Sr. López
Para la abuela Elena, la de Autlán de la Grana, Jalisco, el Día de la Madre era “una vacilada para que los malos hijos se sientan buenos y las malas madres, mamás”; era deslenguada aunque hay que comprender que para ella, tal celebración no era más que una “puntada” del Excélsior, y era cierto, fue su fundador y director, Rafael Alducin, el que trajo la idea de los EUA en 1922 (y el secretario de Educación, José Vasconcelos nada más se agregó a la idea, que no fue de él).
Como sea, ayer se celebró el Día de la Madre y el Presidente dedicó su conferencia de prensa madrugadora a ellas y dijo:“Antes que nada nuestras más sinceras, afectuosas, cariñosas felicitaciones a las mamás, a las que están en nuestro país, en el extranjero, a las que todavía nos acompañan, a las que se nos adelantaron, pero las recordamos con mucho afecto. A las que están sufriendo por sus hijos o por sus desaparecidos, a las que están enfermas o preocupadas por sus enfermos, a las mujeres humildes, a las mamás trabajadoras”.
Sus admiradores, deben pensar que le salió redondo… “sinceras, afectuosas, cariñosas, mucho afecto”, a más de ampliar la felicitación a las que viven aquí o fuera, junto con “las que se nos adelantaron”. Y tan le salió bien -han de pensar-, que incluyó a las madres humildes, trabajadoras, enfermas, sin olvidar a las que sufren por sus enfermos o desaparecidos. Ahí tuerce la puerca el rabo.
No son ganas de moler, pero hubiera sido mejor nada más decir “las que sufren por sus hijos”, sin especificar “por sus desaparecidos” y “preocupadas por sus enfermos”, pues eso queda corto ante el sufrimiento de muchas miles de madres de asesinados, secuestrados, violadas, golpeadas, acosadas y en general de las que sufren abusos como el pago de salarios inferiores por ser mujeres, incluidas por supuesto, las presas que crían a sus hijos en las cárceles.
Dirá usted que no era el momento para hablar de tanto horror y lleva razón, es cierto. Entonces nada más se felicita a las madres y sanseacabó, sin aludir a ninguna de las que sufren por algo, pero al hacer mención a las penas y torturas de algunas (muchísimas) madres, en lugar de parecer sensible y empático, lejos de conseguir que lo creamos identificado con tanto sufrimiento muchas veces evitable, mostró una aparente amnesia selectiva.
¿De veras le preocupan las madres que sufren por sus hijos enfermos?… bueno, ayer era el día para anunciar que había girado terminantes instrucciones al Secretario de Hacienda para obtener la autorización de la Cámara de Diputados a fin de que del inmenso presupuesto de las obras de infraestructura de su gobierno (terminación del aeropuerto Felipe Ángeles, tren maya, refinería de Dos Bocas, el corredor del Istmo de Tehuantepec), se redujera la cantidad necesaria para asegurar la disponibilidad inmediata de recursos a todos los hospitales dedicados a la niñez y el tratamiento de todos los niños con cáncer.
También pudo anunciar ayer que la noche anterior había ordenado de manera perentoria que de los 445 mil 520 millones de pesos destinados este año a sus programas sociales, se reasignara el dinero necesario para los centros de desarrollo infantil, las escuelas de tiempo completo y sus comedores, restableciendo los 26 programas de apoyo a mujeres que ordenó cancelar en 2020 (entre ellos, los albergues para mujeres que sufren violencia y particularmente el apoyo a Casas de la Mujer Indígena, refugios en donde se daba asilo a indígenas víctimas de violencia familiar o sin dinero para atender problemas de salud), devolviendo el presupuesto que les redujo a otros 38 programas desde 2021. Obras son amores y no felicitaciones.
No se desdeña la mención presidencial sobre los hijos desaparecidos, pero queda en el ambiente la sospecha de que sabía de antemano que habría varias marchas de protesta de madres buscadoras, esas indómitas mujeres que no se comprende cómo pueden soportar esa brutal tragedia sin rendirse, sin acobardarse por las amenazas de muerte que reciben por insistir en encontrar a los suyos y que a alguna ha costado la vida: ellas siguen buscando, años y años, impulsadas no por el odio a sus captores, explotadores o asesinos, sino por el infinito amor que mantiene vivo su naturaleza de mujeres, buenas mujeres.
También debe decirse que los desaparecidos, no son desaparecidos por el gobierno, tal vez haya algunos atribuibles a alguna persona que trabaje en el gobierno, pero en México no hay desapariciones ordenadas por la autoridad. Igual no son pocos, sin tampoco ser mayoría, los que voluntariamente se alejan de sus familias. De acuerdo. Pero así y todo, México según la ONU, es el país con mayor número de madres de desaparecidos que rondan los cien mil, más 52 mil cadáveres sin identificar (a sumar a los más de cien mil asesinados… tanta atrocidad no es normal).
Lo que sí toca al gobierno es encontrarlos. Que es difícil es cierto. Que a veces será imposible, también (dos millones de kilómetros cuadrados de territorio dan para muchas tumbas anónimas). Pero así como los gobernantes al tomar sus cargos reciben sus sueldos, prestaciones, beneficios, canonjías y prebendas, también deben asumir sus responsabilidades sin taimados cálculos políticos y mucho menos, evadiendo los asuntos sucedidos previo a su encargo. No.
México tiene desde el sexenio anterior una Comisión Nacional de Búsqueda, dependiente de la Secretaría de Gobernación, y… ¿qué cree?… según el Comité contra la Desaparición Forzada de la Organización de las Naciones Unidas, es preocupante que el presupuesto anual que el Gobierno de México destina a la búsqueda de personas para su operación ha tenido una reducción, al bajar el 29 por ciento en 2020 y el 12 por ciento en 2021. Pero por supuesto nuestro Presidente ha desmentido tal afirmación. Es que los conservadores… ya sabe.
Y muy apropiado para la ocasión, ayer al final de la conferencia matutina presidencial se ofreció el show musical del grupo ‘Veracruz me llena de orgullo’… ¡bamba, bamba!