Sr. López
Tía Mariquita se llamaba Maruca y le decían así porque era muy alta y media lo mismo de estatura, ancho y fondo, era enorme por donde se le viera, pero decían que de joven, de tan guapa, hacía que rompiera filas un batallón de Dragones. Se contaba que se había escabechado al marido, en el Autlán de la Grana de allá a principios del siglo pasado. La cosa era que la tía apenas sabía leer y el esposo entre golpizas, la hizo poner su huella y firma en unos papeles (que resultaron ser hojas de periódico), diciéndole que si lo abandonaba se quedaba con todo, tierras, casa y su hijo, que era bebito. Pero de repente se dejó de ver al tipo y empezó a correr el chisme de que lo había matado y enterrado en el monte. Ella lo negó siempre. La abuela Elena sí sabía la verdad y este menda ya adulto (y la tía difunta), preguntó y le dijo: -Claro que no lo mató, hijito, ¡cómo crees!, él solito se fue… ella nomás lo emborrachó, lo amarró y lo capó… nada más -¡ah, bueno!
Ahora resulta que los tenochcas simplex, estamos muy indignados por la aprobación en el Congreso de la reforma al Poder Judicial. Será, pero ni la conocemos. Lo cierto es que los que sí saben del tema, en México y el extranjero, unánimemente están que trinan. Conocen la iniciativa aprobada y se alarman, se escandalizan. A preocuparnos, pues.
El Poder Judicial federal como lo conocemos, con todo y sus defectos, bajo los términos dispuestos por el hombre de Estado (no se ría), que conduce (hasta fin de mes), el destino del país, simplemente desaparecerá y en su lugar se instalará la versión cuatrotera de La Tremenda Corte, con jueces, magistrados y ministros del Bienestar, elegidos de entre los que salgan de una tómbola (de los propuestos por el Ejecutivo, el Legislativo y el propio Poder Judicial). Y lo mismo con los poderes judiciales de los estados y la CdMx. No va a estar fácil, son miles de puestos y serán miles de candidatos; como la pongan, el cívico tenochca que quiera perder un muy largo rato de su tiempo, votará a ciegas. Pero serán del pueblo (o sea, de nadie).
Este junta palabras (y no lo vaya usted a mandar a incomodar a su señora madre), no se toma muy en serio esta reforma porque no será la primera de la que después (no mucho después), digan que fue una “mal llamada reforma”, que se contra-reforme, tal cual se hizo en este gobierno con la de educación, porque en nuestro risueño país, se juega brisca con la Constitución y las leyes; ya se verá a diputados y senadores desgañitándose en apoyo a la contrarreforma al Judicial, como los vimos vitorear primero, la nacionalización de la banca y luego, su privatización. No es serio.
Lo cierto es que se afirma que cuando menos los ministros de la nueva Suprema Corte, elegidos de entre los que salgan de la tómbola, estarán sujetos a lo que mande Palacio Nacional. No se altere, pero su texto servidor lo duda, lo duda mucho.
Mire, como es ahora la cosa, todos los ministros de la Corte son nombrados por el Senado de entre la terna que propone el Presidente de la república y cuando le rechazan dos ternas, el Presidente nombra al ministro que le da la gana, como fue el caso de la maritornes Lenia Batres (revise su diccionario, lo de maritornes es preciso), y aparte, le tocó nombrar otros cuatro, Juan Luis González Alcántara, Ana Margarita Ríos-Farjat, Yasmín Esquivel Mossa y Loretta Ortiz. Su dedito los puso y así y todo, la Corte ha resuelto varios asuntos muy gordos en sentido opuesto al interés del que los nombró (ley de la industria eléctrica; reforma político-electoral, la de eliminar el INE y 200 diputados federales; plan B de la reforma electoral, otra vez contra el INE; paso de la Guardia Nacional a la Sedena; prisión preventiva oficiosa; y ahora, no se le pase, los ministros Ríos-Farjat y González Alcántara se oponen públicamente a la reforma al Poder Judicial).
No. Los ministros de la Corte que no nombrará doña Sheinbaum, cuando sea Presidenta, sino que saldrán de una elección ciega de entre los que salgan de la tómbola, no estarán a sus órdenes. Ni a este Presiente tan temido, obedecieron los que él nombró. No nos preocupemos de más; y el cuentazo de que a los jueces locales y federales, los pondrá el crimen organizado es de risa loca, a los gañanes botas punta para arriba, les importa un pito la elección de jueces, al que pongan si les interesa un asunto, lo amenazan, lo compran o lo matan, faltaba más… y no siempre, revise cuántos gerifaltes del narco tienen sentencia firme y se pudren en la cárcel.
Por favor, por salud mental no nos preocupemos de más. Ni siquiera es tan cierto que el Presidente hace cera y pabilo con el Congreso. Mire usted:
A este Presidente, el vengativo, el perseguidor de opositores, al mes de enero pasado, en la Cámara de Diputados, con la mayoría simple para aprobar cuanta ley le dé la gana, de 36 iniciativas que ha enviado, le atoraron 12 en comisiones y tres en el Pleno, y de las que aprobaron, en la cámara revisora, la de Senadores, rechazaron cuatro; el Presidente todo terreno, ha conseguido en el Congreso la aprobación del 47% de sus proyectos (datos del informe del Buró Parlamentario: “Balance y Análisis de la LXV Legislatura”, El Economista, 2 de enero de 2024). Así como que ¡uy, qué miedo!, tampoco.
Y no nos escandalicemos por el modito con el que morenistas y asociados, consiguieron la aprobación en el Congreso de la reforma al Poder Judicial. Sí son burdos, pero antes, con más oficio y menos malas maneras, era lo mismo: lo que de veras importa al Presidente, sale porque sale (que ya bastantes cosas le rechazan).
Lo que debemos aquilatar es que Morena, el Presidente y doña Sheinbaum, se quitaron los disfraces. Poner al Noroñas de presidente del Senado, asociarse con el Yunes y retener-secuestrar un senador de MC, los pinta de cuerpo entero.
¡Ah!, y esto apenas comienza, ya se va a enterar doña Sheinbaum que su mentor la dejó montada a propósito en un toro muy bravo, en riesgo de un grave batacazo. Será un duro despertar.