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El kibutz de Kfar Aza fue uno de los sitios que mayor violencia sufrió durante la invasión de Hamás a Israel. Junto a tres bicicletas infantiles fueron vistas seis bolsas mortuorias. Y al fondo, los cadáveres de los atacantes palestinos. Ahí, los cuerpos de niños y de 40 bebés son lo más desolador, según cifras de las fuerzas militares de Israel.
Nunca he visto nada peor. Me vine abajo cuando vi los cadáveres de dos niños asesinados”.
Cuando retiramos los cadáveres de civiles, de niños, pensé en el general Eisenhower, cuando vio los campos de la muerte en Europa”, comenta a la prensa el general retirado Itai Veruv.
Los terroristas lanzaron granadas dentro. Nadie sobrevivió”, añade.
Según Veruv, “70 terroristas armados y entrenados” atacaron Kfar Aza.
Los atacantes “incendiaron las casas, para obligar a sus ocupantes a salir” y luego ametrallarlos, cuenta Omer Barak, un oficial israelí de 24 años.
Pero muchos prefirieron morir quemados, o intoxicados por el humo, en lugar de morir a manos de los terroristas”, afirma. “Encontramos muchos cadáveres dentro de las casas”.
El oficial, que luchó con sus compañeros durante dos días para liberar Kfar Aza, dijo haberse sentido “aterrorizado” con lo que encontró en el kibutz.
En Kfar Aza, una cooperativa con césped fino, el hedor a muerto es omnipresente. El sitio está sembrado de restos de asaltantes, reconocibles por sus chalecos antibalas negros, algunos hinchados por el efecto de la putrefacción.
La granja colectiva fue asaltada el sábado por los milicianos del movimiento palestino, infiltrados desde la Franja de Gaza, a apenas dos kilómetros.
(Con información de Excélsior)