Sr. López
Allá a principios del siglo pasado, se casó la abuela Elena a los 13 años de edad, muy a pesar de su papá y los siete brutos gigantones que tenía por hermanos. Pero en fin, hubo boda, en la misa de domingo sin traje de novia ni nada, y en el corral frente a casa de la abuela, hubo mole y mariachi. Don Víctor, quien luego resultó abuelo de este menda, viendo a todos muy alegres en la comida esa, le dijo a la abuela: -¿Ves?, ya están contentos –y ella, que conocía el sebo de su ganado, le dijo: -Víctor, tú no amaneces, vete como si fueras a la letrina y ahí te alcanzo, hay que irnos –y así fue que llegaron hasta la Ciudad de México. Muy contentos muy contentos, pero con la pistola al cinto.
El viernes pasado se presentaron en la 87 Convención Bancaria en Acapulco, las dos candidatas a la presidencia de la república (don Álvarez, también fue… a él le preguntaron si no pensaba declinar para no dividir el voto opositor; fue a placearse y lo invitaron a no estorbar… ¡sonría!).
Para no torcer las cosas, este menda toma de La Jornada, el periódico oficial del presidente López Obrador, la siguiente nota:
“Sheinbaum fue la tercera y última contendiente a la presidencia de la República que se presentó ante el público de la 87 Convención Bancaria. El recibimiento por parte de los banqueros, en más de 80 por ciento hombres, fue tibio, aplausos escuetos e incluso nulos por una parte considerable de la audiencia. Durante 20 minutos expuso de inicio a fin sin ser interrumpida por estridentes aplausos, como sí sucedió con la candidata del PRI, PAN y PRD, Xóchitl Gálvez”.
Lo que no dice La Jornada es que a doña Xóchitl la recibieron con aplausos y gritos de ¡presidenta!, ¡presidenta! (tampoco dice que la despidieron con una prolongada y estruendosa ovación). Y menos, que doña Sheinbaum, para entusiasmar a los asistentes, sin miedo al éxito, les dijo que el señor de Palacio “es un gran presidente y muy querido por el pueblo, que nos deja un gran legado”… no, pues así se entiende la despedida con que la obsequiaron los barones del dinero (un aplauso breve, guango, de compromiso).
Por cierto, le preguntaron a doña Sheinbaum sobre la polarización y contestó que a los bancos y empresarios les ha ido muy bien. A todo dar: usted pregunta “¿qué hora es?”, y le contestan “tengo dos hijos”.
Una cosa interesante en esta Convención Bancaria, es que participaron las economistas en Jefe (todas mujeres), de BNP Paribas; de Banco Base; y de Casa de Bolsa Finamex; quienes se lanzaron a pronosticar quién de las candidatas ganará las elecciones del 2 de junio.
Cierta prensa que da pena citar, subió la nota sobre esos pronósticos, de la siguiente manera: “Coincidieron analistas de la banca que Claudia Sheinbaum será la primera presidenta de México”.
Lo que dijeron es que con base en las encuestas, ganaría doña Sheinbaum… pero que “si vota el 65% del electorado ganaría Xóchitl Gálvez”; eso fue lo que dijeron.
Y también dijeron que “es muy importante la parte (de la votación) del Congreso porque si se queda un mismo partido en la presidencia y en las Cámaras se pueden hacer cambios en la Constitución y esto pudiera representar un riesgo”. Mmm… ¿por qué la desconfianza?, a lo mejor por las 18 iniciativas de reformas a la Constitución que ya propuso el señor que nos deja “un gran legado”. Puede ser, porque es la hora que doña Xóchitl no ha propuesto meterle mano a la Constitución. Será por eso.
Y sobre que si vota el 65%, gana doña Xóchitl, es casi una sentencia de muerte a la aspiración de doña Sheinbaum. Mire usted, desde que las elecciones se hacen con seriedad y se cuentan los votos, los porcentajes de votación han sido:
En las elecciones presidenciales de 1994 (Zedillo), votó el 77.16% del listado nominal; en el 2000 (Fox), el 63.97 %; en 2006, (Calderón), el 58.55%; en 2012 (Peña Nieto), votó el 63.10%; y en el 2018 (AMLO), el 63.42%. El promedio es 65.24%, pero parece muy errado andar haciendo promedios de esto. Quedémonos con que a excepción de 1994 (77.16%) y 2006 (58.55%), siempre vota más del 63% del listado. Y si así vuelve a suceder, doña Sheinbaum se va a tener que ir a su departamento a echarle telefonazos a su líder, guía, gurú, creador y maestro (de vez en cuando, tampoco diario).
Pareciera una afirmación muy aventurada de este tecladista, pero no. Sin meterse a análisis de estado por estado, de municipio por municipio, ni a estratos económico-sociales, nada más recuerde que en el 2018, el actual Presidente recibió una inusitada cantidad de votos: 30 millones 113 mil 483, postulado por Morena junto con sus asociados, el PT y el Verde.
¿De veras?, ¿en serio?, ¿sin chacoteos?, ¿piensa usted que doña Sheinbaum es capaz de conseguir los mismo votos que López Obrador?… tome en cuenta que el señor de Palacio sí es líder, sí enciende a la gente, sí es capaz de vender bufandas en Acapulco y de convencer a un esquimal de comprar un ventilador… y doña Sheinbaum, por su lado, es capaz de vaciar el malecón de Veracruz en una noche de carnaval (o enfriar una convención de banqueros).
Otro detalle, en las próximas elecciones no estará Andrés Manuel López Obrador en las boletas electorales (¿sí sabía, no?); y cuando no está, bajan los votos de Morena & Cía. En el año 2021, estando el Presidente en plenitud de poder, en las elecciones federales, Morena y rémoras, consiguieron 21 millones 25 mil 722 votos. Y la aritmética no sabe de política, eso son 9 millones 87 mil y pico menos de votos (y la oposición sumada, PRI, PAN, PRD, y MC, sacó 22 millones 927 mil 869 votos, casi dos millones más que los invencibles).
Una cosita más. Para saber de qué es capaz doña Sheinbaum electoralmente, recuerde que fue elegida Jefa de Gobierno de la CdMx en 2018, montada en la ola del obradorismo, pero en el 2021, perdió nueve de 16 alcaldías y en la Asamblea Legislativa tenía 31 de 33 curules y perdió 13 más.
No, doña Sheinbaum, no se deje engañar por las muchedumbres pagadas que la ovacionan. Muchos de esos le traen ganas.