¡Bienvenida al Infierno!: La Feria

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Sr. López

Se llamaba Carlota y por cosas de la vida, le decíamos Cola, la prima Cola, quien sin hacer honor al sobrenombre, era un ferrocarril de guapa, verdad de Dios. Era de las de Autlán de la Grana, Jalisco. Bueno, pues la prima Cola le salió a sus papás con que se quería casar con un Froilán, de peor fama que Juan Charrasqueado. El papá de Cola arrancó a vociferar pero tía Carlota, sabia, con la mirada lo calló y a su hija hizo un repaso de las barbajanadas conocidas del tal Froilán, y remató: -Si tú lo escoges, tú lo aguantas, nada de que no sabías, sabes –se casó, se arruinó la vida, hasta que una beatífica cirrosis la hizo viuda. Menos mal.
Le guste al que le guste y le disguste a los que nos disgusta, los resultados de los comicios de este domingo pasado, son el resultado de la elección que hicieron los que salieron a votar. Con perdón de usted, ¡a tragar!
No se vale ser demócratas de contentillo (“difícil de contentar, caprichoso, descontentadizo”, según reza el ‘Diccionario breve de mexicanismos’ de Guido Gómez de Silva, claro). En otras palabras, no se vale dar por buenas las votaciones cuando las ganan los que uno quiere; ni se vale descalificarlas cuando se pierde, como ya sabe quién. Ganaron las elecciones los que las ganaron. Punto. Mejor que eso: punto redondo.
Otra cosa que parece conveniente aclarar, es que las elecciones no son para acertar ni para corregir errores. Las elecciones democráticas, son para que la gente escoja lo que quiere. Bueno, ya escogió: Morena & Asociados, son lo que quiere una abrumadora mayoría de mexicanos de los que salieron a votar. Eso quieren, eso eligieron y los demás, con excepción de Chiapas, ¡a tragar!, como ha quedado dicho. Y lo de Chiapas es porque Eduardo Ramírez (80% de votos a su favor), es al que quería la gente desde seis años antes, por cierto.
Ganó doña Sheinbaum con cerca del 60% de los votos, más de 30 puntos porcentuales sobre doña Xóchitl y para asombro de propios y extraños, por primera vez desde que tenemos elecciones en que se cuentan los votos, el gallardo tenochca con crayola, le dio también el Congreso federal a quien será nuestra próxima Presidenta, con el número de curules suficiente para que haga charamuscas con la Constitución (a menos que el miércoles, en los Resultados Definitivos del INE, resulte que nos salvamos en el Senado, que con eso bastaría… pero está difícil porque Movimiento Ciudadano está al mejor postor).
¿No nos gusta?… bueno, hubiéramos votado. ¿Usted sí votó?, lo felicito, pero el 40% no. O sea, doña Sheinbaum será titular del Poder Ejecutivo por elección del 36% del electorado (el 60% del 60%… el 36%); o sea: no votó por ella el 64% de los integrantes del peladaje nacional. Muy nuestro gusto este abstencionismo suicida. La señora le-ga-li-to, será Presidenta y tendrá un Congreso a sus órdenes (y nada de que hubo fraude, un fraude de esas proporciones es físicamente imposible)… y sí, obtuvo más votos que su mentor, faro y guía, 34 millones (dato extraoficial, puede ser más).
Luego, si las cosas no salen al gusto del respetable, nada de empezar a quejarse, ir a marchas (qué risa), ni alegar “no sabíamos”… no, sí sabemos, la señora no nos engañó, muy clarito dijo que su plan de gobierno incluye el plan C del Presidente que ya se va.
Luego, dentro de quién sabe cuántos sexenios, echar atrás las reformas constitucionales del plan C, no serán bromas y aunque lo fueran, mucho daño estará hecho. Y nos arderá el occipucio que algún imprudente nos recuerde en plena tragedia eso de “tú lo quisiste, fraile mostén; tú lo quisiste, tú te lo ten” (mostén, como sabemos, se llama a los frailes de la Orden de Canónigos Regulares que fundó en 1120 San Norberto). Lo que viene, viene por elección de los mexicanos y el tenochca contemplativo, ese que ni vota, no rendirá cuentas jamás… ese al que le importa un reverendo y serenado cacahuate que el país ruede. ¡Qué difícil construir democracia sin demócratas!
¿Cómo hemos llegado a donde hemos llegado?… pues no aplicando la ley. El ahora campeón, López Obrador nunca ha pagado las que se ha comido (y son muchas, por ejemplo la toma de 51 pozos petroleros en 1996, que es delito federal). Nunca debió ser Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, porque el señor de Tabasco, legalmente, no tenía la residencia. Nunca enfrentó consecuencias, civiles y penales, de su toma de la capital en 2006. Pero en cambio, a cada maniobra suya, el gobierno le llenaba de dinero las alforjas… y aquí estamos. Y por cierto, alguna explicación nos debe Peña Nieto que le allanó el camino a Palacio Nacional.
Como sea, estamos ante hechos consumados, pero hay dos buenas noticias, la primera (y no es cosa menor), López Obrador ya se va y sí se va a ir: doña Sheinbaum en cuanto acomode debidamente su humanidad en La Silla, con la montaña de problemas que le tocará atender, va a tirar el bastón de juguete y a tomar el mando; de este menda se acuerda. La señora tendrá que aceptar a los secretarios de gabinete que le imponga el señorcito, sí, pero en cuanto pueda, en su segundo año, los va a ir expulsando; de su texto servidor se acuerda.
Y cuando doña Sheinbaum tome conocimiento preciso del muladar que le heredó su mentor, sufrirá una decepción y ante la labor hercúlea que deberá realizar, tomará distancia, como han hecho todos, siempre. Gobernar México no es juego ni se gobierna desperdiciando capital político en defender lo indefendible. Ya lo verá.
Y, justicia divina, doña Sheinbaum compitió para ganar y ganó, sí, pero heredando todas las pifias del gobierno de este Presidente, que ahora serán de su responsabilidad. No le tocará a doña Xóchitl terminar y hacer producir a Dos Bocas; ni arreglar los estropicios ecológicos del trenecito Maya y que sea productivo junto con el AIFA que es otro pozo sin fondo; ni resolver el desabasto nacional de medicamentos reconstruyendo a la par, el sistema de salud. ¡Ah! y lidiar con la delincuencia organizada. ¡Bienvenida al Infierno!

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