Calzones: La Feria

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SR. LÓPEZ

Tío Neto, de los de Toluca, era la compañía favorita de los niños de la familia, jugaba a todo y nunca se enojaba; aparte, siempre daba una explicación fácil a lo que fuera: la fuerza de la gravedad, girando un plato con un bolillo en él: no se caía, porque el plato estaba en movimiento, nosotros en la Tierra, igual que el bolillo (este menda le preguntó por qué no se caían los chinos cuando nos tocaba estar ‘arriba’ y a ellos, ‘abajo’… me miró de mala manera, entonces de 8 añitos); según él, la electricidad se obtenía de unos cables muy gruesos enterrados, que captaban la fuerza de los rayos y la diluían entre todos los cables que veíamos en los postes (su texto servidor se guardó de preguntar de donde venía cuando no caían rayos, que no caían todo el tiempo); una vez consultó este López a su progenitor, de inteligencia clara, si era cierto que los niños los traían las cigüeñas y que la panza de las mamás era para que supieran cuales quería un bebé; el Jefe de Proveeduría, sonrió y quiso saber de dónde había sacado eso: -… dijo tío Neto –expliqué con candidez de esos tiempos, y atajó: -Tu tío es tonto, no le creas nada, tú no eres tonto –y a continuación dio detallada explicación ginecológica que molestó mucho a la subcomandante Yolanda (mamá le decían los demás a las suyas), pudorosa según los cánones de los años 50 del siglo pasado.

Cuidado con la subespecie humana que tiene una explicación fácil para todo y si de políticos o funcionarios públicos se trata, debiera ser motivo para separarlos del cargo, sean o no de elección popular. La simplificación metódica causa tragedias.

Asignar sin matices el papel de machistas a los ‘conservadores’ y de feministas a los de ‘izquierda’, duele de simple (simple en la acepción 6 del diccionario de la Academia: mentecato, abobado).

La ‘izquierda’ hoy en rigor, no existe, con todos apretujados en el ‘centro’. La izquierda existió antes. Si usted gusta nos podemos remontar hasta Rousseau, cuyas ideas políticas fueron una influencia determinante en la Revolución Francesa, a cuyo seno se acuñó eso de ‘izquierda’ y ‘derecha’ (otro día comentamos); bueno, pues don Rousseau, proponía como deseable la exclusión de las mujeres. Luego, en el siglo XIX, Marx y Engels trinaban contra la opresión de clase sin distinciones de género, planteando que la mujer sería automáticamente emancipada al triunfo de la clase obrera, que daría independencia económica a las damas.

En el siglo XIX, el movimiento obrero también entró en contradicciones con el feminismo. Ni don Karl ni don Fede intuyeron el asunto de patriarcado y como ya dijimos, analizaban en general la opresión en función a la cuestión económica, suponiendo que la igualdad de derechos de la mujer llegaría solita. August Bebel (1840-1913) planteaba el importante papel que llegarían a tener las mujeres en la sociedad socialista, “adaptado a sus capacidades y dentro de su papel de esposas y madres”… mmm.

Lenin, menos modosito, sostenía que la causa feminista era “una distracción en la lucha por la transformación de la sociedad” y solo veía en las mujeres una ‘masa cuyo apoyo necesitaba la causa comunista’; en 1920, ya en el poder, declaró: “(…) se trata de ganar para nuestra causa a los millones de mujeres trabajadoras de la ciudad y del campo. Para nuestras luchas y muy especialmente, para la transformación comunista de la sociedad. Sin atraer a la mujer, no conseguiremos un verdadero movimiento de masas”; solo le interesaba usarlas.

Stalin dio marcha atrás a todo lo que durante el leninismo consiguió la afamada Alejandra Kollontai (Comisaria del Pueblo para la Asistencia Pública): ordenó que los gastos y costas de los divorcios los pagara quien lo solicitara; promovió la familia tradicional; penalizó el aborto y la homosexualidad; y derogó las leyes a favor de la igualdad de las mujeres y hombres. ¡Chulito!

Por su lado, Pierre J. Proudhon, uno de los cuatro creadores del anarquismo (y el mutualismo), hombres de muchas luces, en sus obras “La pornocracia o las mujeres en los tiempos modernos” (1875), y “La filosofía de la miseria” (1876), combate la igualdad de género, propone que la mujer no tenga acceso a la educación, sostiene la inferioridad física e intelectual de la mujer, y entre muchas lindezas más, dice, advirtiendo que no hay término medio: “no hay otra alternativa para las mujeres que la de ser cortesanas (putas) o amas de llaves (criadas)”. Ahí les avisan a las anarquistas de ocasión que andan por acá haciendo el papelazo sin saber.

Y la republicana socialista, enorme defensora de los derechos de la mujer, Clara de Campoamor, cuando propuso el voto femenino en las Cortes Constituyentes de 1931, no consiguió ni un voto de sus 50 compañeros de bancada, republicanos y socialistas. Duele.

Hoy en nuestra risueña patria, el Presidente de la república avisa que los ‘conservadores’ se andan disfrazando de feministas, siendo machistas, a diferencia de la ‘izquierda’.

Lo cierto es que indudablemente, la izquierda y la derecha  han adoptado el discurso feminista, porque rinde popularidad y votos, pero jamás desde la teoría y filosofía que profesan. No es creencia es conveniencia.

La Marcha del próximo 8 de marzo y el paro de mujeres del siguiente lunes 9, ya prendió y parece imparable: la banca ya se sumó, no pocas dependencias y universidades (UNAM, IPN, ITAM, UAM, Ibero, La Salle, UVM y Tec de Monterrey).

Este espontáneo y justificado movimiento popular femenino va a dejar huella en la memoria histórica de México. De mí se acuerda. Póngase vivo, porque está presenciando cuando se le fue el país de las manos al Presidente quien si sumara su entusiasta apoyo, quedaría peor. Y su ‘campaña antimachismo’, no logró sustituir lo convocado por ellas ni se acerca a lo que reclaman: no impunidad y efectiva protección, sin prédicas matutinas.

Ni se dejan manipular ni se tragaron el anzuelo, saben que sus mejores conquistas se han logrado sin dejarse mangonear por ideología ninguna… por sus puros calzones.

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