Violencia sin fin

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Ensalada de Grillos/Ciro Castillo

El último reporte del Sistema Nacional de Seguridad Pública indica que en el primer año de gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo la cifra de homicidios fue de 26 mil, es decir un promedio de 72 diarios.

Dicen que las estadísticas son frías y sí, a simple vista reflejan que la nueva estrategia de seguridad implementada en el segundo piso de la autollamada Cuarta Transformación está dando resultados, pues mantiene una tendencia a la baja, con respecto a los más de 80 asesinatos al día que venían ocurriendo en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador.

Atrás quedó el discurso que se reducía en la frase de “abrazos no balazos”, el cual, lejos de pacificar al país como se dijo que se pretendía, pareció alentar a grupos criminales que se posesionaron de regiones enteras como Chiapas.

Ahora bien, qué hay detrás de esas 72 víctimas mortales diarias que indican las estadísticas, las cuales, insistimos, son frías.

Quizá detrás de esas más de 70 muertes haya sí, gente que decidió dedicarse a la vida criminal porque no tenía otra opción o incluso porque fue forzada; sin embargo, también hay familias que perdieron a un ser querido solo porque se resistió a un asalto, porque estuvo en el lugar y hora incorrectos o porque no quiso pagar una cuota o el derecho de piso que imponen las organizaciones delictivas.

Apenas el lunes, Bernardo Bravo, dirigente limonero en Apatzingán, Michoacán, fue hallado muerto, presuntamente porque se resistía a poner un precio a la producción de limón como querían los delincuentes.

Su caso es solamente un ejemplo de la violencia sin fin que a diario vivimos en nuestro país y a la cual parece que ya nos acostumbramos.

A veces preferimos mirar hacia otro lado o escudarnos en el clásico “seguramente andaba en malos pasos” o “seguramente andaba metido en drogas”.

La violencia que padece nuestro país desde hace sexenios no es casualidad. Tiene que ver con la impunidad y la corrupción de los grupos en el poder, los cuales a veces solamente cambian de color, pero también está relacionado con que las familias y los ciudadanos cerramos la puerta a valores clave y dimos paso al dinero fácil, sin importar cuál sea su origen…

Sin regateos

En su ya clásico reporte semanal, Jorge Luis Llaven Abarca, fiscal general del estado, confirmó que Chiapas se mantiene como una de las entidades más seguras de México, lo cual no es una casualidad sino el resultado de una estrategia que comenzó con el sexenio del Jaguar.

“En la medición de la incidencia delictiva en general, Chiapas ocupa el segundo lugar en cuanto al periodo de enero a septiembre del 2025, en comparación al año anterior. Además, es el quinto mes consecutivo que Chiapas está en primer lugar, es decir, desde junio, ha cerrado en primer lugar cada mes.

Si seguimos con esta tendencia, estamos seguros de que Chiapas cerrará en una posición privilegiada para el mes de diciembre y con el concentrado del año 2025, lo cual constituye un reto muy importante, porque el estado no había tenido estos logros en materia de seguridad, e insisto, es el esfuerzo que hacemos todas y todos para trabajar en cada rincón del estado y mantener la paz y la tranquilidad de todas las familias chiapanecas.

Mientras que, en la incidencia de alto impacto, Chiapas mantiene el segundo lugar, y durante agosto y septiembre obtuvo el primer lugar”, dijo Jorge Llaven, quien, en un ejercicio de autocrítica aceptó que Chiapas ocupa la posición 15 en el doloroso delito de feminicidio, el cual atribuyó a factores como el consumo de alcohol, sustancias tóxicas y la desintegración familiar.

No lo dijo así, pero es claro que el machismo rampante también abona a la violencia contra las mujeres, quienes muchas veces por temor o porque fueron educadas para aguantar, no denuncian y la historia tiene un final fatal.

Puso como ejemplo de los problemas que ocasiona el consumo de alcohol sin control, lo que pasa en colonias como Plan de Ayala, en Tuxtla Gutiérrez, donde hay mayores reportes de riñas por personas que inician celebrando y terminan en una disputa.

En conclusión, la violencia y la delincuencia son parte de la sociedad y decir que se puede erradicar puede resultar hasta utópico, sin embargo, sí podemos contribuir individualmente a evitarla…

Aderezos

—En una comunidad de Ocosingo y hablando precisamente del consumo de alcohol, el cual incluso puede ser más contraproducente que consumir alguna sustancia prohibida, un grupo de muchachos asesinó a pedradas a otro. La cosa se puso tan color de hormiga que habitantes amagaban con prenderles fuego. Al final, todo terminó en una “encuerada” y que estos sujetos pidieran perdón a la víctima, quien yacía en el interior de un féretro…

-La explosión de Cactus, en Reforma, Chiapas, es otro claro ejemplo de que en materia de prevención nunca sabemos dónde saltará la liebre. Simplemente tendríamos que estar preparados, pero no lo estamos. Esta vez todo quedó en un susto, pero pudo ser peor…

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