Sr. López
En aquellos lejanos años 60 del siglo pasado, tía Jose (así, sin acento), de ninguna manera iba a aceptar que Jose Chica, su hija única, estaba un poco más embarazada de lo socialmente aceptado, sin previos trámites civiles ni religiosos, claro. Ni mencionaba el asunto aunque su hija llegaba a los eventos familiares con una panza de gemelos (y sí, fueron dos). Ya nacidos, les decía “niños”, jamás nietos y cuando aprendieron a hablar su primera palabra fue “abuelita”, por cortesía de Pepe, el más impresentable primo que tenerse pueda, que así enseñó a los “niños”. La familia reía.
La nación está muy atenta al proceso electoral del 2024… mmm… no es cierto, los que están muy atentos son los políticos, sus financistas, los medios de comunicación, los analistas y algunos gobiernos extranjeros junto con sus organizaciones no gubernamentales (no pocas financiadas por ellos); y también, sí, algunos integrantes del gallardo peladaje nacional, no se crea que muchedumbres pues para el tenochca estándar las próximas elecciones están todavía muy lejos y ahorita lo que importa es si el América liga su novena victoria al hilo… ya habrá tiempo de ir a la casilla y crayola en mano decidir el destino de la nación. Total.
Como sea, entre los que se ocupan del tema, se dice que si doña Sheinbaum va en cuete (en México nadie decimos cohete); que si doña Xóchitl está abandonada por los partidos del Frente opositor; que si en Morena se van a comer entre ellos por las candidaturas a los gobiernos de las nueve entidades en liza; que si Marcelo Ebrard deja Morena; que si el Presidente va a mangonear al país hasta el 2030 (cuando ya tendrá 77 años). ¡Vaya!, pero entre los entendidos, nadie o muy pocos, hablan de la vaca que está echada en la sala de la casa.
Y esa vaca echada frente a todos, de la que no se habla francamente, ni es motivo de alarma ni escándalo, es la influencia del crimen organizado en el proceso electoral completo, desde la designación de candidatos hasta la celebración de los comicios y la asunción de los cargos. Su influencia innegable en la designación de algunos candidatos es en el nivel municipal, cosa muy sabida, pero también se teme que ya apunten más arriba, a gobernadores, a alguno, así, en singular… y cero influencia en las candidaturas a presidencia de la república (todavía).
Los que dicen que saben, dicen que en México tenemos dos grandes problemas en nuestros procesos electorales: el financiamiento ilícito de campañas y la violencia político-electoral. Es cierto pero es más grave.
Tristemente, no pocas veces, para saber qué pasa en nuestra risueña patria, hay que recurrir a informes extranjeros, en particular a los que emite el gobierno de los EUA, hasta duele aceptarlo.
El 8 de marzo del año pasado, la Oficina de la Directora Nacional de Inteligencia de EUA, doña Avril Haines, publicó el reporte del año 2022 sobre las amenazas mundiales a la seguridad nacional de los Estados Unidos, denominado ‘Evaluación de Amenazas Alrededor del Mundo’.
No es asunto menor, ese reporte mundial se elabora con los informes de 16 agencias de inteligencia (espionaje) del gobierno de los EUA, que los usa para tomar decisiones sobre su seguridad nacional y su política exterior.
El reporte por supuesto, incluye a América Latina y el Caribe, sobre asuntos como migración, economía, el Covid (?) y sobre la influencia de Rusia que puede minar su influencia en la región. Sin embargo es de destacar que del país que más habla el dichoso informe es México.
No solo sabe el gobierno de los EUA sobre la peculiar presencia en Querétaro, de algunas decenas de rusos que mantiene nuestro gobierno, o al menos eso hizo la Secretaría de Gobernación cuando doña Sánchez Cordero la presidía, sino que nuestro Instituto Nacional de Migración informó en febrero del 2022, que entre 2018 y 2022, ingresaron a México 288,038 ciudadanos rusos. No, si de por sí siempre les ha gustado México a los de allá, de siempre…
Claro que lo que más preocupa al tío Sam, son nuestras organizaciones criminales y su creciente presencia en regiones cada vez más amplias del territorio mexicano, sus relaciones con la delincuencia de China para importar precursores con los que acá se fabrica el fentanilo y (redoble de tambores), su influencia en la vida política nacional, la de México.
El reporte se refiere a la influencia de las organizaciones criminales internacionales mexicanas (TCO por sus siglas en inglés), en la política de nuestro país y dice que: “(…) en algunas partes de México, las TCO utilizan miles de millones de dólares de las ganancias de la droga para intimidar a los políticos e influir en las elecciones (…)”.
Miles de millones de dólares es una exageración indefendible. No hacen falta miles de millones, de ninguna manera. Sí financian a algunos, claro, pero con mucho menos les compran el alma.
El idioma que hablan los criminales es otro con el que se sienten más cómodos y es más directo: el miedo. En las elecciones del 2018, fueron asesinados 152 políticos o participantes en campañas; en el 2021, fueron otros 102 homicidios de esos (datos de Consultora Etellekt). No se puede atenuar la gravedad de esto, sacando el porcentaje de asesinados, respecto del total de candidatos. Uno es suficiente para que la autoridad pusiera sus mejores oficios en el asunto hasta aclararlo… y que se sepa no hay uno solo de los sicarios ante la ley.
Por eso son escandalosas las declaraciones que hizo el Presidente el día después de los comicios del 2021: “el crimen organizado en general, bien (…) hubo muy pocos actos de violencia (…) se portaron mal pero no se pasaron de la raya”; y ya encarrerado, agregó que los delincuentes de “cuello blanco” se portaron peor que el crimen organizado.
Y más preocupa que hace tres días el Presidente haya descartado la injerencia del crimen organizado en los comicios del 2024. Negar, negar la realidad, seguirla negando hasta que todo reviente… aunque, claro, ya no a él. A la Presidenta que venga le toca arrear.