Sr. López
Algo anda mal. Algo de plano, no checa. Hace unos días corrió como lumbre en los portales de noticias, el video de un infame que echó a un cazo lleno de aceite hirviendo a un perrito. Ignora este menda qué tiene en la cabeza quien comete semejante atrocidad.
Es inconcebible la crueldad de lastimar o matar a un ser sin maldad ninguna, sin culpa ninguna al que si se le trata con bondad, devuelve cariño incondicional. Quien maltrata o mata a un animalito, tiene algo torcido en la cabeza.
Ya está detenido el felón y será sometido a juicio. El delito lo cometió en el Estado de México donde la pena parece puede llegar a nueve años de prisión.
Pero algo anda mal, algo de plano, no checa. En este nuestro risueño país, usted puede matar un ser vivo del todo inocente, sin mayores consecuencias, a condición de que sea humano. No se alebreste, así es. Si alguien lastima a un animal, se va a la cárcel. Si alguien mata a un niño antes de nacer, le aplauden.
Lo que es más: si alguien hace abortar a una mujer sin su consentimiento, le tocan, máximo, seis años de cárcel (Código Penal Federal, CPF, artículo 330), y tenga presente, no se distraiga, que matar a un animalito en el Estado de México son nueve años de cárcel y en la CdMx, hasta diez, desde el 2 de febrero de este año. Y si con violencia se obligó a abortar a la mujer, hasta ocho años de prisión. Le digo, algo anda mal, algo de plano, no checa: asesinar un bebé a la fuerza tiene menor penalidad que matar a un animalito.
No pretende este su texto servidor, negar la maldad que significa torturar o matar a una mascota, ni propone despenalizarlo, no, claro que no, pero sí plantea el disparate contrario a la razón de que ante la ley sea más grave que matar a un bebé, a un feto (‘producto’ le dicen para atenuar el asunto), que también es un ser sin culpa ninguna y sin la protección de la ley desde septiembre de 2021 cuando la Suprema Corte, en una resolución “que obliga a todas y todos los jueces de México, tanto federales como locales”, declaró inconstitucional “criminalizar a la mujer que voluntariamente practique su aborto o a la persona que le hiciere abortar con el consentimiento”.
Y el ministro Zaldívar, entonces Presidente de la Corte, dijo que con ese fallo se inició “(…) una nueva ruta de libertad, de claridad, de dignidad y de respeto a todas las personas gestantes, pero sobre todo a las mujeres” (¡áchis!… que alguien le explique al ministro que solo las mujeres pueden ser gestantes).
O sea, matar a una mascota es una infamia castigada con cárcel, matar a un bebé, a un feto humano, es ruta de libertad, de claridad, de dignidad y de respeto. De veras, algo anda mal, algo está torcido. Al que capture una tortuga, hasta nueve años de cárcel (artículo 420 del CPF), al que abandone a un niño incapaz de cuidarse a sí mismo, cuatro años (artículo 335. Abandono de personas. CPF).
Las organizaciones dedicadas a la altruista labor de defender a los animales, ofrecen cifras de espanto y afirman que son al menos 10 mil denuncias anuales de semejante atrocidad. Sí, pero en la capital del país, según las cifras oficiales (http://ile.salud.cdmx.gob.mx/wp-content/uploads/ILE_WEB_abr_2023.pdf), desde abril de 2007, cuando se despenalizó el aborto, al 30 de abril de 2023, se han practicado en promedio 16,067 abortos por año, un total de 261,989 ‘productos’, bebés, fetos, seres humanos en una etapa de su existencia, han sido matados, que el aborto es matar, sin trapitos calientes. Y no tenemos cifras fiables de los abortos que se cometen en el resto de la república.
Y se apresura este menda, como siempre que trata este enojoso tema a decir con absoluta sinceridad que no juzga a nadie, a ninguna mujer que aborte, que cada caso es singular y no raramente trágico. Y uno no es nadie para juzgar personas, pero sí, hechos. Y el aborto es matar, matar al ser más indefenso y libre de culpa que se pueda imaginar.
Pero de que algo anda mal, anda mal. Sobre del escandaloso número de abortos, al día 29 de mayo de este año y desde el inicio de este gobierno, van 156 mil 35 homicidios dolosos, conforme al registro de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, según registros de las fiscalías estatales y la federal (en los sexenio completos de Peña Nieto, fueron 102 mil 594; con Calderón 80 mil 686; y con Fox, 44 mil 826); encima 112 mil personas no localizadas y 52 mil cuerpos sin identificar en las morgues del país. Algo de verdad, anda muy mal.
Tan mal, pero tan mal, que ayer el Presidente dijo estar de acuerdo con lo propuesto por madres buscadoras al Cártel Jalisco Nueva Generación, Sinaloa, del Golfo, del Noroeste, Zetas Vieja Escuela, los Salazar, Tijuana, de Ciudad Juárez, los Beltrán Leyva y la Familia Michoacana o Caballeros Templarios, invitando a esas organizaciones criminales a firmar el “Pacto Social para Prevenir y Erradicar la Desaparición de Personas en México y Fomentar la Paz”.
El Presidente de la república, dijo: “Yo estoy de acuerdo, ojalá y se lograra la paz, es lo que deseamos todos (…)”. El Titular del Poder Ejecutivo, de acuerdo en un pacto de ciudadanos con criminales. El Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, diciendo que “ojalá y se lograra la paz”.
Delia Icela Quiroa Flores Valdez, autora de la propuesta, dice en su texto que “los líderes e integrantes del narcotráfico son vistos como héroes del pueblo porque fueron de los pocos que se enfrentaron a los abusos de autoridad (…) necesitamos de su ayuda y colaboración (…) ustedes pueden contribuir a que esto pare, que pare la violencia para evitar que nuestros gobernantes sigan robando con ese pretexto y echándole la culpa a ustedes (…) Ustedes y nosotros tenemos algo en común, somos abusados por nuestro gobierno (…)”.
Esto respaldó el Presidente y agregó, porque no imagina que la sociedad y el tío Sam toman nota: “(…) no sólo debe ser una demanda de la autoridad, sino de los mismos integrantes de las bandas criminales”. Haberlo dicho antes. El arreglo era con los malos.