Sr. López
Tía Tina tuvo dos hijas con tío Frausto, su esposo (claro): Tinita y Margo. Margo salió a su papá, tonta, pero tonta-tonta, de capirote; Tinita no, su mamá, menos. A Tinita, su mamá la dejó casarse con quien a ella le pegó la gana (nunca mejor dicho), porque decía que en eso nadie tenía derecho ni a opinar… pero cuando Margo se puso de novia de uno del barrio, tía Tina le dijo: -Noviar, con quien quieras, pero para casarte decido yo -y decidió ella y decidió bien, viera usted.
Nadie desperdicia balas en los muertos. Bueno, sí, en casos de odio, celos o ataque de nervios, pero fuera de esos casos, nadie malgasta municiones tiroteando cadáveres.
El Presidente de la república en funciones va de salida. Le quedan 10 meses de vida política y pasará a la nada en cuanto entregue la banda el martes 1 de octubre del año que entra, aunque en realidad dentro de seis meses y tres días, el 3 de junio del 2024, al día siguiente de las elecciones, quedará eclipsado ya con Presidenta electa, aunque haya quien atenazado por el miedo o impulsado por el resentimiento, sostenga que si gana su candidata de él, doña Sheinbaum, podrá seguir mangoneando a México. No.
Eso del maximato lo pudo hacer Plutarco Elías Calles en una circunstancia muy específica del país, en guerra civil (le llaman Revolución, bueno, como quieran), y sin instituciones de gobierno ni políticas, aparte de la singularidad de don Plu, de inteligencia superior y principal hombre de Estado en toda nuestra historia (muy por encima de Juárez, sin duda), y por si fuera poco, era un tipo hecho a marro que sabía matar y mataba. Ninguna de esas tres cosas se actualizan en este tiempo ni en este Presidente: México no se debate en una guerra civil; López Obrador no es comparable con don Plu; y muy destacadamente, no es matarife, se conforma con insultar y no duda en perseguir y enchiquerar gente, pero no mata ni manda matar.
Por su inminente defunción política, es un desperdicio miserable de tiempo y esfuerzo, seguir machacando en las revulsivas peculiaridades de la personalidad y modo de hacer política y ejercer el poder, de este Presidente menguante, y seguir insistiendo en su mitomanía y la vastedad de los daños que ha hecho a la nación. No es a quien hay que derrotar en las próximas elecciones, no aparecerá en las boletas electorales. Detallito.
Y ya sabemos qué pasa cuando no es candidato. En 2018 ganó con el voto del 33.70% del padrón electoral (a eso equivale su 53.19% de votos a su favor); y en el 2021, elecciones intermedias, Morena obtuvo la escuálida votación del 17.83% del padrón electoral (34.10% de los votos emitidos); en tres años y sin su paladín en las boletas, perdieron el 47% de votos, respecto del padrón. Ese es el tamaño de Morena, poquito menos del 18% del padrón electoral.
Esa cuenta a brocha gorda de este menda no coincide con la del indudable sabio en este tema, Gabriel González-Molina, que en su reciente libro ‘Switchers S2. El segmento de la orfandad’, editorial Global Talent University Press (se lo recomiendo), le otorga por buenas razones el 21% de voto duro a López Obrador (que se puede suponer votarán por quién él les diga, en este caso, doña Sheinbaum).
Don Gabriel, quien ha acertado con precisión al proyectar los resultados de la friolera de más de 500 elecciones (encuestadores de México: ¡de rodillas!), dice más en su sesudo libro: del electorado, hay un segmento del 23%, absolutamente opositores a López Obrador); y un 35% alejados de él. Esto es: el 58% del electorado es anti-AMLO o alejados de él, de su régimen, de su gobierno… y se puede inferir que de su candidataza de su vidaza, la pequeña Claudia (electoralmente más que pequeña, diminuta, basta recordar el desastre de las elecciones en la CdMx del 2021, que es su responsabilidad).
Así las cosas, de ninguna manera está ganada la elección presidencial por doña Sheinbaum, ni la oposición está derrotada. No hay que convencer al 23% que de ninguna manera votará por Morena. El segmento en que se tiene que aplicar el Frente opositor, es ese 35% de electores alejados de AMLO pero aún sin decidir por quién votarán (don Gabriel los llama S2, de ‘switchers’, cambiantes, los que no han decidido pero dudan y pueden cambiar el sentido de su voto).
Y dice más don Gabriel: “Los electores switchers de este segmento clave -S2- valoran su esfuerzo para salir adelante, aprecian el trabajo como fuente de riqueza y necesitan apoyo emprendedor, empleos con potencial de crecimiento e impulso a los micro y pequeños negocios. Los electores del S2 exigen mejora en los servicios de educación y de salud y esperan una estrategia real contra el avance del crimen organizado. Los electores del S2 son sensibles a una narrativa de oportunidades para salir adelante y la esperanza de vivir mejor”.
Agrega que los de S2, los que están alejados de este régimen pero aún dudan por quién votar, serán seducidos por quien les ofrezca salir adelante “y resolver los asuntos de la realidad inmediata: la reactivación económica, su desempeño en los temas de educación y salud y el problema de la inseguridad pública”.
Junto con eso, sostiene don Gabriel, los S2 están contra los amos obscenos (categoría acuñada por un sabio: Slavok Zizek, búsquelo en San Google), para “liberar al país de las cadenas de actos inmorales y de mal gobierno, además de la impunidad y la falta de consecuencias para castigar a los culpables”.
No está tan difícil para los partidos coaligados en el Frente opositor: sin mencionar a AMLO, hablar de soluciones con ideas concretas expresadas en frases demoledoras, breves y pegajosas. Con dos grandes ventajas:
- Tienen en Xóchitl una candidata creíble. Y,
- Tienen enfrente a una candidata oficial vulnerable por su historial y capaz de arruinar una fiesta de marinos beodos.
Conviene agregar que no solo los partidos tienen que activarse. Ese segmento de absolutamente opositores (el 23%), debe convencer primero y luego llevar a votar -de los pelos- A UNO CADA UNO. Nomás con eso.