Asco: La Feria

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Sr. López

Hace muchos años, este menda preguntó a la abuela Elena, la de Autlán de la Grana, Jalisco, si era cierto que en la familia (la paterna), no había mujeres golpeadas (por sus maridos, se entiende), porque oyó decir eso a la tía Margot que otro día le cuento por qué su esposo acabó en el hospital (muy grave), con una nalga completamente achicharrada (hasta el hueso) por una plancha de carbón (al rojo blanco) que ella le colocó en tan impropio lugar mientras dormía, otro día. La cosa es que la abuela contestó de bote pronto, tan tranquila: -No, no hay… bueno, si acaso, eran viudas, lueguito, lueguito -¡áchis!
Se solicita la lectura completa de esto, antes de que dé inicio a la música de viento respecto de la señora madre de su texto servidor. Le anticipo el tema: la plaga de crímenes de odio contra las mujeres es puro cuento (¿ya ve?, le estoy diciendo, tenga tantita paciencia).
No niega este menda -porque no babea el teclado-, que sí suceden crímenes contra mujeres, sino que sea una plaga y que esos crímenes obedezcan a que “se odia” a las mujeres.
Tampoco refuta la desventajosa situación que a lo largo de la historia, han padecido las mujeres frente a los hombres, ni se opone a ese ejemplar feminismo -enarbolado por mujeres y hombres cabales-, que ha logrado benéficos cambios, aún insuficientes, revirtiendo semejante injusticia, bregando contra tradiciones milenarias, antiguas religiones y costumbres muy arraigadas, cargando el fardo innecesario del feminismo fanático que queriéndolo o no, siembra otra injusticia: el odio al hombre por serlo.
Primero tratemos de dimensionar la cosa. Según el último Informe Demográfico de la ONU (2017-2023), en el mundo hay 7,800 millones de seres humanos; de ese total, son mujeres 3,861.5 millones. Muy bien.
La Iniciativa Spotlight de la Unión Europea (UE) y la ONU (“orientada a eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas”), “estima” (calcula, considera, aprecia, tasa), que el 35% de las mujeres del mundo y en “algunos países” el 70%, han sufrido “alguna vez” violencia física o sexual, así nomás, “estima”. Entre otras cosas, también “estima” que “alrededor del 70% de todas las víctimas de la trata de personas en el mundo son mujeres y niñas” (¡áchis!, sería de desear que nos dijeran cuántas son “las víctimas de la trata”, digo, para saber el tamaño de la barbaridad); así mismo, “estima” que “cerca de 120 millones de niñas”, han sido forzadas sexualmente; y “estima” que 200 mujeres han sido sometidas a mutilación genital.
No se ayuda la Spotlight. “Estimar” es muy impreciso, es calcular a ojo de buen cubero y si de provocar una sana reacción de repudio se trata, ya podrían gastarse algo de los más de 500 millones de dólares de que disponen, en recabar información dura. Así no espantan a nadie. Es útil saber de qué tamaño es el problema.
Y sí, ¿de qué tamaño es el problema de la violencia contra las mujeres? Poco dice eso de que se “estima” tal o cual porcentaje de mujeres que “alguna vez” han sufrido algún tipo de violencia o que son mujeres “alrededor” de tal otro porcentaje de un número indeterminado de personas sujetas a trata de personas. Hay que dimensionar esto, al menos, intentarlo.
El informe global sobre homicidio de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), publicado en julio de 2019 con cifras de 2017, coincide más o menos con el informe 2021 del Inegi en que se da noticia de que en el mundo -en el año 2021-, fueron asesinadas intencionalmente 81,100 mujeres de las que 45,416 fueron victimadas por miembros de la familia o sus parejas íntimas, crímenes que no tienen en principio, relación con otro tipo de delitos y podemos considerar, sin ganas de discutir, que son crímenes en razón de género, feminicidios.
Si en el mundo hay 3,861.5 millones de mujeres (3,861’500,000), y en 2021 hubo 45,416 feminicidios, entonces estamos frente al 0.0011% de asesinatos infames de mujeres. No se trata de minimizar sino de entender. Cada uno de los feminicidios, claro que cada uno, es una injustificable tragedia, merece repulsa, castigo y reflexión para educar bien a los hijos. Le repito: cada uno. Pero si se nos dice que los hombres estamos matando mujeres por ser mujeres, como si fuera el deporte del macho de la especie: no es cierto. Lo cierto, como de costumbre, es que la mayoría de las personas, se comportan (sin ser santos, eso no hay en esta vida), y su conducta se ciñe a lo generalmente aceptado. Por eso es noticia lo malo, ya le he comentado. Y sobre el número de maridos mandones y malmodientos, no hay manera de conseguir datos duros (¡ah!, la pedagógica tía Margot).
Ahora que si se trata de meter las cosas en su justa proporción, entérese que la misma Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, informa que en el año 2017 (no encontró el tecladista dato más reciente, pero este sirve), se cometieron en el mundo 464,000 homicidios intencionales… y que “la inmensa mayoría de los homicidios en todo el mundo se cometen contra hombres y niños (81%)”, y que de esos asesinatos de hombres, el 11% sucedieron en el “ámbito privado” (en sus casas).
De esta manera viene a resultar que ese 11% de hombres asesinados en el “ámbito privado”, son 41,342… cifra que resulta muy cercana a los 45,416 feminicidios, arriba señalados. ¿Las mujeres odian a los hombres, al menos tanto como los hombres a las mujeres? No. No se sostiene semejante aseveración. Hay hombres canallas y canallas mujeres, eso sí.
Declara la Iniciativa Spotlight de la UE-ONU, que para la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la misma ONU, son elementos esenciales el empoderamiento de las mujeres y las niñas, y la igualdad de género. ¡Ah!, igualdad de género. No es contra el odio a las mujeres, es parte de la agenda de una izquierda que se reinventó a la caída del Muro de Berlín y usa las justas causas de las mujeres en beneficio de sus intereses políticos y a costillas del erario. Otro abuso contra las mujeres. Dan asco.

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