Sr. López
Como bien sabe usted, Pepe, el más impresentable primo que tenerse pueda, era un truhan, o sea, según el diccionario, un sinvergüenza, que vivía de engaños y estafas. Resulta que una vez se supo que iba a impartir unos cursos de algo a las empleadas de la Policía del entonces D.F. Toda la familia pensó que ahora sí iba a caer en prisión. Pero no. Le fue muy bien y este menda le preguntó cómo era eso posible: -¡Ah!, pues hice trampa… me porté bien -¡zaz!, para él eso era trampa.
Ayer, Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del Presidente de la república, desde Villa Tamulté de las Sabanas, Tabasco, en el evento ‘Fandango por la Lectura’, ante estudiantes de una secundaria técnica, aclaró: “(…) la única y auténtica verdad es que nuestro Presidente está muy bien (…) está guardadito, reposando (…)”. ¡Bendito sea el dios en que cada quien crea!
Así la cosa cambia, podríamos llamar a esto de “la única y auténtica verdad”, la Declaración de Tamulté. Y no se duda de la palabra de doña Beatriz. Faltaba más.
Agregó la señora que las personas que se dedican a difundir rumores falsos sobre el tema, mejor ocupen el tiempo en cosas productivas. Tiene razón. Y además, hizo bien en aclarar que se refiere a los rumores falsos, porque hay de los otros, los ciertos, que “rumor” es la “voz que corre entre el público” (como dice el diccionario).
La pregunta que uno se hace a veces es por qué en México hay tantos rumores en cuestiones de gobierno. Tal vez sea porque nos mienten mucho, nos ocultan más y hay poca información dura, monda y lironda, verdades de a puño.
Y no piense que se trata de que nos digan todo, que sin mentir bien podrían decir que no van a decir nada sobre algún asunto, en este caso la salud del Presidente, para no meter la pata y hasta que por ejemplo, el médico jefe del equipo tratante, lo considere oportuno. Y puestos a acallar tumores, ‘subir’ a las redes un video de celular, con el señor en su cama, en pijama (rasurado y peinadito, eso sí), agradeciendo los buenos deseos de la gente, como ha hecho antes.
La otra opción es… ni se imagina… decir la verdad: “El señor Presidente sufrió ayer un desmayo en Mérida y fue trasladado al Hospital Central Militar donde está siendo atendido, los médicos lo reportan estable; seguiremos informando”. Y ya. A volar los rumores. Pero no. A las 16:13 horas que esto es tecleado (ayer, claro), nada. Y ni rastro del Presidente.
Al revés, para alimentar los rumores, las declaraciones del Secretario de Gobernación, vienen al pelo. Ayer dijo en la mañanera: “No hay nada que ocultar, hemos dicho desde el primer momento cuál es la situación (…)”. ¡Áchis!, ahora resulta que todos los tenochcas simplex, somos una bola de babosos. No, señor Secretario. Desde el primer momento no nos han dicho cuál es la situación.
Para abrir boca, el mismo domingo, día del supuesto desmayo-infarto del Presidente y su traslado de emergencia a la CdMx, el vocero de la presidencia (¡el vocero de presidencia!), Jesús Ramírez Cuevas, informó que la gira no se había suspendido y que el mandatario seguía normalmente sus actividades en Mérida. Luego alguien subió a las redes, un tuitazo, supuestamente escrito por el propio Presidente, que no escribió él, porque él no escribe así ni así se expresa, diciendo: “Ni modo, amigas y amigos: salí positivo a COVID-19. No es grave. Mi corazón está al 100 y como tuve que suspender la gira, estoy en la Ciudad de México (…)”. O sea, lo oficial era que don Ramírez Cuevas, el amo de la simpatía, había mentido, por maloso o mal informado, pero no dijo la verdad siendo como es el vocero de la presidencia, debiendo ser lo que no es: una voz bien informada y su palabra, la de mayor confianza para los medios de comunicación.
Luego, el Secretario de Gobernación, en la mañanera del lunes, dijo que el Presidente gozaba de cabal salud (de cabal salud… o sea, listo para ir a ‘macanear’), y que su corazón estaba al cien; ¡y dale con hablar de su cardiaca situación!, qué no se saben aquello de que satisfacción no pedida, acusación manifiesta, de veras, parecen aficionados.
Y ayer, el Secretario de Gobernación añadió: “Desde luego que hay voces que se nutren de la desinformación (…) esos son los que tienen podrida el alma”. Mmm… no nos demos por aludidos por eso del ‘alma podrida’, total, al que le venga el saco… pero lo de que hay quienes se nutren de la desinformación, sí amerita una aclaración: somos 130 millones de alegres residentes de esta nuestra risueña patria, los que vivimos nadando en desinformación, haciendo cuadros de nado sincronizado… ¿y sabe por qué?, porque el gobierno no informa (y ahora menos, que ya tienen congelado el INAI).
Por eso vivimos interpretando en qué lugar sientan a alguien en los eventos presidenciales, quien habla y quien no, quien entra a Palacio, quien sale y como sale, alegre o desencajado. Y también por eso tienen el éxito que tienen los periodistas que cuentan con buenos chismosos, esas “fuentes bien informadas que piden el anonimato”, frase que a veces encubre que la información es inventada.
Y así resulta que el Presidente goza de cabal salud, que tiene algo como una gripe fuerte; que esta semana reaparece en su programa de variedades (la mañanera); que “mañana se reúne en Palacio con gobernadores”, como informó el gobernador de Sonora, don Durazo Montaño, pero al mismo tiempo, la Cancillería anunció que se pospone la Cumbre de América Latina que se iba a realizar dentro de once días, el 6 y 7 de mayo en Cancún, Quintana Roo, y aclaró al cancillería: “Esta decisión se da luego de conocerse el diagnóstico positivo de Covid-19 del Presidente de la República”. O sea, está tan bien y tan pronto se reincorporará a la chamba, que en Relaciones Exteriores les cancelaron el compromiso a los presidentes de Argentina, Belice, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Cuba, Granadinas, Honduras y Venezuela.
Pero está muy bien el señor y acuérdese que esa es la única y auténtica verdad, la de ellos, los dueños de la verdad.