¿Deschavetados?: Ensalada de Grillos

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CIRO CASTILLO

El jueves un sujeto disparó contra una camioneta en la que estaban una mamá, un joven, una joven y un niño de 11 años; éste último recibió un balazo en la columna vertebral, el cual podría dejarle con secuelas de porvida.

El viernes, cuando trascendió la detención de Raúl “N”, de 41 años, de edad, a quien le fue encontrada un arma de fuego calibre 45 y más de una treintena de cartuchos útiles, nos preguntábamos, cuál podría ser la palabra apropiada para definir al hecho cometido por el sujeto, de quien la Fiscalía General de la República se deslindó, pues en un principio se dijo que laboraba para esta instancia federal.

¿Deschavetado? ¿Iracundo? ¿Violento? ¿O simplemente se trata de un sujeto borracho o drogado? ¿O quizá de algún delincuente que, bajo los influjos del alcohol o alguna droga estaba a punto de cometer un ilícito?

Qué pudo haber provocado que el hombre de más de 40 años, quien, de acuerdo con la versión de la madre que iba al volante, se aproximó a la ventana del auto cuando ella arrancó el vehículo, disparara.

La exigencia, por supuesto, al unísono, es de justicia para el pequeño Isman “N”, a quien un instante se le arruinó la vida.

Que caiga todo el peso de la ley sobre Raúl “N” para que tenga un castigo ejemplar.

Que las autoridades de salud hagan todo lo humanamente posible para que el muchacho de 11 años tenga una mejor vida.

Pero qué lecciones deben extraerse de un hecho violento que se “viralizó” en redes sociales.

El abogado de la familia, y con justa razón, exige justicia y pide que las autoridades municipales y estatales realizan mayores patrullajes en la zona, pero tampoco puede haber un policía en cada cuadra, en cada esquina, en cada salida de una cafetería o un bar. 

Qué hacemos entonces como sociedad para detener esa violencia en la que estamos metidos todos los días y de la que parece, no podemos escapar, vivamos donde vivamos…

BORRACHERA

El sábado, en la colonia Morelos de Tuxtla Gutiérrez, una pareja, presuntamente regresó de ingerir bebidas embriagantes.

Una discusión terminó en una confrontación física en la que ella incrustó un cuchillo en el cuello de él.

Kevin “N”, tras haber sido herido por Lorena “N”, alcanzó a llegar hasta el domicilio de un familiar en la misma colonia, pero perdió la vida, desangrado.

Aunque en esta ocasión, la historia es contada al revés, generalmente son ellas las que sucumben.

Solo entre enero y mayo de este año, según datos de Seguridad Pública Federal, 423 mujeres fueron víctimas de feminicidio y Chiapas se encuentra entre las ocho entidades con más problemas de este tipo. Qué nos está sucediendo…

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