Música de viento: La Feria

0

Sr. López

Allá en Autlán, a principios del siglo pasado, fueron a pedir la mano de la hermana mayor de Elena, la luego abuela de este menda. El papá del entusiasmado doncel dijo que primero se quería disculpar “por aquello de nuestros abuelos”, y como el papá de la entusiasmada doncella, dijo no entender, le explicó: -Pues porque mi abuelo mató al suyo y se robó su rancho -y el papá de doña Elena, ceñudo, atajó: -Su chamaco y mi niña, se quieren casar, está bien, que se casen; y de esa tontería de nuestros abuelos, le recuerdo que luego mi abuela mató a su abuelo de usted, que las viudas juntaron los ranchos y se hicieron comadres -casi acaba a golpes aquello, decía sonriendo la abuela. Historias de pueblo.

La porrista del señor con micrófono, doña Sheinbaum, provocó un incidente con España, digamos desagradable, al invitar a su toma del cargo al Presidente del gobierno de ese país, pero no al Jefe de Estado, el Rey. España no se lleva así con nadie y anunció que no vienen a verla terciarse la banda. Doña Sheinbaum publicó una carta de dar pena, explicando su no invitación.

La cosa es que “El señor que habla”, en marzo de 2019, copiando a Hugo Chávez, pidió por carta al rey de España: “(…) que el Estado español admita su responsabilidad histórica por esas ofensas y ofrezca las disculpas o resarcimientos políticos que convengan”… refiriéndose a la conquista de hace cinco siglos y al virreinato. Lo mandaron a volar y dice doña Sheinbaum nos ofendieron a nosotros los del peladaje (y uno en Babia).

La cartita del 2019 del arrimado en Palacio, muestra su desempeño escolar. La conquista no la hizo España (no existía), sino los indios enemigos de los aztecas que eran peores que los Zetas; indios que dejaron a Cortés y sus amigotes el gobierno porque era buena idea dejar de comer carne humana, adoptar una religión que no predicaba barbaridades y tener el Rey al otro lado del océano. Y aclararemos: España es España desde el siglo XVIII (aunque tal vez desde el siglo XIX con las Cortes de Cádiz… su problema).

Como sea, hoy el rey de España es Felipe VI (sin apellido, los reyes no tienen apellidos), de la Casa Borbón, que reina en España desde 1700 hasta ahora (con algunas interrupciones pero sin cambio de casa real); o sea: no un sexenio. Decir como dijo un cuatrotero, que Felipe VI le debe el trono a Pancho Franco es confundir la geografía con la gastronomía. ¡Ah!, y los borbones son la más antigua dinastía real de Europa; son lo que son desde 1319. ¿Cómo ven al oriundo de Tepetitán?… como Dios a los conejos.

Solicitar que un Estado pida perdón por hechos de hace medio milenio es de veras no tener conectados los cables del cerebro (habría un intercambio internacional de disculpas pues la historia del mundo está plagada de hechos vergonzosos). Pero los Estados sí piden perdón:

Los EEUU en 1997, por usar negros como conejillos de indias para investigar la sífilis; en 2008 por la esclavitud y la segregación racial; y en 2009 a los indios por las que les hicieron. Alemania, en el 2000, a Israel por el genocidio del pueblo judío. Francia en 2018, por sus crímenes en Argelia. Japón ha pedido perdón 58 veces (58) por sus atrocidades en el siglo XX (y parecen pocas, sus barbaridades son inenarrables). Y otros, pero todos los casos por hechos relativamente recientes, dentro del espectro jurídico-legal y prácticas de estos tiempos. No hay un solo caso relativo a hace 500 años, en otros tiempos, otras costumbres, otras leyes.

Por supuesto hubo crueldades y salvajadas durante la conquista y el virreinato, pero en los reinos de España se implantaron con la prontitud de la época, tribunales que defendían a los indios (y no era para nada raro que ganaran sus pleitos). Y si nos ponemos en plan de que nos pidan disculpas, España nos podría pedir que les diéramos las gracias.

Para empezar, por haber erradicado el canibalismo generalizado de entonces en estas tierras; por haber prohibido la esclavitud de “naturales” (la esclavitud la practicaban también los indios, no se le olvide); por declarar intocables las tierras de indios (o sea, las tierras comunales); por traer ¡la rueda!, el calendario y la imprenta; por dejar un idioma común y el alfabeto; por fundar la Universidad en 1551 y la primera biblioteca de América (1646); el primer hospital en 1521 y otros 30 por todo el territorio; por traer la vacuna contra la viruela y por instalar las Juntas de Vacunación, que desaparecieron ya independiente México (aromas de Insabi contra Seguro Popular). Y también nos podrían exigir que les diéramos las gracias por el mestizaje que nunca estuvo prohibido ni mal visto… y del que descendemos casi la totalidad de los mexicanos.

Podríamos seguir pero eso abona la imbécil discusión. México, le guste al que le guste y purgue al que purgue, es un país con raíces españolas imposibles de borrar y que bien haríamos en apreciar, a fin de cuentas son nuestros ancestros, junto con indios y otras minorías, por supuesto y a mucha honra. (Y al que no le guste, que deje de hablar español, para irnos entendiendo).

Y de lo del perdón que pidió el papa Francisco, habría que decir mucho y bordar fino; lo cierto es que no es el primer Papa que lo hace pero sin renunciar a que se reconozcan al mismo tiempo, los inmensos beneficios que trajo enseñar que todos somos iguales siendo hijos de Dios y erradicar al nada simpático Huitzilopochtli, que en lugar de misas pedía sacrificios humanos. Tan mono.

Ayer doña Sheinbaum dijo “necesitamos respeto, eso es todo”. Bueno… sí señora, sí, pero cada quien se da a respetar, no se pide respeto, se tiene o no, se gana. Y ya de salida, en su cartita de humorismo involuntario, la inminente Presidenta habla de que en los pueblos indígenas “se encuentra la raíz de la grandeza cultural de México”… bueno, a borrar la historia.

Doña Sheinbaum, sepa: el 28 de febrero de 1838 fue promulgado en México y España el ‘Tratado definitivo de paz y amistad sincera’. Es cuenta saldada, lo demás es música de viento.

Deja una respuesta