Sr. López
No sé en la casa de usted cuando era niño, pero en la de este menda, el que mandaba era el papá, sin duda. Era inútil pedir algún permiso a la mamá, siempre decía “pregúntale a tu papá”… y allá iba uno con el que mandaba, ni modo, repetía la petición y siempre contestaba: -¿Qué dijo tu mamá?… -uno respondía: -Que te preguntara… -y entonces, sin fallo, decía el ‘pater familias’, con su voz de mando: -A ver, voy a verla –de tarugo ordenaba nada en lo que antes no estuviera de acuerdo la señora de la casa. Él podía opinar y opinaba, sobre las cosas importantes como la guerra del Vietnam o la influencia perniciosa de la CIA en América Latina, pero lo demás, lo no importante, ella decidía y decidía bien: a qué la escuela iban los críos, adónde ir de vacaciones… y en qué se gastaba el dinero, porque cada quincena el papá le entregaba el sobre de su sueldo, completito… y alcanzaba para todo y hasta hacía ahorros la señora. Y la casa funcionaba, bien.
Sin entrar en las procelosas aguas del actual uso de la palabra “género” (desapareciendo “sexo”, resabio de la patriarcal biología), este su texto servidor está del todo de acuerdo con la igualdad de género, y acepta algunos de sus excesos, tal vez inevitables ante milenios de abusos del macho de la especie sobre la mujer. Igualdad ante la ley, igualdad de derechos, sin restricciones. Quede dicho.
En México este tema suele estar en hibernación pero en estos tiempos electorales ha tomado fuerza. Para los comicios del 2024, la autoridad electoral, el INE, legislando sin facultades y entrometiéndose en la organización interna de los partidos políticos, ha establecido que las nueve candidaturas a gobiernos estatales y jefatura de gobierno de la CdMx, deben ser, cinco para mujeres y cuatro para hombres. Ya impugnó ante el Trife un partido. Resulte lo que resulte, los demás institutos políticos en los hechos han aceptado esa norma.
Tiene su lógica esa distribución (5 mujeres y cuatro hombres), porque actualmente, de las 32 entidades federativas, hay 22 gobernadas por hombres y solo 10, por mujeres. Por lo que si se suman cinco mujeres, quedaría casi la mitad del país con gobernadoras. Suena bien pero falta ver qué pasa si en algunos estados compite mujer contra hombre y resulta que gana las elecciones el hombre: sí, no hay igualdad a rajatabla, se gana.
Lo que no resulta tan lógico es lo que declaró el mandadero del presidente López Obrador en Morena (le dicen presidente Nacional al Mario Delgado, pero la verdad es el recadero de Palacio), quien con su habitual talento, salió a explicar que en cinco estados, si la consulta favorece a un hombre, va a tener que declinar por la mujer que le siga en preferencia. Pregunta de mala fe: ¿para qué en esos cinco estados, ponen a competir mujeres contra hombres si de antemano está dispuesto que no puede ganar el hombre, aunque gane?… definidas las cinco entidades en que debe ser mujer la candidata, que no compitan hombres. Ha de ser que el INE lo sorprendió. Ya ni modo.
Así las cosas, Morena presenta fisuras y algunos aseguran que no son eso sino fracturas irreparables. Ahora con esta vacilada de “sí ganaste pero te toca perder”, a ver si no se les van a ir verdaderos líderes estatales… junto con sus electores, restando votos a doña Sheinbaum que no está como para desperdiciar ni uno: la derrota en las elecciones del 2021 en la capital nacional, donde era Jefa de Gobierno, son un anticipo de lo que puede sucederle a la señito en el plano nacional (y no habrá Monreal al que culpar). Y ya se llevó su probadita de lo fácil que es hacer política de pizarrón, con el Estadio Azul vacío. Allá ellos. A uno qué.
Sin embargo, resulta interesante reflexionar que la igualdad de género, al usar la palabra “género”, inadvertidamente se fusiona con el peculiar asunto de los géneros que atiende la igualdad de derechos y ante la ley, no solo de mujeres y hombres, sino que en rechazo del “binarismo de género”, reconoce unos cuantos más que también debe incluir la lucha por la igualdad, por ejemplo: lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, transexuales, travestis, intersexuales, ‘queer’, asexuales y ‘kink’.
De esta manera y por coherencia, se debe exigir al INE que asigne cuotas de candidaturas a hombres, mujeres y esos otros 10 géneros. Lo parejo es parejo. Deben otorgarse tres estados a cada género y en las elecciones presidenciales del 2030, se debe obligar a los partidos a nominar candidatos que no sean mujeres ni hombres, ¡acaparadores!, y por sorteo designar a qué género deberán sujetarse las siguientes candidaturas: un sexenio lesbianas, otro gays, otro bisexuales y así hasta el año 2090, cuando le volverá a tocar a un hombre y en el 2096 a otra mujer. Lo justo es justo. Si las autoridades nos están queriendo enseñar cómo hablar (el Conapred -Consejo Nacional para prevenir la Discriminación-, emitió para eso el documento: “10 recomendaciones para el uso no sexista del lenguaje”), más importante es esto, qué caray.
Y, pensándolo bien, el ejercicio riguroso de la igualdad, debe incluir en el reparto de candidaturas a puestos de elección popular, también y sin excusas a miembros de cada etnia india (que no es insulto, es su dignísimo nombre), y de la población negra (tampoco es grosería). Se sugiere una nueva ley electoral ‘tutti frutti’.
¿Le parecen exageraciones del tecladista?, pues sí, claro que lo son, pero el que acepta principios, acepta consecuencias y si de veras es como revelación divina eso de la igualdad de género, extrapolada más allá de la igualdad de derechos y ante la ley, llevándola al reparto obligado de candidaturas, pues, ahora nos aguantamos y apechugamos.
Repite este menda que en serio y sin restricciones mentales, respeta y considera elemental la igualdad de género. Pero si vamos a aceptar un igualitarismo a ultranza, entonces ya va siendo hora de arrasar con la discriminación de género deportiva, ese sexismo que presupone inferior a la mujer: ¡nada de árboles!… ¡futbol mixto!