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Para el octavo mes de embarazo Ángeles Anahí empezó a sentirse fatigada, con alteraciones respiratorias e hinchazón en sus extremidades, por lo que acudió a consulta médica y fue derivada al servicio de Urgencias del Hospital General de Zona (HGZ) No. 2, “5 de Mayo”, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, donde un equipo multidisciplinario le diagnosticó Preeclampsia una alteración de la presión arterial asociada con el embarazo que comprometía su salud y la de su bebé.
“La paciente llegó con la presión arterial elevada y otros síntomas asociados con preeclampsia por lo que por protocolo la estabilizamos y comenzamos a estudiarla para poder darle el mejor tratamiento posible, su bebé tenía 33 semanas de gestación, es decir ocho meses; fue en ese momento que nos percatamos que se encontraba una masa tumoral con el producto de dimensiones bastante considerables”, señaló José Rafael Vargas López, ginecólogo adscrito al HGZ No. 2.Pese a los esfuerzos de los médicos por controlar la presión de Ángeles Anahí, su sintomatología continuó agravándose, por lo que se tomó la decisión médica de adelantar el nacimiento de su bebé por medio de la realización de una cesárea, para evitar que desarrollara eclampsia, lo que le hubiera generado convulsiones, hemorragias, ruptura de membranas y otras alteraciones que podrían haber puesto su vida y la de su bebé en riesgo.
“Realizamos en la paciente una cesárea de urgencia. Si bien su bebé estaba en una etapa prematura, ayudamos a su maduración fetal aplicando medicamentos.
Por lo general, los recién nacidos prematuros suelen requerir cuidados intensivos neonatales, pero su bebé no lo necesitó; aunque su peso fue de 1.8 kilos, reaccionó muy bien sin mayores cuidados médicos”, amplió el doctor.
Una vez que la cesárea de emergencia concluyó el equipo médico multidisciplinario del IMSS resecó completamente el ovario y la trompa de Falopio del lado izquierdo, los cuales estaban completamente cubiertos por la tumoración que midió 35 por 25 centímetros, misma que ocupaba una gran parte de la cavidad corporal de Ángeles Anahí e impedía el crecimiento de su bebé.
A mediados del mes de enero, Ángeles Anahí originaria de Tuxtla Gutiérrez y habitante de la colonia La Fortuna, comenzó un tratamiento para combatir las alteraciones que el síndrome de ovario poliquístico le provocaba a sus 21 años.
“Yo tenía ovario poliquístico y por este síndrome yo no menstruaba regularmente, pasaba largos periodos sin sangrado, en abril me enteré que ya tenía cuatro meses de embarazo, al principio me sentí feliz porque había escuchado que las mujeres con esta enfermedad no pueden tener hijos, entonces gracias a que tengo seguro, por el trabajo de mi esposo, empecé a acudir a consulta médica y todo mi control prenatal iba muy bien”, comentó Ángeles Anahí.
“Si no hubiera estado embarazada no habría sabido que tenía un tumor que apretaba a mi bebé, a mí no me gustaba ir al doctor, si me sentía mal me aguantaba.
Pero gracias a que los doctores actuaron de esa manera y me checaron todo lo que tenía, mi bebé nació sana, no necesitó incubadora.
Doy gracias a los médicos que me atendieron, ayudan mucho, salvan vidas, admiro su trabajo, ahora entiendo por que se preocupan tanto”, finalizó la derechohabiente.