LA FERIA/Sr. López
A tía Luisa la agarró de 14 de edad el tío Alfredo, de 29 años. Era un mal bicho, avaro, mandón y malmodiento. Tuvieron cinco hijos varones y la tía vivía angustiada por tenerlo contento, atenta a sus caprichos, siempre amenazada de que la iba a dejar con “sus” hijos a que se murieran de hambre. Hasta que un buen día, a la hora de desayunar, la tía le puso los huevos en la cara (los del desayuno), y le dijo: -Me largo con mis hijos –y se largó; luego, la tontita abuela Virgen -la de los siete embarazos-, le dijo “hubieras llevado la fiesta en paz, hijita”, y la tía la miró sin abrir la boca, para no insultarla. Las pasó canutas pero le dio carrera a los cinco que la tuvieron como reina toda su larga y muy feliz vida.
El mitin político de cuatroteros y similares, del próximo domingo, en el Zócalo de la CdMx, para refrendar -ellos ante ellos-, que son los únicos defensores auténticos de México y cantar el himno nacional para revolverle el copete al tal Trump, ya no será un ‘performance’ masivo de brinco al vacío envueltos en la bandera. Será un festival.
Sí, la señora del segundo piso, hará una fiesta en su honor, como salvadora de la nación (el título de Transformador Patrio tiene dueño), y le dará otra repasada al Poder Judicial. Muy oportuno.
La razón es que ayer, en su plática por teléfono con su patrón, consiguió que no nos aplique los aranceles… hasta el 2 de abril, no se me entusiasme. Y lo de “su patrón”, es porque es el que ordena, el que dispone, el mandamás, porque él decide si México se va al basurero o si nos da chance, porque así ven las cosas allá. (“Sin los EEUU los mexicanos estarían comiendo comida para gatos de una lata y viviendo en una carpa en un traspatio”, dijo el senador Kennedy el 11 de mayo del 2023, no se le olvide).
Claudia Pípila, informó ayer el resultado de su plática con el tal Trump y escribió en X (tuiter, pues):
“Muchas gracias al presidente Donald Trump. Tuvimos una excelente y respetuosa llamada (…) en el marco de respeto a nuestras soberanías. Continuaremos trabajando juntos (…). Como lo menciona el presidente Trump, no se requerirá que México pague aranceles en todos aquellos productos dentro del T-MEC. Este acuerdo es hasta el 2 de abril (…)”.
Se necesitaría ser muy mezquino y pasado de fifí, para no sentir alivio; es buena noticia que se aplace la ejecución de México. Pero se necesitaría ser muy ingenuo para suponer que ya quedó satisfecho el gánster Trump. Y también se necesita tener muy gruesa la piel para considerarlo un triunfo. No lo es. Es la aceptación de que México está bajo el calcañar del patán de la Casa Blanca. Está.
Celebrar que el Trump respete el acuerdo trilateral de libre comercio, es hilar con alambre de púas, el T-MEC es precisamente el acuerdo con fuerza de ley, para no cobrarse aranceles y es de cumplimiento obligatorio para los países firmantes (México, Canadá y los EEUU), está vigente hasta el año 2036 y su revisión en julio del próximo año, puede extenderlo hasta el 2042.
Y ahora, hay que darle “muchas gracias” al Trump porque nos la perdonó otro mes y el domingo, dijo la Presidenta, “vamos a invitar ahí a grupos musicales para festejar con el pueblo de México”. Festejar.
No se regatea que la señora Sheinbaum Ortiz de Domínguez, ha sabido manejarse frente al tipo ese, pero manejarse bien en este caso, es ser modosito con el hampón del barrio, el perdonavidas global. No hay de otra, dirá cualquiera… puede ser y sea lo que sea, esto es lo que hay y por lo pronto, quedó aplazada la sentencia de muerte de nuestra economía… del país. ¡Uf!
Pero sí hay de otra, sí había de otra. Trump no está loco, ni come lumbre, aprieta y aprieta el cogote como el delincuente que es (sentenciado, por cierto), pero no asfixia, porque es solo su estrategia para salirse con la suya… con los que se dejan, ya ve el agarrón que se dieron Zelensky y el Trump en la Casa Blanca… y luego de que los EEUU suspendieron su ayuda a Ucrania y el apoyo en inteligencia, resulta que el Zelensky sí conseguirá las garantías que pedía a cambio de permitir que los EEUU saquen tierras raras de su país.
El problema de Trump es que no distingue gobierno y relaciones políticas internacionales, de operaciones comerciales, por eso confunde el apoyo militar a Ucrania, de interés geoestratégico para todo el mundo, con un negocio, dicho por él: “Estamos invirtiendo cientos de miles de millones de dólares y ellos deben asegurarla con sus tierras raras”… dijo “invirtiendo”, como si fuera un desarrollo inmobiliario.
Los países menos tropicales, tratan con él sabiendo eso y sin arredrase, combinan firmeza (Canadá y su respuesta a la amenaza de aranceles), con argumentos a su equipo, no a él que es un miope incapaz de entender la mecánica global que él concibe como una transacción en la que debe haber utilidades en dinero… para nutrir su ego porque lo persigue su inferioridad en los negocios frente a su papá, que Mr. Clairol lleva seis bancarrotas, no se le olvide (quebró en un año su casino en Atlantic City… y para quebrar un casino, de veras que hace falta ser muy malo en los negocios).
Doña Sheinbaum se equivocaría si piensa que ya le halló el modo. El tipo es impredecible. Y más se equivocaría si piensa que es con él el arreglo… bueno, sí hay que hablar con él, pero las verdaderas condiciones no son las que de él defina, sino las del poder real en los EEUU, que cuida sus intereses por sobre todas las cosas y no se programa para los cuatro añitos del Trump, ni los seis de la señora de Palacio, ellos proyectan por siglo, en serio.
Y ahora, en este siglo, lo que quiere el inmenso poder real de los EEUU, primero, es asegurar Latinoamérica muy lejos de la influencia de cualquier otra potencia (China), y atajar el peligro de que México, su larguísima frontera sur, se convierta en un Estado criminal-mafioso; y eso ya veremos si doña Sheinbaum está dispuesta a hacerlo. Allá saben con datos duros, que nuestra política y autoridades, se deben fumigar… sí, hay muchas alimañas.