Chabelo…: La Feria

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Sr. López

¡Carpa México anuncia!… del autor y protagonista de la obra cómica, “Abrazos no balazos”; guionista, director y primera figura del sainete burlesco, “La gente está feliz, feliz, feliz” y la jocosa secuela que rompió todo récord de taquilla, “No hay más violencia, hay más homicidios”… ahora, porque el público lo pidió, para todos ustedes, el primerísimo actor Andrés Manuel López Obrador, interpreta el entremés bufo: “La violencia es irracional e inhumana”, basado en el ‘impromptu’ de Donald Trump, “Quiero mis zapatos” (el balazo en la oreja no le preocupó, sus zapatos fue lo que exigió al Servicio Secreto… no cabe duda, como decía el gitano, ‘hay gente pa’to’).
En esta ocasión, el también conocido como “El histrión de Macuspana”, se presenta acompañado por su patiño de tantos años, Claudia Sheinbaum, ahora actriz estelar desde su rotundo éxito al alimón, “2 de junio no se olvida”, a cuyo cargo quedó la sentida recitación del monólogo “La violencia no lleva a ningún lado”, poema pastoral escrito por su director de larga data en el teatro político, también conocido como ‘El señor de Palacio’.
Efectivamente y aunque parezca increíble, el inverecundo aún Presidente de México (restan 76 días… ¡qué nervios!), calificó en sus propias palabras de “aterrador” el atentado sufrido por el tal Trump, pidió que ni la violencia ni la polarización sean la ruta en las elecciones en los EUA y aseguró que en política se tienen adversarios, no enemigos a destruir y descartó que en México haya polarización que genere violencia.
Ahórrese la consulta al diccionario, inverecundia es desvergüenza, desfachatez. Se necesita estar completamente desconectado de la realidad mexicana, tanto como un esquimal en su iglú (sin celular), o ser un completo descarado para ponerse a dar consejos sobre la conveniencia de “que ni la violencia ni la polarización sean la ruta en las elecciones de Estados Unidos”, darles una no pedida lección de política (“en política se tienen adversarios, no enemigos”), y decir que en México no hay polarización que genere violencia, cuando acabamos de atravesar por el más violento proceso electoral en nuestra historia. No es exageración.
Ante un evento de esa magnitud y gravedad en el país del que depende la economía mexicana (los EUA compran el 80% de lo que exportamos, sin mencionar los más de 63 mil millones de dólares de remesas que llegan a México de ese país), ante eso, se entiende por supuesto, que nuestras autoridades se muestren empáticas, declaren que es lamentable y celebren que la cosa quedó en una oreja rajada. Claro.
Pero ponerse en plan de preceptor, diciendo, como dijo el Presidente nuestro, cosas como “es algo reprobable, nada que signifique violencia se puede justificar (…) la violencia enrarece el ambiente político y produce miedo, desconfianza (…) ojalá y eso se aleje, no se presente en ningún país, eso es lo que nosotros deseamos”, tiene un tufillo de superioridad, de preeminencia, que cae en el humorismo involuntario, si no cinismo, pues aunque sería de mal gusto, decir semejantes cosas, sería más apropiado en boca del Presidente de Islandia, Guoni Th. Johannesson, país en el que en 20 años, ha habido un homicidio doloso (uno).
De verdad, de pena ajena. Imagine qué piensan en la Casa Blanca, leyendo los consejos de nuestro Presidente (ya solo 77 días más, no se acongoje), o en el equipo de campaña del tal Trump, porque allá y en el mundo, saben cómo andamos acá.
Mire, la organización no gubernamental internacional ACLED (Armed Conflict Location and Event Data, Datos de Eventos y Localización de Conflictos Armados), muy prestigiada, se dedica al análisis de los eventos de violencia política denunciados en todo el mundo. Según la ACLED, en su informe del 2 de julio pasado, en el proceso 2024 en México, se registraron 540 incidentes de violencia contra actores políticos entre septiembre de 2023 y junio de 2024, de los cuales 330 ocurrieron en el periodo de campaña (marzo a junio); dice el informe que de esos 330 incidentes violentos, 216 fueron contra candidatos, seguidores o familiares, y al menos en 95 incidentes hubo una o más muertes.
Dice la ACLAD: “El nivel de violencia durante esta campaña electoral marca un máximo histórico que eclipsa la violencia registrada en las elecciones generales de 2018 y las federales de 2021, que tuvieron 254 y 257 eventos, respectivamente”.
Por su lado, los informes de Data Cívica y México Evalúa (en colaboración con Animal Político), detallan que en este brutal proceso electoral mexicano, entre el 7 de septiembre de 2023 y el 2 de junio de 2024, hubo un total de 34 homicidios, 10 secuestros y 14 ataques armados en los que el candidato se salvó pero alguien más murió. En 2018 hubo 29 homicidios de candidatos y en 2021 fueron 31 casos.
Obviamente, el gobierno tiene otros datos. Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, informó el 26 ó 27 de junio pasado, que “el registro oficial es de 12 asesinatos de personas que ya estaba registradas legalmente como candidatas”. Por cierto, una semana antes doña Rodríguez había dicho que eran 15. Da lo mismo, mentir es mentir, por poquito o por mucho.
Peor si nos acordamos que en lo que va de este sexenio son ya más de 190,000 homicidios dolosos (con Calderón, 122 mil; con Peña Nieto, 150 mil, por cierto, por cierto); y además, van por ahí de 40 ó 50 mil desaparecidos (que no pocos son también asesinatos).
¿Se imagina cómo le cayeron a los gobernantes y políticos de los EUA las declaraciones políticamente incorrectas de nuestro Presidente?… dar consejos y hacer recomendaciones chapoteando en lagos de sangre y llanto. Si bastaba con ser empáticos y congratularse de que la cosa quedó en nada. Pero les gana el mantener la simulación. Lástima, lástima que no les importe arrastrar a México.
El balazo que cortó la oreja del Trump, es cosa seria. Sí. Pero es más serio, tener los 12 asesinatos oficiales (ó 15 ó 34 ó 95), como para ponerse a dar consejitos… “yo soy Chabelo”…

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