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Copoya, una delegación de Tuxtla Gutiérrez, es un lugar lleno de historia y tradición.
Según versiones de familias zoques de Tuxtla, en la antigüedad la región que hoy ocupa Copoya, no era habitada por los zoques, más bien, utilizaban sus fértiles laderas para la agricultura.
Con el tiempo, las dificultades para desplazarse diariamente desde Tuxtla Gutiérrez llevaron a algunas familias a asentarse de manera permanente, dando origen a un pueblo que aún conserva tradiciones y prácticas religiosas propias de esta etnia indígena.
Delegación de Tuxtla
Durante la época colonial, la región experimentó la influencia de órdenes religiosas como los mercedarios, dominicos y franciscanos, que introdujeron nuevos elementos culturales y religiosos.
En el siglo XIX, Copoya fue reconocido oficialmente como pueblo mediante un decreto del gobernador Emilio Rabasa en 1892. Más tarde, en 1921, la Constitución de Chiapas mencionó a Copoya como una delegación de Tuxtla Gutiérrez, consolidando su importancia en la historia de la región.
La oferta turística
Actualmente, Copoya es conocido no solo por su riqueza histórica, sino también por su oferta cultural y turística. La delegación ha desarrollado actividades que atraen a visitantes, como rituales de sanación física y espiritual, festividades tradicionales y una gastronomía que preserva los sabores ancestrales.
Un emblema moderno de Copoya es el Cristo de Chiapas, una monumental escultura de acero inoxidable de 64 metros de altura que representa a Jesucristo resucitado. Este símbolo de fe y unidad es una de las figuras más altas de su tipo en el mundo y un punto de referencia importante para quienes visitan la región.
Copoya continúa siendo un espacio donde la historia, la espiritualidad y la cultura convergen, ofreciendo a quienes lo visitan una experiencia única que conecta el pasado con el presente.
(Con información de Noé Farrera)