Calentando motores: La Feria

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Sr. López

Allá en Autlán, a principios del siglo pasado, los López Michel eran enemigos jurados de los Michel López. Tío Macro era de los primeros, era ganadero y no era simpático ni amable: era un tipo bestia con cara de molcajete y manos de metate, que se fue de esta vida llevándose por delante a varios. Decía la abuela Elena que una vez lo fue a buscar uno de los jóvenes Michel López de parte de su papá, para que fuera a su rancho a ayudarlo a resolver un problema de linderos con otro lugareño y que el tío, sin abrir la boca, le respondió vaciándole el revólver a los pies: -Como venadito corrió el chamaco –contaba riéndose la abuela.

Imagine que a usted lo cita un ahijado suyo con el que ha tenido problemas muy serios, para que vaya a mediar en un problema que tienen Carlos Slim y Ricardo Salinas Pliego, imagínelo, ¿qué sería lo primero que respondería?, pues que no conoce personalmente a don Slim ni al Salinas (si los conoce, disculpe, imagine que no), y no va. Faltaba más.

Ahora imagine que usted es un criminal con 60 años de vida delincuencial, de los que cerca de 50 se ha dedicado al narcotráfico, sin haber sido nunca detenido; que el gobierno de los EUA ofrece una recompensa de hasta 15 millones de dólares por informes que lleven a su captura; que vive usted en las montañas de Sinaloa, Durango y Chihuahua, se mueve todo el tiempo, nadie nunca sabe de fijo dónde está, pero igual todo el tiempo tiene al menos tres círculos de seguridad con varias decenas de hombres armados y comunicados con su jefe de seguridad, por radio -nunca por teléfono-, aparte de los lugareños que lo cuidan también, porque los ayuda no poco y lo estiman; y que cuando baja a la ciudad (la que sea), lo custodian, según reportes de prensa, al menos 40 hombres armados de la banda de usted.

Estamos hablando de Ismael ‘el Mayo’ Zambada, que fue detenido por autoridades de los EUA en un aeropuerto de Nuevo México el 25 de julio pasado. Es un poco más que ingenuo pensar que el tal Mayo iba a ir ir a esa cita como mediador-metiche entre dos desconocidos y que fue solo con cuatro guardaespaldas de los que dos, se quedaron fuera del “perímetro” y dos entraron con él, rodeados por lo que don Zambada describe en su carta (si es que él la escribió), publicada el pasado sábado 10 de agosto por su abogado defensor, Pancho Pérez (Frank Pérez), como “(…) una gran cantidad de hombres armados con uniformes militares verdes que supuse eran pistoleros de Joaquín Guzmán y sus hermanos (…)”; y contra su perpetua desconfianza, contra su hábito de estar siempre alerta, don Zambada entró tan tranquilo… y peor: ya adentro, su ahijado le hizo una seña y entró a una habitación que estaba a oscuras, lo tiraron, lo amarraron, le pusieron una capucha y se lo llevaron a los EUA, a entregarlo a las autoridades. Tan fácil. Sí cómo no.

En la carta que publicó el abogado del Mayo Zambada, supuestamente su defendido dice: “(…) Joaquín Guzmán López me pidió que asistiera a una reunión para ayudar a resolver las diferencias entre los líderes políticos de nuestro estado. Conocía una disputa entre Rubén Rocha Moya, gobernador de Sinaloa, y Héctor Melesio Cuén Ojeda, excongresista federal, alcalde de Culiacán y rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, sobre quién debería dirigir esa institución (…)”. O sea, encima de todo, hay que creer que el Mayo fue a arreglar quién se quedaba de rector de la universidad de Sinaloa… ¡caray, con los intereses académicos del mayor narco de México!

Si el Mayo fue a esa cita, si es cierta su propia versión, queda muy claro que conocía a los dos personajes que pidieron su mediación, pero el perjudicado es el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, porque a don Cuén ya no le preocupa, ese mismo día fue asesinado.

Y no es por chismes que don Rocha Moya debe preocuparse sino por sus propias palabras en entrevista con Carlos Loret de Mola, en abril de 2021, siendo candidato de Morena a lo que ahora es, gobernador de Sinaloa, cuando el periodista le preguntó, “¿Hay que coordinarse con el narco?”, y don Rocha contestó: “Hay que buscar una forma de hacerlo. Los gobiernos en general niegan cualquier acercamiento o plática con los delincuentes, sin embargo, los contactos se hacen con personeros del gobierno con el narco. En ese sentido… hay que diseñar política de Estado que se refleje en las leyes”. Hay que buscar una forma de hacerlo (…) los contactos se hacen, dijo. ¡Ay Rubencito!

La carta publicada por el abogado del Mayo, tiene claramente dos intenciones: la primera, insistir el que el capo no se entregó ni tiene arreglos con el gobierno de los EUA, por eso insiste en su carta (si es de él): “La idea de que me entregué o cooperé voluntariamente es total e inequívocamente falsa. Me trajeron a este país a la fuerza y bajo coacción, sin mi consentimiento y contra mi voluntad”. Muy su asunto, muy su estrategia jurídica. Él y don Pancho Pérez, sabrán. La segunda intención es embarrar a funcionarios del actual gobierno de Sinaloa y del país (pero-por-supuesto).

Y el Presidente de la república, el sábado en que se publicó la carta del Mayo, hizo una gira por Culiacán en la que don Rocha Moya negó todo. Ha de ser. Lo dijo en presencia del Presidente saliente y la Presidenta entrante. Los dos lo respaldaron (pero ¡qué mala leche del Presidente!, para qué compromete a doña Claudia, de veras, se pasa… a menos que se lo haya pedido don Rocha para mantener el pico cerrado, ya no sabe uno qué pensar).

Luego, en su mañanera de ayer lunes 12, dejó muy claro que acusa recibo: “Estaba consciente (el gobernador cuando se deslindó el sábado), eso también lo dijo y es real, que no era nada más involucrarlo a él, sino también involucrar al titular del Ejecutivo, ya saben quién, y seguir con la misma campaña de ‘narco-presidente’”.

Bueno, pues que se preocupe, en siete semanas deja de tener la protección todo terreno de la banda presidencial y don Zambada en manos del gobierno de los EUA, apenas estará calentando motores.

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