Dosis de 500: Galimatías

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Ernesto Gómez Pananá

Nuestra joven nación puede ser solidaria, trabajadora o apasionada pero está también llena de pendientes y problemas -enfermedades sociales- que la aquejan: desempleo, inseguridad y delincuencia, inflación, dispersión poblacional, insuficiencia y baja calidad de los servicios de salud.

Desde inicios de sexenio, el presidente compartió su intención de transformar la calidad de los servicios de salud públicos que ofrece el gobierno: vamos a tener un sistema de salud como el de Dinamarca, expresó.

Los anhelos y las nobles intenciones del primer mandatario son indudablemente favorables para curar a este paciente -nuestro sistema de salud-, pero son también insuficientes: el padecimiento es complejo, crónico y multifactorial y por lo mismo, la cura no se logra en tres días ni en siete -como si pasa con un antibiótico o un antiinflamatorio-, y tristemente tampoco en un sexenio: hacen falta una profunda cirugía para la que quinientos médicos cubanos no bastan. Argumento:

El anuncio de la llegada a México de una legión de quinientos galenos provenientes de La Habana ha causado polémica y tempestades: quienes se oponen a la medida, en muchos casos jóvenes médicos, -mujeres y hombres recién egresados solicitan ser contratados primero ellos, profesionistas mexicanos y puedo pensar que tienen razón, el problema es que, como en muchos otros casos, el magisterio por ejemplo, la contratación como docente en una escuela pública, implica que al menos por un tiempo, los maestros tengan que ejercer su oficio en la Montaña de Guerrero, en alguna comunidad de la Selva Lacandona o en la Sierra Rarámuri en Chihuahua. El reto es generar los incentivos -salariales, profesionales- que permitan que un médico decida no regresar a una gran ciudad a instalar un consultorio y combinar su labor como médico en alguna institución pública con su consulta privada. Vaya reto.

Pero cuáles son las razones por las que se sabe que docenas, cientos de plazas para personal médico permanecen vacantes durante años. La razón son solo los bajos salarios.

El problema, como argumenté arriba, es crónico y complejo. Al poco atractivo salario que se ofrece para ir como médico al Hospital del IMSS en Guadalupe Tepeyac, pueden agregársele dos cosas: la insuficiencia de equipo e insumos médicos para que un médico de alta especialidad cumpla con su labor y además, paradójica y asombrosamente, una insuficiencia de pacientes para sostener la presencia de un médico de ese nivel en sitios remotos con poca concentración poblacional. Pongo un ejemplo rústico para intentar ser más claro:

Un Mac Donald’s en CdMx tiene más demanda que uno en la ciudad de Colima o en Campeche, por ende necesita menos personal y menos mesas, y si en una ocasión, un cliente tiene antojo de una hamburguesa de Shake Shack -no serán mucho porque no tanta gente las conoce ni puede pagarlas- viajará a la Ciudad de Mexico para comerla. Así con los médicos, las enfermedades y los pacientes. El reto es más bien una cadena eficiente que permita una movilidad oportuna y gradual ante la complejidad de un paciente. Que la burocracia, la maldita burocracia no lo mate.

Simplificando: el problema no es si vienen o no 500 médicos cubanos contratados por México. Esa es una decisión política de connotación más bien simbólica: lo único deseable es que les paguen dignamente, que cumplan con los requisitos que la ley señala para ejercer la profesión y que desempeñen su labor con profesionalismo. 

El problema es el paciente y la llegada de 500 profesionistas antillanos no le curará de sus males, sus males son más complejos y profundos, y tomará más tiempo estabilizarlo y lograr un mejor pronóstico de vida saludable. Hacen falta doctores, equipos, insumos, medicamentos. Hace falta una red de instalaciones médicas que supere el paradigma del tercer nivel, la alta especialidad y la cura, y se centre en la medicina preventiva y el primer nivel de atención. Debiera ser más barato -y en algún sentido es el modelo noruego- fomentar el deporte y la alimentación sana previniendo así millones de diabéticos o hipertensos, que tener que atenderles cuando ya la enfermedad está avanzada. Más acción preventiva a gran escala es la mejor medicina.

Oximoronas 1. 

Este fin de semana, los ochenteros -cincuentones o casi-, recordaremos nuestra época de secundaria con el estreno de “Top Gun – Maverick”: treinta y cinco años después del estreno original, Tom Cruise vuelve a la academia de pilotos, cargado de adrenalina y música que enchina la piel. No cabe duda, contar historias es un acto de magia.

Oximoronas 2.

Escribo esta columna en la terminal 2 del aeropuerto de la Ciudad de Mexico mientras espero abordar un vuelo de regreso a Tuxtla. De mi estancia aquí estos días retomo cuatro cosas: 1) la certeza de que este aeropuerto está sobrepasado. Urge que el AIFA realmente funcione 2) La CdMx es una ciudad efervescente, estimulante, retadora, con notable conectividad wifi gratuita y cada vez más ciclistas recorriendo sus avenidas, qué alegría. Con sus gobiernos, contra ellos y a pesar de ellos, esta ciudad es una maravilla 3) Gracias a mi familia, Cheque, Susy, Colota, CB, Blancolla. Los espero en G32.

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