Sr. López
Tío Fausto, de los de Autlán, fue un señor hecho a marro, dedicado a su rancho que solo tuvo hijas, nueve, una de ellas, esplendorosamente guapa y las otras, todas, más bien feítas. Contaba la abuela Elena que un día le fueron a pedir la mano de la más guapa y el tío dijo que no, que escogieran de las otras la que quisieran y la daba, pero la más guapa salía al final. Cosas de pueblo, cosas de antes.
Imagine que el día que Xóchitl Gálvez fue a Palacio Nacional a ejercer su derecho de réplica, en lugar de encontrarse las puertas cerradas, hubiera estado esperándola el coordinador de Comunicación Social de presidencia, Jesús Ramírez Cuevas, para acompañarla al Salón Tesorería, donde el Presidente le hubiera dado la bienvenida y antes de cederle el uso de la palabra, hubiera dicho que de antemano aceptaba que se equivocó al declarar que Xóchitl quería cancelar sus programas sociales. Le hubiera arrebatado el discurso a Xóchitl. Y también imagine que al terminar de ejercer su réplica, el Presidente la hubiera invitado a desayunar o a echarse un cafecito. Hubiera quedado como un caballero. Hubiera.
Imagínese que en lugar de dar la ‘primicia’ de que Claudio X. González había decidido que Xóchitl fuera la candidata presidencial de la mafia del poder económico y del poder político, hubiera declarado: “Ojalá sea cierto que la senadora Gálvez va a competir por la candidatura presidencial, la presencia de una mujer tan valiosa va a enriquecer la competencia”. Y que hubiera rematado: “En el 2018 la invité a integrarse con nosotros, pero no aceptó… es una persona de convicciones firmes y trayectoria ejemplar que yo respeto”. Imagínese.
Como estamos en la fantasía, tal vez se pueda afirmar que si hubiera recibido a Xóchitl en Palacio, la senadora ni siquiera hubiera cambiado su deseo de ser candidata a Jefa de Gobierno de la CdMx, para lanzarse en pos de la candidatura a la presidencia de la república. Es fantasía.
Lo que no es fantasía es la inclinación del tenochca simplex a estar del lado del débil. Por alguna razón nos gusta apostar por el que va en desventaja. Recuerde el extraño efecto electoral que tuvo el asesinato de Colosio: la gente se echó a votar masivamente a favor de su sustituto, el anticlimático y muy poco agraciado Ernesto Zedillo. Así somos y en esta ocasión parece que a la gente le picó la cresta el Presidente: la ataca, se burla de ella (“tamaaales, tamaaales”, no se olvida), la descalifica, la ningunea… y la fortalece. Lo que empezó como un arranque de la señora, ahora es una sólida opción electoral para arrebatarle la presidencia de la república a la 4T en junio de 2024, ya menos de un año.
El efecto X nomás no lo comprende el Presidente. Está acostumbrado desde que asumió la presidencia a que todo mundo se pliegue a sus decisiones y caprichos. Canceló por sus pistolas la construcción del aeropuerto de Texcoco y los empresarios, obsequiosos y asustados, dijeron “amén”, aunque, eso sí, cobrando peso sobre peso el daño que les hizo y encima, recibiendo otros contratos a modo de compensación en el Trenecito Maya y la refinería de Dos Locas. También canceló la construcción de la cervecera en Mexicali, de una empresa privada que la realizaba con su dinero y todos los permisos y licencias, y de nueva cuenta, “amén”.
Y le siguió el Presidente, ora cancelando suministros de laboratorios médicos, dejando sin el cuadro completo de vacunas a la niñez; ora concentrando todas las adquisiciones del gobierno federal en la Secretaría de Hacienda. Y también por sus calzones desapareció el Seguro Popular, arrebatando los derechos adquiridos de 52 millones de afiliados que iban a pasar al Insabi que nunca despegó y lo más que pudo según sus propios reportes, fue afilar a 34 millones, fracaso tan inocultable que mejor lo desapareció el Presidente para incorporar a toda esa masa al IMSS Bienestar, que tampoco ha conseguido afiliarlos ni otorgarles el servicio médico… y no pasó nada, ratificando al Presidente, el poder infinito de su palabra. Por mal que salgan las cosas, por obvios que sean los errores, se le obedece y se le aplaude. Y apareció Xóchitl, a la que no tenía por qué ver como una adversaria de su peso, a la que nada le advirtió que no la neutralizaría con su verbo todo terreno.
Y en menos de un mes, haciendo videos con su celular, dando declaraciones banqueteras a la prensa, la senadora se consolidó como el adversario a vencer por la 4T. Ayer en el noticiero “Por la Mañana” de Ciro Gómez Leyva, se presentó el director de la encuestadora, México Elige, Sergio Zaragoza, quien informó los resultados de su encuesta más reciente:
A la pregunta de ‘quién le gustaría que fuera candidato a la presidencia de la república del Frente Amplio por México’, Xóchitl Gálvez obtuvo el 51%, de las preferencias (38 puntos más que hace un mes); en segundo lugar Santiago Creel, con el 10.6% de votos; Enrique de la Madrid, 10%; Beatriz Paredes, 6% y Miguel Ángel Macera, 4%. Eso es arrollar. Eso no se lo esperaba nadie ni en el Frente, ni en Palacio Nacional.
También informó México Elige, sobre las preferencias entre la candidata del Presidente, Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez. Están en empate técnico (25% de votos por Sheinbaum; 23%, Xóchitl). Esto es un dato que debe haber hecho sonar las alarmas en Palacio Nacional: la candidata favorita del Presidente inició su promoción desde noviembre de 2021, con bardas y anuncios espectaculares por todo el país y giras semanales a los estados, y todo el apoyo presidencial, y ya la alcanzó Xóchitl que lleva menos de un mes promocionándose sin disponer de presupuesto ni aparato.
La esperanza desesperada de Palacio es que el fenómeno Xóchitl sea pasajero. Se equivocan. La señora es rabiosamente inteligente, ha dado muchas batallas en su vida y todas las ha ganado.
El Presidente tal vez debería reconsiderar si Claudia sigue de candidata. No lo hará, porque no concibe perder y por eso él mismo se pone en riesgo de perder. ¡Cierren las puertas!