Salvavidas

0

LA FERIA

Sr. López

Salvavidas.
La abuela Virgen y toda su familia, eran más católicos que San Pío X, pero el abuelo Armando ni bautizado fue y él y su parentela eran masones. Una vez este menda preguntó a la santa viejita cómo era posible que se hubiera casado con él, siendo ella tan radicalmente católica y respondió, cándida: -¡Ay, hijito!, si creía o no, qué importaba… con lo guapo que era -… visto así.

De entre la masa que somos el peladaje nacional, la ciudadanía por si le ofende, hay algunos, usted dirá cuántos, que ante la aparente invencibilidad de los cuatroteros al poder, ven con desesperanza el futuro del país dominado por la izquierda; otros lo ven con resignación, hermana gemela de la desesperanza; otros que no se amilanan, consideran que no todo está definido y que ya el tiempo dirá qué sucede con México; también hay los que confían en que si los izquierdistas transformadores nacionales se pasan de la raya, los EUA les paran el alto; y por supuesto hay quienes, usted dirá cuántos, están muy entusiasmados con este régimen que esperan dure cuando menos lo que duró el priismo imperial, porque como decía el gitano “hay gente pa’too”.

Por economía de palabras, demos por buenas esas no tan precisas categorías de topografía política, izquierda y derecha, y sus derivados: extrema izquierda, centro-izquierda, centro, centro-derecha, extrema derecha… por arriba, por abajo, por todos lados, ¡calcomanías Toronto! (ni quién acuerde).

También aceptemos la clara identificación general de la izquierda con el socialismo (no se menciona el comunismo, inexistente en el planeta en toda la historia, incluidas la URSS que ni tantito comunista fue, igual que China que es lo que usted quiera, pero no comunista).

La izquierda ha conseguido tener buena prensa, porque busca la justicia social, el igualitarismo y zarandajas misceláneas más; y la derecha para no pocos, es una birria de los fétidos conservadores, autoritarios, militaristas, amigos de la tradición y (¡qué horror!), de la religión.

Lo cierto -apasionamiento al lado-, es que ser de izquierda (o derecha), no implica que irremediablemente, sea bueno o malo un gobierno.

Para los que echan mano del escapulario al oír las palabras izquierda o socialismo, se les recuerda que hay gobiernos de izquierda muy decentes, por ejemplo los gobiernos del norte de Europa: Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia, aunque en honor a la verdad, socialistas no son.

Y para los que de antemano aprueban a los gobiernos de derecha, no se les olvide que los ha habido, muy de derecha y muy infames: Pancho Franco en España, uno; Pinochet en Chile, otro (y hay más, falta espacio).

Por cierto, como no va a faltar uno que ya esté yendo por la matraca por eso de los gobiernos de izquierda muy decentes (que sí hay), se les recuerda que en ciertos aspectos (sin entrar en honduras), Adolfo Hitler era de izquierda, izquierda peculiar, pero izquierda.

El Estado nacional-socialista (nazi) proclamaba la “primacía de la política sobre la economía”; y Hitler, en su discurso del 9 de octubre de 1934, dejó muy claro que la disposición de la propiedad no era asunto privado: “Sostener que la forma en que se usa una fortuna, sin importar su tamaño, es una cuestión privada que cada individuo puede decidir es un grave error que debe corregirse bajo el Estado nacional-socialista”, dijo el del bigotito y eso no es de derechas ni capitalismo ni nada, es socialismo.

Claro que como buen socialista, don Hitler lo decía bonito: “poner el beneficio común por delante del beneficio privado”… y sí suena bien, lástima que implique que el Estado tiene derecho a decidir la forma, alcance y tiempo en que se conserva la propiedad privada en manos de sus dueños.

Por supuesto los chicos del coro triunfal de la izquierda, se solazan definiendo al nazismo como de extrema derecha. Bueno, cada quién.

En los tiempos que corren se observa que la izquierda va en retroceso después de décadas de victorias y pifias.

En nuestro continente, Javier Milei en Argentina; Daniel Noboa en Ecuador; Dina Boluarte en Perú; José Raúl Mulino en Panamá; Bukele en El Salvador; Santiago Peña en Paraguay; y en la Bolivia del fétido Evo Morales, en las elecciones del domingo pasado arrasaron a la izquierda, el Partido Demócrata Cristiano y la coalición conservadora Alianza Libre, que van a la segunda vuelta.

Por su lado, Gabriel Boric en Chile, que es de izquierda pero igual retiró a su embajador en Venezuela y en enero de este año declaró que el gobierno de Maduro es una dictadura. Izquierdistas así nunca estorban. Por cierto, en mayo pasado la derecha y ultra-derecha de ese país ganaron abrumadoramente el Congreso y don Boric, tan fresco: el voto se respeta.

En Europa también avanzan la derecha y la democracia cristiana en Portugal, Austria, Francia, Italia, Hungría, Bélgica, Polonia, Alemania (democracia cristiana), República Checa (centroderecha liberal), y el Reino Unido con el partido Laborista de ogaño, que es centrista.

Así se puede ver que la izquierda ya no trae al mundo de las barbas. Y para tranquilidad del tenochca simplex, se aclara que el gobierno de México no, NO, es de izquierda ni socialista. El inmenso simulador y gran vivales que es el Señor de los Abrazos, no es de ningún lado, sino del suyo, es puro discurso, engaño y en su gobierno se dispararon las grandes fortunas que acumularon a su patrimonio neto, 79 mil millones de dólares más.

Y la señora del bastón de juguete, que tiene en su ADN lo socialista (y marxista), no tiene ni la más lejana intención de llevar al país por esos rumbos. Ella igual que su mentor, mantiene la política económica de los tiempos del neoliberalismo de Salinas a Peña Nieto (vea los precriterios de política económica que cada año presenta Hacienda a la Cámara de Diputados), y por eso, la señora defiende el muy capitalista y neoliberal tratado del libre comercio, el T-MEC, porque ella será de izquierda pero sin él se le derrumba el país y aunque le da asquito, se aferra al tío Sam… es su salvavidas.

Deja una respuesta