LA FERIA/ Sr. López
Tío Marito (Mario, siempre fue Marito), muy entusiasmado organizaba la celebración de sus bodas de plata con tía Marcia (a sus espaldas, Marciala, por lo suavecito de su carácter). Una noche la llevó a un restaurante de los muy caros a la “cena de prueba”, de la fiesta inmensa que preparaba y la tía aprovechó para comunicarle que si no tenía inconveniente ella lo que quería era el divorcio. Según tío Marito, le preguntó por qué y ella le dijo: -¿Ves?, por eso, nunca sabes qué quiero -¡listo!
El contexto es adverso para el país y el gobierno federal enfrenta problemas harto difíciles. En lo interno, por bien servidos se dan si no se les desploma la economía… y se les va a desplomar. En lo externo, los EEUU.
Es el Trump lo que le está sacando canas verdes a la doña de México y eso es el primer error de este gobierno de segunda y segundo piso: no es el patán del Trump el problema, bueno, sí, pero el tipo es solo la cara del problema.
Los EEUU en eso de la política ni se parecen a nosotros. Allá el Presidente no es todopoderoso y siendo cabeza de la primera potencia mundial tiene inmensos contrapesos a tan inmenso poder.
El poder real no está en la Casa Blanca que en todo caso lo representa y cuando no, ese poder real se encarga de bloquear, anular, desechar y hasta asesinar a los presidentes que no entienden o que entendiendo pretenden ir a su aire.
Si lo duda, revise los casos de los que no se reeligieron para su segundo mandato, del siglo XX para acá, Taft, Hoover, Ford, Carter y Biden (Bush papá es asunto muy diferente); o Kennedy que acabó en la tumba y Reagan que por un pelito salvó el pellejo.
Vale la pena en especial echarle un vistazo al caso de Dwight Eisenhower, el gran héroe de la Segunda Guerra Mundial que arrasó en las elecciones de 1952 y 1956, y su antecesor, Harry S. Truman, antes de entregarle el poder comentó “ya se va a enterar el General de lo que es dar órdenes y que no lo obedezcan” (a algo así, no es cita).
Bueno, gobernó bien y enfrentó los intereses de la industria armamentística, para derivar presupuesto a las reales necesidades de la gente; ¿sí?… sí, pero le deshicieron el prestigio y salió calificado como “el presidente de no hacer nada”.
Sabiéndolo, Eisenhower, en su discurso de despedida del 17 de enero de 1961, hizo pública la existencia del ‘complejo industrial-militar’. Hizo una severa advertencia sobre su inmenso poder, advirtió que los EEUU debían cuidarse de la adquisición de influencia injustificada del ‘complejo industrial-militar’, y remató: “El potencial para el ascenso desastroso del poder fuera de lugar existe y persistirá” (sí es cita).
Eso era hace 70 años. Sí persistió y ahora es mucho más complicado el problema para los que se sientan a despachar en el Salón Oval de la Casa Blanca, porque se ha sumado al inmenso poder del ‘complejo bélico-militar’, el aún más influyente y decisivo del capital mondo y lirondo que manejan los fondos de inversión como BlackRock, Vanguard y Fidelity, verdaderos monstruos financieros.
Solo BlackRock administra una cuarta parte del dinero mundial; controla el 90% del panorama mediático e informativo, de los EEUU (es el principal accionista de cuatro de las seis más grandes empresas: Time Warner, Comcast, Disney y News Corp.), y si fuera país, sería el tercero después de los EEUU y China. De ese tamaño.
Con ánimo de que entremos en la escala de estos gigantes intereses detrás del poder presidencial de los EEUU, recapacite en lo que significa que se diga que la ExxonMobil, es un Estado empresarial dentro del Estado estadounidense; tienen sus propias reglas de política exterior; por algo el director ejecutivo de Exxon, Rex Tillerson, fue Secretario de Estado (de relaciones exteriores).
Hay otros protagonistas del real poder en EEUU, no hay espacio para mencionarlos pero tenga muy presente que la Reserva Federal, la Fed, el Banco Central de allá, no es parte del gobierno, sus dueños son 12 bancos. El control de todo el dinero de los EEUU, dentro y fuera de su territorio, es privado. La Fed de hecho, le presta el dinero al país, a través del gobierno. Chulada.
Así las cosas, se ve más claro que el Presidente de los EEUU, no es todopoderoso. Y lo que quiera en su agenda no debe oponerse a la de estos otros poderes que allá les llaman La Cuarta Rama (las otras tres son el Ejecutivo, el Congreso y la Suprema Corte).
Todo esto seguro lo sabe nuestra Presidenta. Pero tal vez no que el Trump quiere mucho más que contener la inmigración ilegal y el fentanilo. Y más nos vale que doña Sheinbaum Ortiz de Domínguez, lo sepa. El real poder yanqui, esa Cuarta Rama, ve amenazada su hegemonía y la quiere asegurar para continuar sujetando las reglas de la economía mundial a sus intereses y traer a China marcando el paso.
Para eso lo primero es tener seguro su barrio, Norteamérica, México, Canadá y de ser posible agregar Groenlandia, recuperando el control del Canal de Panamá (no son caprichos del Trump, son órdenes de los que le dan órdenes).
En México hacemos planes sexenales, allá los hacen para dos siglos. Empezaron con la Doctrina Monroe en 1823, su estrategia para ser potencia mundial en el siglo XX; lo consiguieron y de plan en plan (Doctrina de Seguridad Nacional, Doctrina Truman), ahora tienen la Doctrina de Agresión Positiva (hacer guerras preventivas, de ese calibre son), más la guerra contra las drogas y contra el terrorismo.
México es parte insoslayable para EEUU de lo que realmente quiere: que nos traguemos la migración ilegal (y la legal también); eliminar el fentanilo (las demás drogas, no, ¡les encantan!), y expulsar completamente a China de nuestro país.
Si doña Claudia Escutia piensa que de veras Ebrard y el Batman Harfuch, van a conmover al tío Sam y hacerlo cambiar sus planes, se equivoca más que aquél que sembraba huevos.
El poder grandote de allá sabe imponerse. Más nos vale que la señora Claudia Madero sepa qué quieren porque el tío Sam es como aquél que cargaba pistola con seis cargadores y no oía razones.