Calor, café, COVID19 y cubrebocas: esperando el semáforo naranja

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CIRO CASTILLO

EDG INFO

(Crónica)

-Es quincena mamita. Me dieron un billete de 500, uno de a mil y se fue todo mi cambio.

-¿Tampoco recibe tarjeta?

-No mi amor, solo efectivo; y es que se me terminó todo mi cambio.

-Bueno, entonces solo deme medio kilo.

Es la conversación de la encargada de una sucursal de Café San Carlos y una de sus clientas.

Es viernes, 31 de julio, medio día, al Oriente de Tuxtla Gutiérrez, donde el calor cuece la piel.

Todos desfilan con cubrebocas. Hay de los N95 que, se supone, solo debería utilizar el personal médico.

Hay unos de color rosa, unos de muñequitos, de colores “chillantes”, de Nike, de Adidas, piratas, pero de marca.

El país ya sumó 46 mil muertos por la pandemia del COVID_19 y en Chiapas esperamos que se diga si seguimos en semáforo naranja, regresamos a rojo o avanzamos a amarillo (seríamos los primeros).

La gente empieza a salir un poco más, quizá con algo de miedo todavía, pero corriendo riesgos. La vida continúa.

Hay café tradicional, orgánico, de exportación, caracolillo, márago, especial San Carlos y exportación de altura.

Hay empanadas, roscas de queso, pan de elote y solamente dos mesas disponibles. Dos personas en cada una, por la sana distancia.

-¿Cuál me recomienda?

-Cómo le gusta, fuertecito o suave

-Mmm, suave

-El tradicional es el más suave

-Deme tradicional

-¿Para cafetera?

-Sí, por favor.

Suena la máquina que muele el café, mientras una pareja conversa detrás de mí, sin su sana distancia, como extasiados, como si no se hubiesen visto en muchos días y tienen mucho qué decir. Lo dicen, ríen.

Más gente con cubrebocas desfila por los pasillos de Soriana Oriente. Unos apenas y se tapan la boca. La nariz queda descubierta.

-Buenas tardes, quiero un kilo de tradicional para cafetera, dice una señora con evidente sobrepeso, vestida con blusa de flores, que hace juego con su cubrebocas.

Suena la máquina que muele el grano, mientras un joven cruza el tapete sanitizante, cuyo líquido está por extinguirse.

Los “viene viene”, con sus chalecos amarillos, parece que se asfixian bajo el inclemente sol, con sombrero o gorra, lentes y cubrebocas, pero siguen. No para de sonar su silbato.

Dos parejas en edad de riesgo se suben a su camioneta, mientras una señora que apenas puede sostenerse con un bastón va hacia el cajero a retirar dinero.

-¿Diga?

-Un frapé de moka, por favor.

Un señor alto, con cubrebocas negro y careta, se coloca en el tapete sanitizante, mientras la encargada del Café San Carlos apresura el paso para elaborar el frapé. No tiene personal. Está sola. No tiene tiempo ni para ir al baño.

Casi las 14 horas y el sol sigue inclemente, presagia lluvia. En las próximas horas sabremos si seguimos en naranja, reculamos o avanzamos.

En las redes corre como lumbre un mapa falso donde dicen que nos vamos a semáforo amarillo, que Chiapas sería el primero en tener ese color. Lo más probable es que no. Lo más probable es que sigamos en naranja.

-¿No trae cambio señor?

-Sí

-¿Para cafetera?

-No, para colador…

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