Sr. López
¿Quién fue Nicolino Locche?, no se apene ni se talle las neuronas: no sabe. Y no tiene por qué saberlo. El señor Locche (1939-2005) fue un argentino campeón mundial de boxeo, peso superligero, apodado “El Intocable” porque se paraba a 50 centímetros de su oponente y con las manos abajo, eludía todos los golpes que le lanzaban con un juego de cintura increíble. Luego, los machacaba, porque pegaba durito, también.
El político sin cintura es muy vulnerable. Nuestro Presidente es de esos, de plano no tiene cintura, es un palo, y se enoja mucho cuando lo conectan, para seguir con el idioma boxístico.
Imagine el inmenso triunfo en que pudo convertir la marcha del día de su cumpleaños (el domingo pasado, 13 de noviembre, muy presente tenga usted), si en la noche del mismo día hubiera salido a declarar:“Hoy he escuchado la voz del pueblo. Me informan las autoridades responsables dependientes del Poder Ejecutivo a mi cargo, que la asistencia popular a la marcha en esta ciudad capital sumó a centenares de miles de personas, aparte de manifestaciones en otras 44 ciudades del país y cuatro del extranjero. Retiro mi iniciativa de reforma a nuestras leyes electorales, misma que elaboré pensando en mejorar nuestras instituciones y con mi mejor buena fe, pero toda mi vida política la he hecho siguiendo los mandatos del pueblo y esta no será la excepción.
No lo asumo como una derrota personal sino como un triunfo de los mexicanos y nuestra democracia. Ustedes, pueblo de México, me hicieron Presidente de la república y a ustedes me debo. Y anticipo que no aceptaré ninguna modificación legal que vaya contra lo expresado hoy por la nación. Buenas noches”.
Siga imaginando, ahora a nutridas multitudes saliendo de nueva cuenta para concentrarse en la glorieta de la Columna de la Independencia, a tremolar banderas de México, cantar el himno nacional y corear: ¡es un honor estar con Obrador!… ¡así, sí, Obrador!… ¡Presidente, Presidente! (y si no iba nadie, Claudita se hubiera encargado de retacar la glorieta: ¡sí se puede!)Lindo. Hubiera sido lindo. Y los muy legítimos opositores al Presidente, con tantita inteligencia hubieran tenido que salir a declarar que saludaban su respuesta, que daban vuelta a la página y seguirían trabajando por las mejores causas nacionales.
Pero, no. Lejos de eso, el Presidente les ha hecho más gordo el caldo continuando con sus insultos y descalificando a los que salieron a marchar, diciendo que pueden ser millones pero siguen siendo minoría… ¡ay, Presidente!, en política hay minorías que triunfan y cuando no triunfan, manchan, como sucedió en Argentina a Juan Domingo Perón, indiscutiblemente apoyado por la mayoría del pueblo llano y en el basurero de la historia.
Aparte, para tensar cuanto pueda la situación política en el país, muy previsiblemente anunció en su mañanera de ayer que el próximo 27 de noviembre, hará una marcha de la Columna de la Independencia al Zócalo. Señor Presidente: al pueblo de este país las marchas oficiales lo impresionan tanto como unos calzones de señor a una abuela de doce.
Nos echamos 70 años del siglo pasado presenciando marchas convocadas por el gobierno, con cualquier excusa y también para saludar el regreso del Presidente de una gira por el extranjero (Luis Echeverría si no recuerda mal este menda), con el Zócalo a reventar de gente, sí, pero con el país impasible, sin prestar ninguna atención a multitudes amarchantadas del mismo gobierno, de burócratas o manifestantes rentados.
El valor de la marcha del domingo pasado es que los asistentes fueron por su propia voluntad… y más le vale al gobierno romper su cochinito, porque como las fotos aéreas de su contramarcha en la CdMx no sean parecidas o mayores a la del domingo, van a pasar una vergüenza horrible… ¡ah! y que su contramarcha se replique en 44 ciudades del país (y a ver a qué santo se encomiendan para que también haya manifestantes en cuatro ciudades del extranjero).
De veras señor Presidente, es una mala idea su contramarcha de apoyo de usted a usted. La vara está muy alta.Luego y demostrando que les gusta hacer el ridículo, están las bravatas del diputadito Ignacio Mier, líder de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, quien le puso a la oposición el 23 de noviembre como fecha fatal, para que aprueben la iniciativa presidencial o ellos la someten al Pleno el día 29 (pudiéndose ahorrar la pena); para no mencionar el “Plan B” del Presiente que va a ser el cadalso de su prestigio democrático. Cada quien.
Este asunto hizo que PAN y PRD resuciten su alianza con el PRI… y ¡ya sucedió!: el gobierno de los Estados Unidos, que nos guste o no (no nos gusta), se mete en nuestros asuntos, ya se definió formalmente sobre esto del INE. Efectivamente, ayer Vedant Patel, vocero del Departamento de Estado, el responsable de las relaciones internacionales y de la política exterior de los EUA, declaró: “Estamos al tanto de las protestas para no tocar al Instituto Nacional Electoral (INE) que tuvieron lugar a lo largo de México este fin de semana y nuestro punto de vista es que instituciones independientes, libres de influencia política son una piedra angular de la democracia”.
Y por su lado el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de EUA, Bob Menéndez, aseguró: “El potencial desmantelamiento del Instituto Nacional Electoral en México por parte del presidente López Obrador representa el más reciente y urgente reto en nuestra campaña para restaurar los valores democráticos al centro de la política exterior (de EUA) en el hemisferio occidental”.¡Metiches!, ¡infames!, sí, que opinen de la más vieja de su casa, sí.
Pero no es moco de pavo para un Presidente de México que el tío Sam se ponga del lado de sus opositores. ¡Cuidado!, les regalaron su excusa favorita para intervenir: la defensa de la democracia.
Nunca se había sabido de un pollo que por su voluntad se desplumara y se ensartara la varilla por salva sea la parte para, por su voluntad, meterse al rosticero.
Imagen del Portal Periódico Milenio