Sr. López
Tío Alfredo, de Toluca, era malo y era rico. Más malo que rico. Tuvo siete hijos con tía Luisa, y a todos hizo la vida negra. Ni se imagina. Viejo y muy enfermo, mandó por todos y ya reunidos alrededor de su cama, dijo entre jadeos: -No van a festejar mi muerte… no dejo testamento… mátense… -ya muerto, el Notario arregló en un tris el asunto y de acuerdo con los siete hijos, heredó todo tía Luisa. Bonito.
Lo sepa o no el Presidente, ya se le fue el país de las manos. No consiguió nunca el poder absoluto que pretendía, debilitando contrapesos, desacreditando poderes, órganos autónomos y prensa, intentando una repuesta en escena del echeverriato de hace 50 años. Solo él.
No supo y no quiso sembrar concordia, conseguir respeto y lealtad. Lo suyo fue la imposición, la amenaza, el ninguneo. No verá el país a nadie arriesgar su futuro personal o político, por defenderlo. Los que fueron sus incondicionales lo fueron de ocasión, por arribismo, ambición o miedo, rindiéndole elogios y bajunas alabanzas, sabedores que se envilecían, incubando un íntimo rencor que no se dice y lastima, mucho. Y en política se cobran todas.
Alejandro Encinas, Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal, Adán Augusto, Julio Scherer, John Ackerman, Olga Sánchez Cordero, Tatiana Clouthier, Héctor Díaz-Polanco, algunos otros y sus 22 gobernadores, lo más que harán, será no hablar de él. Ninguno continuará tributándole loas. Pagaron el precio, fue alto. Humillarse a uno mismo, duele. Y los apologetas de la inmundicia política, defensores a ultranza de toda bajeza, en poco tiempo mutarán, lo suyo es acomodarse, Mario Delgado y Jesús Ramírez a la cabeza y en su medida, Epigmenio Ibarra y Paco I. Taibo. El Noroñas no cuenta, los golfos y vividores de lo público, nunca dejan rastro. La basura se tira y nadie la recuerda, nunca.
Y doña Sheinbaum si no gana la presidencia, lo que cada vez más parece que sucederá, se alejará del hoy Presidente, como siempre sucede, como hizo Francisco Labastida con Ernesto Zedillo; Ricardo Anaya con Felipe Calderón; José Antonio Meade con Enrique Peña Nieto. Las aguas vuelven a su cauce, cada quien retoma su vida, se cambia de página y ya.
Pero, lo sepa o no el Presidente, está cercado. Por un lado, fracasos que serán inocultables una vez que deje Palacio y el control de la prensa. El AIFA, el Tren Maya, Dos Bocas, Sembrando Vida, las universidades del Bienestar, Mexicana de Aviación… fracasos, tantos fracasos, sin olvidar el fallido rescate de Pemex, por dar la espalda a la realidad y zambullirse en ideales discutibles de 1938 y Tata Lázaro.
Y junto con esos fracasos que resonarán de 2025 en adelante, ahora por otros flancos, se le dan trompetazos de aviso. Val mal todo y en el mundo se sabe. Advertencias de la ONU, la OEA, la jerarquía católica y de mucho preocuparse la ‘Declaración del Consejo de la Internacional Socialista sobre las elecciones en México’ (si le interesa, lea el texto en https://docinternacional.psoe.es/wp-content/uploads/2024/03/MEXICO_ES.pdf).
El Presidente se abanicó con esa Declaración, doña Sheinbaum a las maracas, le hizo segunda recordando el apotegma de Juárez (que aplicaría igual a las declaraciones intervencionistas del Presidente sobre elecciones en otros países y la que viene en los EUA). Pero la Internacional Socialista es cosa seria, muy seria (por cierto, el Presidente se supone que es de izquierda).
Es una organización con 135 años de tradición a la que pertenecen unos 180 partidos políticos de 79 países de los cinco continentes. Y en su Declaración manifiesta que “(…) preocupan las influencias generalizadas del crimen organizado, que ha infiltrado esferas sociales y políticas, poniendo en peligro la integridad del proceso electoral (…) Desde 2018, México ha presenciado más de 180,000 asesinatos violentos, indicativos del creciente control ejercido por entidades criminales. (…) La Internacional Socialista destaca el peligro que representa el crimen organizado para la democracia en México (…) La Internacional Socialista pide (…) Garantizar el equilibrio de poderes, la independencia de los Poderes Legislativo y Judicial, frente a los ataques dirigidos a legisladores y ministros”.
Y la Declaración de la Internacional Socialista, no hace sino ratificar lo declarado en marzo del 2021 por el jefe del Comando Norte de Estados Unidos, general Glen VanHerck, en su testimonio al Comité de Servicios Armados del Senado en Washington, D.C. cuando aseguró que “los cárteles del crimen organizado transnacional operan en alrededor del 30 al 35 por ciento del territorio mexicano, en áreas que son con frecuencia ingobernables”. Aunque doña Sheinbaum diga que no, pues sí, que no andan de chacoteo ni en los EUA ni en los 79 países de la Internacional Socialista, ni la OEA ni la ONU.
Así, lo de los abrazos, no balazos, alcanzó al Presidente y su legado para México ante el mundo, es que nuestra democracia peligra por el crimen organizado y que hay que garantizar al Estado mexicano “frente a los ataques dirigidos a legisladores y ministros”, ataques desde Palacio Nacional.
Y el Presidente, aparte, está cercado por la inocultable corrupción de su gobierno y declaraciones de quienes lo trataron mucho y lo conocen bien, como Carlos Navarrete que apenas el día 21 de este mes declaró que López Obrador no recibía sobres, sino maletas de dinero; o por el fallecido Porfirio Muñoz Ledo, que en la reunión plenaria de la Comisión Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe, ante representantes de 29 países, dijo: “(…) desde hace dos o tres años México dejó la transición democrática y está iniciando una reversión autoritaria con un nuevo rey de la selva, el crimen organizado (…) Hay un paquete de poder y ese paquete de poder es una alianza entre el narco y el gobierno”.
En política es tan importante ser como parecer y el pase a la historia no tiene remedio. En seis meses y días, se acaba este gobierno. Fin de la borrachera de poder de seis años y por el resto de su vida, crudo.