Huracán

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LA FERIA/ Sr. López

Narcoeconomía. Imagen Internet

A tía Lucha allá en Autlán por los años 40 del siglo pasado, le mataron al marido, quedó con un hijo. Por cosas de la vida acabó viviendo en Guadalajara, donde se abrió camino, primero, vendiendo antojitos en la puerta de su casa, de lo que salió una fonda que acabó en un restaurante popular enorme; barría dinero. Al mismo tiempo, creció el niño (como suele suceder), y se hizo adulto (a consecuencia de lo anterior), pero no daba golpe. La tía le daba techo y comida, se entiende, pero ni un centavo. De repente, el hijo empezó a estrenar ropa cara, la tía, callada; lociones finas, la tía, callada; un día llegó con coche, la tía lo echó de la casa, porque “dinero que no es de trabajar es de robar”, dijo. Pues sí.

Por un artículo de Marco A. Mares en El Economista del 29 de febrero de 2024, se viene a enterar su texto servidor que existe una organización de análisis económico llamada Signos Vitales, sociedad civil nacida para conocer el real estado del país, ante los vacíos de información oficial. Pertenecen a Signos Vitales personalidades como María Elena Morera, María Amparo Casar, don Julio Frenk, Federico Reyes Heroles, Enrique Cárdenas y otros. Cosa seria.

Signos Vitales ha hecho un análisis titulado ‘Economía Mexicana a Revisión’, que permite dimensionar el tamaño del monstruo del crimen organizado en México, nada más revisando cifras económicas.

Examinaron la cantidad de circulante, de billetes en circulación. La cosa es de irse a buscar un rosario para rezar los Misterios Dolorosos: el número de billetes de mil pesos en circulación ha aumentado 365.3% en los últimos tres años, en febrero de 2021 había 85.3 millones de billetes de mil pesos en circulación, para octubre de 2023 ya eran 311.6 millones de billetes de a mil (dato del Banco de México, que es el que autoriza la impresión de circulante).

En el sexenio recién terminado hubo un “notable incremento de dinero en efectivo en la economía nacional, que alcanza los 4 billones 500 mil millones de pesos, equivalente al 14.1% del Producto Interno Bruto” (PIB), lo que llama mucho la atención ante el ridículo crecimiento de la economía (del PIB), que anda entre el 0.8 y 0.9% en promedio anual (menos de la mitad que con Peña Nieto). Con una actividad económica anémica… ¿de dónde sale esa bárbara cantidad de dinero?

Con seriedad los analistas de Signos Vitales dicen que tal “excedente de dinero” en nuestra economía, es “de dudosa procedencia”… bueno, dudosa pero indudablemente resultado de algo ilegal, que no se refleja en ingresos al erario por pago de impuestos; del crimen, pues.

Dos botoncitos de muestra: en su análisis, Signos Vitales nos hace saber que “entre 20 y 30% de los combustibles consumidos en el país provienen del mercado negro”; y afirma que la mayor corrupción en el país se da en las aduanas, alertando sobre “la debilidad en los registros administrativos, con especial énfasis en el comercio exterior”. Este menda sin ninguna buena fe, recuerda a usted que la Secretaría de la Defensa Nacional controla las aduanas fronterizas y la Secretaría de Marina las marítimas (y no se le vaya a olvidar que el principal argumento del gobierno para incorporar la Guardia Nacional al ejército es para que no se vaya a corromper… ajá… sí, claro).

Para irnos entendiendo, México es el primer país del mundo en mercados y actores criminales según el informe de febrero de este año, de la Global Initiative Against Transnational Organized Crime -GIATOC- (Iniciativa Global Contra el Crimen Organizado Transnacional, traducido a marro), que es una respetadísima organización civil internacional, con sede en Ginebra, Suiza, dedicada desde 2013 al análisis de las acciones de las organizaciones criminales en todo el mundo, originalmente financiada y con apoyo operativo de los gobiernos de Noruega y Suiza. También cosa seria.

Éramos el tercero peor, el gobierno que acaba de terminar con su humanitaria estrategia de repartir apapachos a discreción, logró la hazaña de colocarnos como campeonísimos en crimen organizado, a gran distancia de Myanmar, Colombia, Irán, Afganistán, Rusia, China y el resto de los 193 países estudiados, por delitos como trata y tráfico de personas (prostitución y migrantes); extorsión (incluye cobro de piso); tráfico de armas; delitos contra fauna y flora (tala ilegal); ataques cibernéticos y financieros; y también, claro, por tráfico de drogas y homicidios (¿o alguien espera que al mundo no le llamen la atención aunque sea poquito, 200 mil asesinatos en seis años?).

La GIATOC, informa que en los delitos financieros en México, destaca la participación de instituciones del Estado y funcionarios, junto con empresas y ciudadanos, que conforman una cadena de corrupción, lavado de dinero, desvío de fondos públicos y evasión fiscal, entre otras lindezas. El gobierno, instituciones y funcionarios, hasta las narices.

¡Ah! y el informe menciona “una crisis de violencia en contra de los actores políticos”, con el crimen organizado como el “principal responsable por querer controlar los territorios en disputa, en una especie de pacto político-criminal”. ¡Zaz!, ya se dieron cuenta… “una especie de pacto político-criminal”.

El gobierno entrante ya informó sus cuatro estrategias contra el crimen organizado: atender las causas (chamacos con beca y sembrando arbolitos); fortalecer la Guardia Nacional (meterla al ejército, ya está); ampliar inteligencia e investigación (fortalecer el Centro Nacional de Inteligencia… mmm…); coordinación entre instituciones federales, estatales y municipales (¡úchale!, en cien años).

De nada sirve eso sin muy estrecha colaboración con los EEUU y sin limpiar de corrupción del narco a los altos niveles del gobierno, la banca y las empresas cómplices. Será agua de borrajas.

El último -el último- de los cien compromisos de la Presidenta, fue “Disminución de delitos de alto impacto”, con esos cuatro “ejes”. Si el crimen organizado mueve el 14.1% del PIB del país, eso es sacar el paraguas ante un huracán.

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