LA FERIA/Sr. López
Una de las rutilantes primas de Autlán de la Grana fue a pasar una temporada en casa de la abuela Elena, en la Ciudad de México. Según ella sufría mucho porque en el pueblo le hacían muy mala fama. La abuela la dejó desahogarse pero le colmó el plato: -Hijita, dices que eres decente porque nunca has tenido dos novios al mismo tiempo y no, eres una güila redomada, vas de uno en uno pero hacen fila, quédate donde se note menos, Guadalajara está bien –(se fue a Tijuana, usted se imaginará).
A veces se siente hasta orgullo por nuestros políticos. Apenas el lunes pasado, la Presidenta, ante el escándalo de la sociedad tenochca por los viajes de merecido descanso que con su dinero suyo de ellos, hicieron algunos destacados cuatroteros, conminó a sus huestes: “todos tenemos que comportarnos adecuadamente”. ¡Hosanna!
Y ayer, la señorita María Luisa Alcalde, presidenta designada del movimiento fundado por el prócer de Macuspana (santo, santo, santo), con ánimo catequista, lo reafirmó:
“Alguien puede haber tenido mucho dinero y haber sido empresario y tener dinero suficiente para comprarse ropa de alta gama, joyas, relojes caros, pero no se debe hacer, por congruencia, porque es contrario a la justa medianía”. ¡Aleluya, aleluya!
Pero, el gozo al pozo, eso de que “no se debe hacer por congruencia”, torció el verso. Por congruencia, la señorita Alcalde debería comprar su ropa en Sears o cualquier tienda de esas de dama clasemediera, y no vestir prendas de alta gama de la marca Massimo Dutti, su favorita, la que también usa la princesa de Gales, esposa del siguiente rey británico, Catalina Middleton (Kate en confianza).
No es calumnia (muy su gusto y muy su lana): la revista de sociedad Quién publicó ocho fotografías de la predicadora de la justa medianía vistiendo esa prendas que además, le quedan muy bien porque la percha ayuda; si le interesa el asunto, busque el reportaje en https://www.quien.com/politica/2020/05/25/el-estilo-y-la-marca-de-ropa-favorita-de-luisa-maria-alcalde.
Se repite, muy su gusto por la alta costura y muy su dinero, que espantarse de los lujos ajenos es envidia, cosa fea. Aparte de que el mercado de lo opulento da de comer a miles de personas, genera riqueza y paga impuestos (la ropa pirata no, esa sí le hace daño a la sociedad).
Ahora que, viendo bien las cosas, esos llamados a la justa medianía, a no usar ropa cara, relojes, viajar a Europa ni comer en restaurantes finos, son un llamado a aparentar, porque los que roban, seguirán robando y solo se les hace un llamado a la discreción, que no lo exhiban, que no se note, que la gente no se dé cuenta.
¿Relojes, trapos, viajes?… mejor que nos expliquen porque en el sexenio del santo-santo-santo de Macuspana, México cayó al peor lugar de corrupción en su historia: el 140 de 180 países, empatados con Nigeria y Uganda, según la ONG Transparencia Internacional (TI); y por si a algún cuatrotero creativo se le ocurre decir que esa no es fuente fiable de datos, se le recuerda que el propio Señor de los Abrazos citaba a esa ONG, como hizo en su primer mensaje como presidente de México, diciendo:
“Según la última medición de Transparencia Internacional ocupamos el lugar 135 (en corrupción)… luego de estar en el lugar 59 en el 2000 (no lo dijo él, esa calificación fue con Fox) y remató: “vergonzosa posición en que nos encontramos”… ¿sí?… ¿vergonzosa?… pues con él bajamos al 140. Que nos expliquen y que no nos vayan a decir que el protector de los derechos humanos de los narcos traía 200 pesos en la cartera… hubiera traído 10 mil pesos y una colección de tarjetas de crédito, pero que no nos hubiera hundido en una corrupción estructural que el país no conocía.
¿Restaurantes caros, zapatos finos?… mejor que aclaren los 303 mil millones de pesos del gasto público que andan bailando de los cinco primeros años del periodo del Señor de las Corcholatas, según la obsequiosa y amigable Auditoría Superior de la Federación que, por cierto, de la cuenta pública del 2024 solo entregó resultados del 7% de las auditorías que hizo.
¿Carros de alta gama, bolsos de marca, joyas?… mejor que nos digan qué hizo con el presupuesto del país que en 2019 fue de casi 5 billones 900 mil millones y en el 2024, arriba de 9 billones, y nada mejoró: nada. ¿En qué se fue esa montaña de dinero?
¿Buffet en hoteles de cinco estrellas?… seamos serios, que nos digan por qué mediante decreto presidencial se reservó como información de seguridad nacional el gasto en las obras estelares de terco de Tepetitán: refinería de Dos Bocas; Aeropuerto Felipe Ángeles; Tren Maya; los otros tres aeropuertos, Palenque, Chiapas, Chetumal y Tulum en Quintana Roo; el Corredor Interoceánico; y la venta del avión presidencial; limpiándose el extremo inferior de su sistema digestivo (la mera salidita), con la resolución del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que invalidó sus decretazos de opacidad y ocultamiento. Y créalo, es más dinero de lo que cuesta una comilona de políticos arribistas, créalo.
Ya que salió la refinería de Dos Bocas, que en lugar de esconderse para salir de vacaciones, que mejor que digan qué pasó con ese contrato por más de 30 mil millones de pesos, asignado a un tal Daniel Flores, un empresario del que Adán Augusto López en julio de 2023 -ya siendo oficialmente corcholata-, dijo que “era un amigo, una gente que tenía una cercanía conmigo”, y habló en pasado porque el señor Flores se murió en un accidente aéreo. Lástima.
Sí, que dejen en paz la justa medianía y rindan cuentas sobre ese 80% de los contratos de obra y adquisiciones del gobierno federal, asignados directamente, a dedo, sin licitación.
Y por último. Si todos los funcionarios y cuatroteros come-cuando-hay, regresan a su vida de siempre, de medianitos, si se aclaran todas las cuentas pendientes del fundador de la 4T, solo falta aclarar por qué el gobierno de los EUA los señaló por escrito, como cómplices de la delincuencia organizada. Y que hagan de su capa un sayo.