Sr. López
Pepe, ya sabe quién, el más impresentable primo que tenerse pueda, para tranquilizar a su mamá, tía Jose, sobre un chisme que le llevaron de él, relativo a sus incursiones por los cuartos de azotea del edificio, le dijo: -Sabes que no me debes creer nunca, pero esta vez sí –y la engañó.
A brocha gorda, ‘postulado’ es algo que se acepta como cierto (aunque no esté probado) para usarlo en otros en razonamientos. Y cuidado con los postulados cuando son falsos. Por ejemplo, el ‘postulado’ de la ‘teoría’ de la evolución de Darwin: “Las especies evolucionan a lo largo del tiempo a través de procesos de selección natural”, que la gente (no toda, tampoco), se lo traga como verdad absoluta, sin recapacitar en que es un postulado, de una teoría, de una hipótesis o sea, de una suposición, algo por probarse que por cierto, sigue sin probarse y no se podrá probar (entre otras cosas porque el Darwin no tenía idea de la genética ni de las Leyes de Mendel).
A estas alturas ya estará usted pensando mal de la Comandante Yolanda, progenitora de su texto servidor, porque no parecen temas de actualidad ni Darwin ni don Mendel y tiene razón, lo que sucede es que eso de los postulados tiene otra acepción: “Idea o principio sustentado por una persona, un grupo, una organización, etc. Sigue los postulados de su partido”, dice el diccionario del español, el de la Academia, el bueno, pues.
Y sí, es muy válido que cualquiera se adhiera a un partido político y acepte y defienda sus postulados. Claro que sí. Pero como estamos en campaña electoral en pos de la presidencia de la república resulta interesante enterarse de qué trae en la cabeza y en su alforja de ofertas, la candidata elegida por el huésped de Palacio, doña Sheinbaum. Mire usted:
Ayer doña Sheinbaum en San Juan del Río, Querétaro, soltó estas perlas: “En realidad, el presidente López Obrador debería haber sido presidente desde el 2006, porque ganó esa elección, pero hicieron un fraude electoral, lo hizo el PAN que estaba en el gobierno (…) en 2012 también hubo un segundo fraude con la compra del voto (…) en 2018 despertó el pueblo de México y finalmente llegó el mejor presidente que ha tenido nuestro país: Andrés Manuel López Obrador (…)”. ‘Ta bueno saberlo, ¡el mejor!
¡Doñita!, esos son postulados, son cosas que usted cree y las dice como axiomas, como verdades que no necesitan demostración, pero los fraudes de 2006 y 2012, no los probaron, no pudieron probarlos y resulta cómico decir que en la elección que sí ganó su gallo, la del 2018, no fue porque no le hicieron fraude sino porque “despertó el pueblo”… ¡ah, qué chambones!, estábamos todos dormiditos.
Hay que aquilatar el valor de la palabra de doña Sheinbaum, porque si su palabra vale oro hasta le andamos creyendo. Viene al pelo recordar una escena en la que fue protagonista, el 9 de enero de 2006.
Acuérdese, en el debate televisado tres días antes, entre AMLO, Madrazo y Calderón, entonces candidatos a la presidencia, AMLO soltó que Calderón, siendo secretario de Energía en el gobierno de don Fox, había otorgado contratos por 2,500 millones a Diego Zavala, su cuñado. Calderón lo negó, AMLO ofreció llevar las evidencias a la casa de campaña de Calderón y efectivamente, el lunes siguiente, 9 de enero, llegaron al lugar Claudia Sheinbaum, en su calidad de vocera de AMLO en esa campaña, el Noroñas, Horacio Duarte, Jesús Ortega, senador y coordinador de la campaña de AMLO y otros.
Llegaron empujando un “diablito” en el que llevaban ocho cajas de archivo que contenían las pruebas contra Calderón, para dejarlas ahí. Ocho cajas. No esperaban que los fueran a recibir con Notario Público -Roberto Garzón Jiménez, el 242 del entonces D.F.-, para que diera fe de lo que les entregaban. Sorprendidos y de mala manera aceptaron el actuar del Notario. Los panistas que los recibieron en plena calle, les pidieron mostrar los contratos firmados por Calderón, Ortega respondió “traemos evidencias de irregularidades”, doña Sheinbaum pidió “respeto, por favor”; el Notario abrió caja por caja, se mostraron a la prensa ahí presente… estaban vacías, en algunas había folders vacíos, en otra un diagrama que en el debate ya había mostrado AMLO y nada más, nada. El Notario lo hizo constar en el instrumento notarial 29951. Cero documentos, cero evidencias, cero pruebas.
Brava doña Sheinbaum, ante el papelazo que estaban haciendo, encaró a César Nava, secretario general Adjunto del PAN, y le preguntó: “¿Qué no trabajabas tú también en Pemex cuando esto pasó?; el Nava le contestó que sí (y qué). Don Noroñas pidió el diablito y ¡abur!, sin responder a los reporteros.
Ahora y si gana la presidencia de la república, de 2024 a 2030, deberemos creer en lo que diga doña Sheinbaum, que se prestó a esa farsa de las cajas vacías que iban a dejar nomás sin imaginar que se las recibirían con Notario. Y créame, se necesita tener mucho valor para hacer algo así, además, tan burdo.
Debemos creer a doña Sheinbaum lo de los fraudes electorales del 2006 y el 2012; debemos creerle que la documentación sobre el gasto en las obras de los segundos pisos del Periférico, están auditadas; debemos creerle que no hubo negligencia de la delegación Tlalpan que presidía, en lo del Colegio Rébsamen, con 26 muertos, 19 de ellos niños; debemos creerle que siendo Jefa de Gobierno de la CdMx, tampoco hubo negligencia en la caída de un tramo de la Línea 12 del Metro, con otros 27 muertos y 80 heridos; debemos creerle que fue un acierto asignar la remodelación de la Línea 1 del metro a la empresa china “CRRC Zhuzhou Locomotive” (vetada en los EUA, por cierto), por lo que la CdMx pagará, durante 19 años, 37 mil 734 millones de pesos (y la empresa ya solicitó más presupuesto); debemos creerle que los procesos penales que impulsó desde la Jefatura de Gobierno de la CdMx, no han sido persecuciones políticas contra Mauricio Toledo, Sandra Cuevas, Christian von Roehrich, Santiago Taboada y Mauricio Tabe.
Y debemos seguir creyéndole, por qué la desconfianza.