Sr. López
Tía Maruca cuidaba de tío Chon (Asunción, el pobre), y de su casa. Él era rico; ella, viuda con cinco hijos. Tío Chon le pagaba lo suficiente para mantener a los seis. Lo malo es que ella tenía un carácter infernal (había rumores de que no era viuda, que el marido había huido). Las señoras de la familia le decían que se portara bien con tío Chon, pero ella siempre decía que sin ella, “el viejo” se volvía loco. Hasta que lo hartó, la despidió y la que se volvió loca fue ella. Ni modo.
¡Tachún!, ¡tachún!, ¡tachuuún!, ¡tachún!… ¡la Marcha de Zacatecas!, sí señor, como apropiado fondo musical de la galana declaración de la doña Sheinbaum: no permitirá que se use a México en la campaña de los EUA.
La cosa fue que le preguntaron en su conferencia de prensa de ayer, si era ‘tiempo de mujeres’ (en ingeniosísima referencia a que tal vez Kamala Harris sea la candidata presidencial del Partido Demócrata de aquél país), y respondió:
“(…) hay que tener respeto por quien decida el pueblo de Estados Unidos, y siempre defendiendo a México, no permitiendo que se utilice a México como el elemento central de la campaña”.
¡Que se oiga esa banda! (coro sugerido del respetable: ¡sí se puede!, ¡sí se puede!). La lástima es que no se puede. ¿Qué se le ocurre a doña Sheinbaum que puede hacer para controlar la boquita del tal Trump?… ¿decirle de cosas?
Agregó: “Hoy somos el principal socio comercial de los Estados Unidos y al mismo tiempo, pues las y los mexicanos que están en Estados Unidos, sea primera, segunda o tercera generación tienen un impacto en la economía de Estados Unidos, muy importante, superior incluso al PIB de países de América Latina”. O sea, insinuando que los EUA sin nosotros se vuelven locos.
Pero es cierto, somos el principal socio comercial del tío Sam, con un detalle: la economía de los EUA aguanta los inmensos daños de romper su relación comercial con México y la de México simplemente se derrumbaría; si por lo que fuera (y no será), los EUA le parara el alto a las patrióticas ínfulas de la 4T, en meses, tal vez semanas, nuestra economía colapsaría. México depende de los EUA, no al revés, señora, por favor no les eche bronca, son desalmados, no se vaya a creer eso de los “amigous”, esos no son amigos de nadie, solo de sus intereses.
También tiene razón en lo de que los mexicanos que están allá, sean de primera, segunda o tercera generación, impactan en la economía yanqui, claro que sí: se estimó en el 2018 que son 38.5 millones (según la Current Population Survey, de ellos); de los cuales, 12.3 millones son nacidos en México y 26.2 millones son nacidos allá, de segunda y tercera generación, o sea, mexicanos de origen, pero ciudadanos yanquis 100%, ninguno con ganas de regresar a este nuestro idílico país con salarios de hambre y balazos a discreción. Pero igual. sí impactan en el producto interno bruto (PIB) de los EUA.
Pero el impacto en el PIB yanqui de los mexicanos y los de origen mexicano que están allá y allá se van a quedar, no le roba el sueño al tío Sam. Según Conapo, solo el 63% de los inmigrantes mexicanos trabaja, esto es, unos 24 millones frente a una fuerza de trabajo total de los EUA de 170 millones 548 mil 899 trabajadores (dato del Banco Mundial, la Organización Internacional del Trabajo y la División de Población de las Naciones Unidas, no anda uno inventando). O sea, los auténticos aguiluchos y los ya nacidos allá (que su nacionalidad gringa), son el 14% del total de los trabajadores… cuentan, sí, pero no tenemos al tío Sam agarrado de…
Sin duda sería un problema para los EUA si mágicamente, por un portento imposible, esos millones de mexicanos salieran de un día para otro de ese país, pero ni así nos daríamos el gusto de ver al gobierno de los EUA pidiéndonos perdón y prometiendo portarse bien. Y no van a salir y si salieran, ya veríamos la capacidad de respuesta del gigantón del barrio. Mire usted:
Con datos del Banco Mundial y de Cuentas Nacionales de la OCDE, el PIB de los EUA el año pasado, fue de 27 billones 360 mil 935 millones de dólares; el de México fue de 1 billón, 788 mil 887 millones de dólares. O sea, la economía yanqui es 15 veces la nuestra. Digo, para no andar con bravatas.
Sería de mal gusto mencionar que dependemos de los EUA para comer, sí, se oye feo pero en granos básicos (maíz, trigo, frijol, arroz), México importa el 55% de la demanda interna y casi todo se lo compramos a los EUA. Como dato curioso, México exporta más productos agropecuarios de los que importa, pero producimos y vendemos, productos de alto valor como aguacate, fresa, zarzamora, frambuesa, plátano, uva, tomate, pepino, etc… que no son parte de la dieta básica del tenochca estándar.
De hecho, en este sexenio transformador, sí se transformó el campo… la producción del sector agropecuario creció un promedio del 0.7% (Peña Nieto, 3%; Calderón, 1.5%; Fox, 1.9%). Se llama, fracaso. Los que saben de esto afirman que necesitamos 20 años para revertir la situación, 20 años de políticas transexenales e integrales. En este sexenio se ahorcó al campesinado. Y lo que digan es música de viento.
También dijo ayer doña Sheinbaum que “(…) la relación México-Estados Unidos, en términos económicos, no puede (desligarse), hay mucha integración (…) cerrar las fronteras tiene costos muy altos para Estados Unidos”. No le mueva señito, ese país en 1945 puso de rodillas al mundo; y en 1962, dobló a la entonces poderosa URSS (la crisis de los misiles, se ha de acordar usted). Si se siente amenazado el renegrido tío Sam, es capaz de todo. No le busque.
A ver, con un ejemplo: las dos coaliciones (Morena, Verde, PT; y PAN, PRI, PRD), gastaron en las campañas recién terminadas 1,165 millones de pesos; doña Kamala Harris, nomás ayer, recibió donaciones para su probable campaña, por 1,447.4 millones de pesos (81 millones de dólares)… y ni candidata es.
Por bien de México, ojalá doña Sheinbaum sepa del principio político -para cuando menos no hacer el ridículo-, de saber escoger enemigos.