocracia.mx/relatorias-y-propuestas/segunda-convencion/mesa-2/; para que no le digan que no le cuenten.
En la introducción de esos acuerdos se firma que son para “elaborar una propuesta popular para el proyecto de gobierno a favor de la radicalización de la Cuarta Transformación durante el próximo sexenio, 2024-2030”. Radicalización.
Luego van los acuerdos que dejan claro que son cosa seria los problemas que hay dentro de Morena y de Morena con su augusto fundador y líder, le menciono algunos pocos:
En el apartado de ‘Democracia interna en Morena’, dice: “Para efectos de darle continuidad a la cuarta transformación (…) Se propone evitar a toda costa el fenómeno de desplazamiento de compañeros con trayectoria de lucha social de las nuevas oportunidades de participación partidista (candidaturas, se entiende) (…) uno de los objetivos debe ser rescatar al Partido. Se debe poner fin al dedazo y al amiguismo (…) el Partido debe democratizarse para que exista una verdadera rendición de cuentas de los diferentes cargos que hay en Morena”. (Se llevan pesadito).
En el apartado de ‘Gobierno y renovación de servidores públicos’, dice: “El actual periodo sexenal mantuvo entre sus filas a servidores públicos que vienen del pasado y que no necesariamente comparten los objetivos del proyecto de transformación por lo que es pertinente (…) llevar la honestidad a la administración pública”. (No les ha hecho mella el discurso mañanero: ¡ya no hay corrupción!).
En la ‘Relatoría de propuestas’, dichas oralmente en la Convención Morenista, aparecen algunas interesantes: “(…) quitar de la cúpula del poder de las estructuras de Morena a los mapaches (…) No permitir que impongan candidatos (…) renovar el sistema nacional anticorrupción (…) en la actual administración persisten prácticas corruptas (…) México es en América Latina el primer lugar en corrupción… Quitar el fuero al presidente de México para ser sancionado (…)”. O sea, ellos dentro de Morena tampoco se tragaron el cuento de que ya no tiene fuero: lo tiene.
Termino con otra de esas propuestas de la Convención Morenista:
“Hacer un balance del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, transitar a un estado de derecho con educación digna, que se acabe la impunidad. Para saber en qué punto se encuentra el partido, para una profunda transformación a la izquierda”.
Bueno, así las cosas con los suyos, con la Corte es su desquite.